Capítulo. 32

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𝕵𝖔𝖊𝖑

Levantarme de la cama me toma cada día más trabajo, intento con todas mis fuerzas ignorar el vacío absoluto que hay en mi pecho pero no encuentro la forma de apagar el dolor que me acompaña desde que se fue. Los tres meses que han pasado, sin duda alguna solo han servido para recordar lo estúpido que fui y lo mucho que merezco estar viviendo en mi propia mierda porque si de algo no puedo quejarme, es de que realmente merezco ser infeliz. Fui yo quien traicionó a Erick, fui yo quien amaneció en una cama ajena sin tener idea de como llegué ahí.

La convivencia en casa había sido muy difícil, papá y Daysi se mostraron completamente destrozados cuando supieron que mi pequeño se marchó y fue demasiado doloroso aceptar para ambos que fui yo quien provocó su huida sin embargo y muy en contradicción con lo que pensé que pasaría, mi ex suegra se portó increíble conmigo, fue papá quien perdió los papeles una noche y me gritó de todo lo que me merecía escuchar pero de eso había pasado tiempo y ahora ambos si bien no estan orgullosos del error que cometí, al menos intentaban animarme día y noche, cosa que agradecía de la misma forma en que odiaba porque me hacía sentir vulnerable e indefenso.

Lo peor vino cuando supe que Erick me había superado, cuando aquel día gris y frío en que volví a buscarlo, Christopher me desgarró vivo con una verdad dolorosa y fue ahí donde entendí que no podía hacer más, que Erick había elegido a otra persona y se había olvidado de mí. ¿Y cómo podía yo culparlo? ¿Cómo podía intentar recuperarlo si era feliz en otros brazos? ¿Cómo podía pretender que volviera a mí cuando yo fui quien lo lastimó primero? Ese viaje fue horrible y recuerdo que lloré todo el camino de vuelta, lloré cuando papá fue a buscarme al aeropuerto con Daysi a su lado, lloré cuando realicé que ya no tenía nada más que hacer, lo había perdido, yo... había perdido.

Después de ese día nada fue lo mismo, les pedí que no mencionaran a Erick cuando yo estuviera presente, no les dije el motivo, no me correspodía a mí hacerlo y además también sabía que Daysi estaba preocupada por su propio hijo. Ya nada es lo mismo, nada será igual y las noches de dolor a veces las paso en la que fue su habitación, acostado en su cama mientras los recuerdos de su cuerpo desnudo junto al mío van taladrando sin remordimiento lo inexistente de mi alma porque si de algo estoy seguro es de que con su partida, Erick se llevó todo de mí.

Me gustaría decir que he mejorado, que ya no me duele tanto o que he sido capaz de salir adelante, me gustaría decir orgullosamente que yo también lo he superado y que ahora vivo en paz porque a pesar de mi error, intenté arreglarlo pero sería un mentiroso de primera categoría, sería el primer escalafón en la lista de personas que viven en una vil farsa porque yo no he podido ni siquiera despegar solo un poco de su presencia en mi mente. Nada de lo que hago, es lo suficientemente importante como para que intente continuar sin sentirme miserable, ni el trabajo ha podido hacerme desconectar del caos interno que hay en mí, abosolutamente nada puede derribar las barreras del vacío profundo que Erick dejó en mi pecho.

Observo el anillo en mi dedo y sonrío sin ánimos de ningún tipo, más bien es un jadeo sarcástico que me recuerda cuan solo estoy. Ese anillo es el recuerdo físico de todo lo que he perdido porque demuestra cuanto pude tener en mi vida sin embargo fui un idiota y le dí el motivo justo para marcharse. De pronto las lágrimas comenzaron otra vez, las crueles gotas saladas escurrieron de mis ojos sin pedir permiso y ahí estaba otra vez sintiendo la miseria que yo mismo había provocado.

Arrastré mi cuerpo a la ducha y procuré limpiarme bien mientras el agua me recorría, no era un secreto que hasta las ganas de bañarme habían desaparecido de mí pero necesitaba despejarme, había pasado una noche horrible y que papá y Daysi estuvieran extraños, no había ayudado en nada. Pregunté que pasaba porque sus semblantes lucían preocupados pero ninguno me dió el motivo y no profundicé en buscar respuesta, bastante mierda me sentía conmigo mismo.

Cuando la ducha logró animarme un poco, me sequé con una toalla y elegí ropa cómoda, mi estómago rugía de hambre recordándome que no había probado bocado en tantísimas horas, tenía que comer o podría enfermar si es que no lo estaba ya. Caminé hasta la cocina y algo llamó mi atención, Rita preparaba lo que parecía ser un almuerzo y era extraño, no esperábamos a nadie, no al menos que yo supiera pero definitivamente no era muy normal ya que mi papá y Daysi por lo general, no almorzaban en casa.

-Hola Rita. ¿Esperamos visitas?

-Buenos días, niño Joel. La señora Daysi me pidió que cocinara el almuerzo, no se quien va a venir pero ella y tu padre salieron hace un rato.

-¿A dónde? -Cuestioné curioso, si habían montado una fiesta sin avisarme, yo no quería estar presente, lo último que necesitaba era estar rodeado de personas que no me interesan.

-No lo se, no dijeron pero no deben tardar mucho porque si comunicaron que regresarían a almorzar.

-Ya...bueno, entonces...¿Crees que puedas servirme un poco de eso que haces? Estoy realmente hambriento. -Traté de sonreir pero se que solo logré una mueca difusa, ella me observó unos segundos y parecía compadecerse de mí, la entendía, se que debía lucir como una completa mierda.

-Claro que si. Hay un asado de vegetales que ya está listo. Voy a servirte un poco de eso, así que puedes sentarte acá mismo.

Esta vez si sonreí de verdad, no era una gran sonrisa pero era sincera y entonces tomé asiento en la mesa de la cocina. Esperé paciente a que llenara un plato y disfruté gustoso del olor magnífico que desprendía la comida. Tenía mucha hambre y estaba muy débil, así que prácticamente devoré todo en pocos minutos mientras que Rita continuaba con los preparativos. Una vez que estuve satisfecho, llevé el plato al lavadero y me serví un poco de agua, agradecí por la buena comida y me dispuse a retirarme una vez más a mi habitación.

Casi estoy terminando de subir las escaleras cuando la puerta principal se abre dando paso a mi padre que trae dos maletas a cuestas. Detengo mis pasos porque me resulta extraño y mi corazón se desboca cuando una idea absurda me recorre, se que no va a volver nunca pero me quedo quieto esperando. Daysi viene detrás envolviendo un pequeño cuerpo y mi mundo entero colapsa cuando lo puedo ver. Mis ojos se empañan sin permitirme parpadear y tengo que boquear por aire para poder respirar. Me dejo caer en el escalón en el que antes estaba de pie y todo pasa en cámara lenta cuando alza sus ojos.

No soy capaz de alejar mi mirada de la suya y siento que voy a morirme si no lo tomo en mis brazos sin embargo no me nuevo, no puedo, estoy estático y solo puedo mirar como fija sus ojos en mí. No tengo idea de que pasó con nuestros padres, ni siquiera soy capaz de escuchar nada además de mi propia respiración irregular pero él me sostiene la mirada de la misma forma y es ahí donde comprendo que tal vez, solo tal vez... ambos estamos sufriendo lo mismo pero hay algo que roba por completo mi atención cuando al fin puedo despegar mi vista de sus esmeraldas y el verdadero dolor se transforma en un torrente de lágrimas que se alejan de mis ojos cuando veo lo que sin lugar a dudas, es una pancita...Erick tiene pancita y yo quiero morir porque por el tamaño calculo que ese bebé que lleva en su vientre...es mío.

es mío

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Walls ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora