Capítulo 17

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Erick

-Solo será un rato, hace mucho Sol y no quiero que mi piel de porcelana se maltrate. -Los gestos que hace con la mano definitivamente me sacan una sonrisa y lo agradezco porque la última semana he sido algo así como un muerto viviente.

-¿Te espero acá?

-No, tú vas a venir conmigo, estás muy pálido y ojeroso, tú si que necesitas mucha vitamina D, cariño.

-Está bien pero solo un rato corto, estoy cansado. -Aunque mi cuerpo solo pide estar acostado encima de la cama, se que no es justo que pase sus vacaciones haciendo un papel de psicólogo solo porque yo soy incapaz de superar a Joel.

-Dale...vamos.

No me coloco bañador esta vez, llevo un short deportivo y cómodo que puedo usar para el agua sin problema alguno y una camiseta de Bob Esponja que me queda gigante pero la amo. Al poner el primer pie afuera de mi habitación, siento como se va arremolinando un nerviosismo alrededor de mi estómago, ese típico saltito que se crea cuando sabes que puede suceder algo que no estás preparado para soportar pero al mismo tiempo deseas que pase. Miro a ambos lados de la puerta para asegurarme de que no hay nadie y casi pierdo el equilibrio cuando lo veo, él aún no se ha dado cuenta, viene con su amigo que es quien habla y al parecer también van a la piscina.

-Chris...creo que mejor me quedo.

Hablo bajito dando un paso atrás, refugiándome nuevamente en la habitación pero como las cosas nunca me salen bien, ese chico que estuvo presente aquel día, me ve. Sus ojos se abren de golpe y no paso por alto como llama la atención de Joel con un gesto de su codo y es en ese instante en el que pierdo hasta la capacidad de respirar. No puedo quitar mi mirada de la suya, no podría hacerlo ni aunque quisiera porque todas estas horas a lo largo de la semana, han sido crueles recordatorios de cada segundo sin verlo y aunque mi corazón comienza una carrera a todo galope dentro de mi pecho, aunque las piernas flaquean hasta casi hacerme caer y la mente se me nubla recreando una y otra vez lo que hicimos en su habitación, mantengo mis ojos pegados a los suyos.

-Er...-Mi mejor amigo se acerca a mí tratando de controlar lo que sea que estoy haciendo pero no es hasta que esos dos se detenienen frente a nosotros, que me percato del temblor absoluto que me recorre el cuerpo.

-Hola Erick, soy Zabdiel. ¿Me recuerdas? -Cierto...ese era su nombre, deslizo mis ojos hacia su rostro con lentitud, sintiendo la pesada mirada que me otorga Joel pero su amigo no tiene la culpa de mi incapacidad para controlarme, así que trato de ser cordial, a fin de cuentas su rostro es amigable, como él.

-Hola...yo...si... recuerdo.

-¿No me presentas a tu amigo? -No evito el respingo que pega mi cuerpo al escucharlo, no me esperaba eso y mucho menos la mirada...¿Boba? Que le regala a Chris pero no quiero ser maleducado.

-Si...si...es Christopher, mi mejor amigo. Vino a pasar un tiempo conmigo. -Hablo nervioso a más no poder porque a pesar de que Chris está sonriendo en dirección de Zabdiel, Joel no ha quitado sus penetrantes ojos de mí.

-Hola Christopher, amigo de Erick. ¿Por qué no te había visto antes? -Menciona el más alto con evidente interés y estoy a punto de responder cuando alguien se adelanta.

-Porque pasa el día metido en la habitación de Erick haciendo sabrá Dios que cosas. -No es necesario que lo mire para saber que está enojado, el tono de su voz lo delata y todos los presentes lo han notado. Me siento tan humillado, tan jodidamente pequeño en este momento que solo atino a bajar la cabeza y dar un paso atrás para esconderme en la habitación de la cual no quiero ni debí salir.

-Erick no. -Es Chris quien toma mi brazo para arrastrarme tras él sin posibilidad de reproche pero lo que hace a continuación me deja sin palabras. -Paso metido en su habitación porque soy su jodido mejor amigo y vine a estar con él. No es mi culpa que tu incapacidad para darte cuenta de lo mucho que haces daño al abrir la boca, te tenga así de idiota. Si no hubieses sido tú quien se cogió a Erick para después hacer como que no existe en esta casa, entonces él no estaría encerrado como un jodido pájaro y yo tal vez habría conocido a Zabdiel antes. Así que sería bueno que uses el cerebro si es que tienes para que entiendas de una jodida vez que acá el problema no es Erick, el problema es que el orgullo idiota que tienes te hace actuar como un cavérnicola. - Se gira hacia el costado y cambia radicalmente el tono para dirigirse al otro chico. -Lo siento Zabdiel, me habría gustado charlar más contigo pero no quiero que mi bebé respire el aire contaminado que hay acá.

Y sin nada más que agregar y sin esperar algún reproche ajeno, me dirigió hacia la piscina sin detener sus pasos, lo conocía demasiado para saber que quería gritar de frustración y rabia pero no lo hizo, cosa que agradecí en silencio porque yo estaba demasiado sumido en mi propia miseria como para escuchar un grito de Chris. Al llegar a la zona de la pileta, por fin me liberó de su agarre y sin mediar palabra, se lanzó al agua, no me hizo falta saber que los segundos largos que pasó sumergido antes de volver a la superficie, fueron su manera de liberar aquello que estuvo conteniendo.

-Chris. -Llamé despacio, algo confundido con la presencia impensada que se acercaba a nosotros.

-Estoy bien, Er, solo ven al agua, está rica.

-No...eso no. -Hice una seña lo más discreta posible para que dirigiera su mirada hacia el amigo de Joel que se aproximaba con rostro serio, Christopher abrió los ojos en grande ante la sorpresa pero rápidamente se puso en alerta, listo para atacar si fuese necesario.

-Tranquilo, vengo en son de paz. -Zabdiel habló antes de que pudiéramos hacer algo y aunque yo estaba muy avergonzado, esperé a que siguiera lo que sea que vino a decir. -Lamento que haya sucedido eso, Joel tiene una incapacidad para cerrar la boca cuando algo lo molesta. -Miraba a Chris al hablar pero sabía que sus palabras eran para mí, al final siempre yo era el blanco de las frases desagradables que ese idiota expulsaba por su hocico como lava ardiente.

-No se si debo confiar en que solo vienes en son de paz pero estamos de acuerdo en que tu amiguito es un reverendo imbécil insensible. -Fue Chris quien respondió y se acercó al borde de la piscina donde yo me había sentado para colar los pies en el agua, Zabdiel se sentó a mi lado copiando mi gesto y aunque era sumamente extraño el estar acá los tres, me atreví a hablar.

-No es tu culpa, no tienes que disculparte por algo que no hiciste tú. -Él me miró por más segundos de los necesarios, haciendo que me removiera incómodo en mi lugar, sentía que me estaba haciendo una completa radiografía sin embargo no esperé lo que pasó después.

-Conozco a Joel desde que somos unos niños, crecimos juntos y casi puedo asegurar que soy la persona que mejor lo conoce, por eso me disculpo en su nombre. Se que es un chico difícil de llevar, tiene algunos fantasmas que le impiden ser abierto y agradable en muchas ocasiones pero una vez que te toma aprecio, es capaz de hacer todo por tí. Joel no es gay, nunca lo fue y a decir verdad, tampoco creo que lo sea abiertamente en un futuro y se que esto no es de mi incumbencia pero soy su mejor amigo y me contó lo que pasó.

-¿Có...cómo? -Mis labios temblaron ante sus palabras, no quería saber la clase de burla que fui para él, lo mucho que debe haberse reido de mí mientras le decía a su amigo, no podía soportar una humillación más.

-Joel nunca antes se ha enamorado, ha tenido muchos tonteos en la vida con toda clase de chicas pero puedo asegurar que jamás se ha involucrado emocionalmente con ninguna, es por eso que todo esto contigo, lo tiene... más idiota de lo común.

-¿Qué dices? -Yo no entendía absolutamente nada de lo que estaba diciendo, no entendía que hacía acá sentado hablando cosas de las  que no quería saber.

-No soy yo quien debería decir esto pero viendo como te trató y como reaccionaste tú, todo me queda mucho más claro que antes. No voy a pedirte que perdones sus palabras ni tampoco que lo veas como un ángel porque se que es imposible pero si sientes lo que creo que sientes...dale tiempo a que él mismo se aclare. Para tí es muy difícil, supongo porque eres el blanco de sus dardos venenosos pero él acaba de descubrir que por primera vez ha entregado más que el cuerpo y lo hizo con un hombre, asumir que está enamorado de tí es el doble de difícil porque ha tenido que enfrentar a dos miedos, el de la sexualidad y el del amor que no creía ser capaz de sentir y tú, pequeño Erick, creo que lo sabes porque ahora mismo estás llorando.

Walls ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora