Erick-¿Vas a venir?
-Tal vez, he estado... hablando con Zabdiel y bueno, creo que...
-¡Maldito infeliz! Yo sabía, sabía que te traías algo con él. ¿Por qué no me dijiste?
-Erick, no chilles, solo que no quería ilusionarme. Él vive allá, lejos de mí y sabes que nuestras vidas no son...
-Chris...ya no seas así. No te hace menos el hecho de no tener cierta cantidad de dinero en el banco. Si Zabdiel se fijó en tí y ha estado hablándote todos estos meses...¿Crees que le importa si tienes plata o no?
-Supongo que no...han pasado siete meses ya y bueno...disculpa por no decirte antes pero es que yo no sabía, realmente me hace muy feliz hablar con él, ha querido venir varias veces pero yo me he negado, yo...
-Lo se, no quieres volver a pasar por lo mismo pero si ya todo está bien, él te hace feliz aunque estén lejos, tú lo haces feliz, no dejes que nada arruine eso. Zabdiel es un buen chico, hemos mejorado muchísimo nuestra relación y aunque ahora quiero golpearlo por mantener ese secreto, yo te puedo asegurar que está loco por tí.
-Si...creo que si. La verdad es que me trata muy bien, no es baboso ni de ese tipo de personas que solo te trata bonito porque va a tener una recompenza. ¿Sabes? Ni siquiera pasó algo en Miami, ni un beso, nada.
-Por eso, inténtalo, tal vez es justo lo que te hace falta.
Lo vi sonreir a través de la panatalla y realmente me dió alegría, Chris había sido novio de una chico guapísimo hace un tiempo, se enamoró de las promesas de amor que le hicieron pero resultó ser un total fiasco. Aquel idiota tenía un local de joyería a su nombre y con el tiempo supimos que estaba casado, tenía una hija pequeña y una esposa que aguantaba las infidelidades solo por mantener un estatus social y económico. Mi amigo sufrió mucho, fue su primer hombre y terminó rompiendo su corazón de una manera horrible. No fue fácil enterarse de que solo era un capricho en la vida de ese infeliz, no fue fácil conocer la realidad nada más y nada menos que por una revista local, de esas que mencionan a los empresarios y familias poderosas de la Ciudad. Aún recuerdo su dolor, recuerdo verlo marchitarse y dejar de sonreir, recuerdo sentir en mi propia piel como su tristeza lo apagó pero lo superó, lo superó con valentía y orgullo, supo valorar su lugar en el mundo y aunque aún tiene miedo de que lo lastimen, es mi verdadero amigo, mi hermano de otra madre, la sonrisa escandalosa que me contagia, mi soporte en los momentos más difíciles, mi confidente y mi protector.
-Está bien...voy a ir pero esta vez yo pago mi propio pasaje, tengo mis ahorros y no voy a dejar que gastes de más.
-Bueno... está bien pero te quedas acá con nosotros. A menos que quieras dormir en los brazos de tu príncipe azul. -Dije lo último con burla, amaba ver el color rojo fuerte de sus mejillas cuando estaba avergonzado pero realmente me sentía muy feliz por él, Chris es como un Sol que alumbra las vidad de todos los que vean su luz.
-Será la próxima semana, así vamos juntos a ver los trajes.
-Cierto...¡Oh Dios! Aún no puedo creer que voy a casarme, esto parece un sueño. -Sonreí en grande esta vez, realmente parecía irreal que en tres meses me casaría, parecía algo inalcanzable, impensable, improbable pero aquí estaba yo, siendo jodidamente feliz, enamorado perdido del chico más guapo del mundo y a punto de ser su esposo.
-Estoy muy feliz por tí, de verdad Er. Se cuanto te ama ese idiota y sobre todo lo feliz que te hace, se nota en tus ojos.
-Me hace muy feliz, es demasiado bueno y tan diferente a lo que creía.
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Walls ll Joerick
FanfictionLas paredes que nos separan de nuestra felicidad, no son solo de ladrillos.