-Necesitas comer, ya viste lo que te dijo el doctor, tu peso no está acorde al tiempo del embarazo.
-Ya se... voy a comer bien. ¿Si? Solo necesito...
-Adaptarte, ya se y no quiero sonar como esas madres que se meten en todo pero si soy la tuya y te lo tengo que decir. -Mamá estaba seria, se que no era por molestia sino por preocupación y aunque no quería una reprimenda ahora, entendía que era necesario.
-Bien. -Susurré esperando su discurso mientras sorbía un poco de mi leche.
-Se que no quieres hablarlo y que va a costarte volver a sentirte cómodo en esta casa pero no eres solo tú ahora, en esa pancita, llevas un bebé que también es de Joel y aunque no acepto lo que hizo y pienso que fue muy horrible de su parte, él tiene tanto derecho de ser padre como lo tienes tú. Él no engañó al bebé, ni siquiera sabía que estabas en estado, por lo tanto, no es justo que lo alejes de algo que le corresponde y que sabes bien, anhela.
-Mamá...
-No...escúchame, no te estoy regañando, es solo un consejo porque te amo y te conozco tanto que se que ahora mismo quieres llorar. No pretendo impulsarte a que vuelvas con él y te cases como si no hubiese pasado nada, no, no es eso pero se que todos estos meses no han sido suficiente para que dejes de amarlo. Lo amas aunque no quieras admitirlo y él también te ama a tí, todo el tiempo que no estuviste aquí, yo viví su tristeza y su desesperación. Joel fue un idiota, un grandísimo idiota pero no creo que haya decidido solo serte infiel por mero gusto. Traición es traición y si no vas a perdonarlo jamás, es una buena elección de tu parte y te voy a apoyar pero si piensas bien y dejas que esa rabia se aleje de tí, vas a vivir más feliz. Al final del día, somos una familia, Rob puso en su lugar a Joel cuando hizo falta y él sabe bien que ni su padre ni yo estamos de acuerdo con lo que hizo pero también sabemos ambos que el chico se muere por tí y disculpa que creas que lo estoy defendiendo, no es así pero realmente ha sido doloroso verlo caer.
-Me fue infiel. -Lloré ya sin poder contenerme, cada palabra dolía más que la anterior y sabía que tenía razón pero simplemente no podía sacar de mi mente ese día, no podía, no había un solo segundo en que no me atormentara con ese momento en que todo mi mundo se rompió.
-Lo se, se lo que se siente, Erick, no creas que no he pasado por ello. Antes de que tu padre fuera lo que terminó siendo, yo también estaba enamorada de él y también me fue infiel. No lo comparo con Joel, Dios me libre de ello pero lo que quiero decir es que entiendo tu posición y me habría gustado que tu padre hubiese sufrido tanto como Joel está haciendo.
-Mami...
-Habría sido al menos reconfortante saber que se había arrepentido. No me malinterpretes, no extraño a ese hombre y lo sabes pero tú tienes muy cerca la posibilidad de ser feliz, algo que no tuve yo, no dejes que los rencores se coman tu alma, no vas a ganar nada con eso y al final del día, él sigue siendo el padre de tu hijo porque ambos estaban bien con la idea de tener una familia.
-Mami...¿Por qué...por qué me dices esto? -Ella me mira con dulzura mientras limpia mis lágrimas con una servilleta, yo solamente quiero llorar hasta que todo el dolor se esfume.
-Porque es la verdad y me duele saber que llevas ya una semana acá y ambos siguen igual de mal. Creí que después de hablar iban al menos a poder mirarse a la cara pero no es así y se que no precisamente porque él no quiera.
-Yo...yo no se, mamá, no se.
-¿Qué es lo que no sabes?
-No se si pueda olvidar lo que hizo. Estábamos a punto de casarnos, estábamos...y él solo.... él...
-Yo fui un idiota, Erick. -La voz que invadió el silencio de la cocina me removió hasta el alma, no necesité mirarlo para saber que estaba destruido pero lo hice de igual manera. Mamá quedó en silencio y casi muero cuando ví las lágrimas que brotaban de sus ojos. -No quiero que lo olvides, no quiero que ignores el hecho de que rompí una promesa, no quiero que me veas como una persona perfecta porque Dios sabe que no lo soy. Te lo dije cuando llegaste a esta casa hace una semana y lo repetiré ahora delante de tu mamá. No voy a pedirte que vuelvas a mí, ya entendí que no va a suceder y aunque no me hace feliz, se que merezco ser miserable por todo el daño que te hice pero ese bebé que llevas en tu vientre, también es mío y fue lo que más deseé desde que estuve por primera vez contigo y aunque obviamente mi idea de formar una familia no incluía perderte a tí, al menos permíteme participar en la vida de mi hijo, es lo único que te pido, te lo ruego, prometo ni siquiera preguntar si dormiste o descansaste, prometo no mirarte si es lo que deseas pero déjame ser papá.
Después de sus palabras bañadas en un llanto puro, tan puro que removió los escombros de mi corazón deshecho, ni siquiera pude formular una simple sílaba, él se había marchado con la cabeza gacha y el alma rota, dejando tras de sí un caos que volcó el espacio y el tiempo dentro de esa cocina. Mamá me tomó en brazos justo cuando un sollozo horrible escapó de mí y después de ese otros nuevos solo aumentaron en intensidad y constancia, mi corazón estaba destrozado porque jamás imaginé que sería capaz de hacer algo como eso. Me quedé sin nada que decir entre los brazos de mi madre y durante mucho tiempo, solo permití que el dolor se apoderara de mí hasta que ya no pude más. Joel estaba destruido, estaba tan o más mal que yo y eso me golpeaba muy fuerte, no estaba preparado para escucharlo rogar por algo que ya le pertenecía, era nuestro bebé.
-Vamos... necesitas descansar un poco. -Mamá me ayudó a levantarme y me acompañó a mi habitación. Permití que me arropara como cuando era pequeño y sentí un gran alivio cuando besó mi frente antes de marcharse.
-Yo lo amo, mami.
No respondió, solo movió su cabeza con un gesto de afirmación y se fue del cuarto. Quedé con mi soledad y unas palabras suplicantes rondando en mi cabeza, el amor estaba intacto, el deseo seguía vivo solo tenía miedo, miedo de fracasar una vez más a manos del amor de mi vida.
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