Joel-Buenos días, gatito. ¿Cómo amaneció mi pequeño prometido?
-Buen día, brocolito. No quiero levantarme, no me molestes, pégate un poco más, quiero estar calentito.
-Pero es tarde, bebé, van a dar las once.
-¿Y quién dice?
-Pues...el reloj.
-No le hagas caso al reloj, yo quiero seguir acá acostado en tus brazos.
-Eres muy remolón. ¿Lo sabías? -Le hablo sonriendo, me causa mucha ternura verlo removerse para apretarse a mí, es como un niño.
-Si se pero estamos de fin de semana romántico, la noche fue muy larga y me dejaste casi muerto, merezco reposar.
-Yo también merezco reposar, fue a mí a quien exprimieron como un limón.
-¡Joel! -Chilla sonrojado mientras abre grande sus ojos, es demasiado adorable y amo esa parte de él.
-No te hagas, niño, ayer no estabas precisamente quejándote por descansar.
-Joel...no seas grosero.
-Tú eres grosero...recuerdo bien como me gritabas que te cogiera duro. -Mi mano acaricia su cintura desnuda y se hace camino entre sus piernas, el sonrojo en sus mejillas solo aumenta cuando rozo suave su pequeña erección y no puede evitar el suspiro que sus labios me regalan.
-No soy grosero...solo...¡Mhm!
-¿Solo? -Insito a que siga hablando sin embargo entiendo por que se le dificulta, estoy acariciando su extensión, rodeando la punta con mis dedos, presionando solo lo justo para que comience a endurecerse.
-¡Mhm! Solo...
-¿Mi bebé se ha quedado sin palabras? -Sus ojos brillan con excitación, es fácil para mí provocar una erección en él, es fácil que su cuerpo reaccione a mi tacto con velocidad, es fácil que se deje llevar por lo que le hago y yo disfruto a plenitud porque la sola vista de su desnudez a mi lado y ese sonrojo lujurioso que me ofrece, definitivamente causan lo mismo en mí.
-Sigue... -Pide susurrando y lleva una de sus manitos a mi duro miembro, yo ya estaba excitado antes de despertarlo, amanecer con su cuerpo enredado al mío, después de una noche cargada de orgasmos y gemidos, causan que lo desee más y más a cada segundo.
-¿Mi gatito quiere que papi lo toque? -Se cuanto le gusta que le hable así mientras tenemos relaciones, por mucho que quiera evitarlo, se torna bastante expresivo y demandante, pidiendo lo que quiere y agradeciendo con gemidos y gritos cuando lo obtiene.
-Quiero... -Es ahora él quien aprieta mi punta, lo hace fuerte y me mira como si quisiera retarme mientras muerde su labio inferior, es una imagen que quiero guardar para siempre en mi memoria. -Mío. -Se a lo que se refiere y obviamente me enciende saber que demanda una total propiedad sobre mi hombría, me calienta de inmediato ese brillo de lujuria creciente que tienen sus esmeraldas mientras mueve con firmeza su mano por mi longitud.
-Tuyo...gatito...¿Quieres comerlo? ¿El bebé quiere que papi le de su desayuno? -Aprieto ahora sus testículos, no tan fuerte para hacer que duela pero si lo justo para que pegue un respingo y me regale un gemido que viaja directo a mi polla.
-El bebé quiere su lechita. ¿Puedo tomar la lechita de papi?
Ese bastardo sabe como jugar sus cartas, no hoy forma humana en la vida que pueda hacerme entender como logra ser la persona más tierna del mundo mientras está ofreciéndome una mamada. Debería ser ilegal mirarlo mientras sus ojos se clavan en mí y sonríe como una ramera, sabiendo que va a volverme loco y sintiéndose orgulloso de ello. Erick es la definición perfecta de sadomasoquismo visual porque es tan pero tan jodidamente adictivo y desvergonzado a la hora del sexo que te cuesta creer que al mismo tiempo siga siendo la jodida persona más adorable del planeta y nadie debería verse adorable mientras se traga sin chistar, veintidos centímetros de erección.
-¡Joder Erick!
Soy yo quien gime ahora, tiene todo en su boca experta y no deja de mirarme mientras comienza a succionar de la manera más sucia que puede, esos jodidos ojos verdes que pueden ver a través de mi alma, están clavados en mi rostro, vigilando mis reacciones para no perderse ni una mientras que él se alimenta de mí, porque eso es lo que está haciendo, alimentándose de mí como si se le fuera la vida en ello, como si fuese lo más importante en el mundo, como si necesitara de ello para seguir viviendo y yo obviamente no me voy a quejar, no podría ni aunque quisiera porque es sin duda alguna, todo un profesional en esto.
Los minutos se extendieron por la eternidad, mis jadeos eran torpres y descoordinados, altos, pesados, cargados de puras palabras obscenas y promesas de sexo fuerte después y a decir verdad, me sorprendía a mí mismo por haber durado tanto porque definitivamente, Erick tenía la magia en su boca. Cada lamida era un mundo nuevo, cada succión abría una puerta diferente con vista a la lujuia pura, cada mordida subía un escalón para llevarme a la cima, a la cúspide del placer, a esa tan ansiada liberación que con muchísimo gusto y un gruñido casi animal, alcancé en su boca.
Él se matuvo firme hasta el final, continuó disfrutando de los restos de mi semen mientras yo intentaba controlar la respiración, mientras rezaba en silencio a dioses ausentes porque me devolvieran un poco de la cordura que mi pequeño me había arrebatado de la forma más placentera y perfecta posible. Él siguió ahí, mirándome a los ojos con una victoria plasmada en sus pupilas y solo me soltó cuando no quedaba ni una pequeña gota de mi semen, cuando estuvo satisfecho con su logro, cuando le supliqué por favor que me dejara ir.
-Eres un papi muy malo...el bebé quería más.
-Eres un hijo de puta. ¿Sabías?
-¿El bebé se portó mal? ¿El papi está enojado? -El pequeño calenturiento se subió sobre mí y en menos de lo que pude reaccionar, tenía mi pene enterrado hasta el final, sin ninguna incomodidad aparente, sin necesidad de nada más que los restos de su saliva en mi aún viva erección.
-¿Planeas acabar conmigo verdad? -Medio gruño mis plabras cuando se mueve hacia arriba para dejarse caer nuevamente, jadea y muerde su labio inferior, le gusta.
-No papi...solo...el bebé quiere...
-¿El bebé quiere que papi lo llene rico? -Ahora soy yo quien empuja hacia arriba y hago que chille por la fuerza que ocupo, se que debe estar algo lastimado por la noche anterior pero sus ojos me dicen que quiere más.
-El bebé quiere...mhm...que papi le de duro. -Es una pequeña mierda que sabe lo que hace, sabe lo que me calienta esa versión de falsa inocencia cuando está encajado en mi polla y que me lleve el diablo si no me provoca como nunca nadie hizo.
-En cuatro, gatito, papi se va a encargar de llenarte tanto que juro por Dios no vas a salir de esta cabaña hasta que te haga un hijo y tenga que llevarte en brazos porque te voy a dar tanto, bebé, tanto y tan duro que vas a olvidar tu nombre, solo vas a gritar el mío.
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Walls ll Joerick
FanfictionLas paredes que nos separan de nuestra felicidad, no son solo de ladrillos.