Capítulo 33

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𝔈𝔯𝔦𝔠𝔨

El viaje fue agotador, era corto en realidad pero estaba incómodo. Mi panza ya era bastante notoria y aunque me costó decidirme, sabía que no podía alargar más la noticia. Chris tenía razón y no era justo para nadie que extendiera esta mentira, ocultar mi embarazo no traería ningún beneficio para nadie, mucho menos para mí y el bebé que estaba esperando, Joel había acabado conmigo, había roto hasta la última fibra de mi corazón, había quebrado el amor que le tenía y traicionado la confianza que nunca le dí a nadie más pero era el padre y merecía saberlo.

Cuando mamá y Rob me recibieron en el aeropuerto, la escena fue increiblemente triste, los tres lloramos abrazados sin importar cuantas personas estuvieran mirando, era un momento emotivo y sumamente delicado para nosotros, nada ni nadie podía romper eso. Mi madre lloró tanto, me abrazó tan fuerte cuando vió lo que ya no podía esconder, me rompió en pedazos cuando me dijo que era muy tonto si pensaba ocultarlo. Rob también me regañó, se que también estaba con dolor porque a fin de cuentas, es su nieto el que llevo en mi interior pero ambos me dijeron que estaban felices por mí, por mí y por Joel.

"Se que no puedo meterme en medio de ustedes y se que mi hijo fue un idiota. No voy a hablar por él para pedirte perdón, tampoco pretendo que vuelvas a confiar en él pero soy su padre y me duele ver que desde que te fuiste, no ha vuelto a sonreir. No deseo presionarte, es tu propia decisión pero pienso que deben hablar, a fin de cuentas somos una familia y ustedes, juntos o separados...tendrán un hijo en común. "

No respondí nada ante esas palabras, sabía que si lo decía era porque Joel realmente no estaba bien, ya Chris me había contado algo y realmente me dolió mucho saberlo, que lo odiara por engañarme, no significaba que hubiese dejado de amarlo. Así que acá estaba yo, de pie a la entrada de la casa donde lo ví por primera vez aquella mañana, casi en la misma situación anterior pero la diferencia era que no fue Joel quien abrió la puerta en su pantalón deportivo sino que estaba como una estatua en la escalera, mirándome como si no pudiera creer lo que veía y eso...me desarmó.

-Erick... -Su susurro fue un golpe directo a mi corazón, escuchar su voz después de meses, había traido de vuelta un sinnúmero de sensaciones que me hacían temblar sin poder controlarlo.

-¿Quieres hablar con él ahora o...

-Si. -Respondí de forma automática a la pregunta de su padre y sin mirar a nadie más subí por las escaleras, pasando a su lado sin mirarlo pero siendo consciente de que me seguiría.

-Erick...-Una vez que estuvimos resguardados en la que un día fue mi habitación, volvió a mencionar mi nombre y caminé hasta sentarme en la cama porque las piernas me temblaron.

-Hola. -Hablé por primera vez cuando creí que estaba listo, no lo estaba, no podía estarlo cuando él me observaba como si aún no creyera que estaba frente a él.

-¿Es...es mi bebé? -El tono roto de su voz me sacudió con fuerza, era innegable sentir el dolor que llevaba consigo y eso dificultaba mi estabilidad.

-Si...-Respondí también susurrando, estaba asustado y nervioso y a pesar de pensar que lo odiaba con toda mi alma, no me podía engañar, estaba perdido enamorado de él.

-¡Oh por Dios! Dime que no estás jugando conmigo, dime por favor que es mi bebé, dime que me vas a permitir ser su papá.

Decir que estaba sorprendido, sería una mentira. Yo sabía que siempre quiso ser padre, siempre intentó hacerme un bebé y sabía lo que le causaba la sola idea de tenerlo pero escuchar su llanto mientras lo veía arrodillarse a mi lado de la cama, fue un golpe duro a mi estabilidad emocional. Le permití acariciar mi panza y tragué en seco ante la sensación de ternura que eso me provocó, quería abrazarlo de vuelta, decirle que lo había extrañado cada maldito segundo durante todo este tiempo pero no podía solo hacerlo, me había lastimado y necesitaba sanar.

-Es tu bebé, voy a cumplir los cuatro meses esta semana. -Hablé bajito, sintiendo mi voz quebrarse como un vidrio cualquiera, me dolía demasiado vivir este momento.

-¡Ay Erick! No puedo...no puedo creer que...mi bebé, tengo un bebé. ¡Gracias! ¡Muchas gracias! -Lloraba cual niño pequeño, las lágrimas se deslizaban sobre sus mejillas sin pena ni gloria, haciendo que su ya de por si, desmejorado rostro, se viera aún más triste, él estaba triste y ahora que lo tenía tan cerca, podía confirmar lo que me había dicho Chris y lo que repitió Rob.

-Yo...

-No digas nada, por favor, no digas nada. Se lo que merezco escuchar, se lo que hice y se que no vas a perdonarlo jamás pero ahora solo quiero disfrutar esta noticia. -Me regaló una sonrisa sincera y mi corazón se estrujó como un papel apretado, seguía llorando a mares pero estaba feliz por su hijo, nuestro hijo.

-Está bien, tampoco quiero eso ahora. -Era verdad, no me sentía con las fuerzas necesarias para decirle todo aquello que tenía por dentro, de hecho, mirarlo tan mal y triste, había borrado el odio que juraba tenerle.

-Gracias Erick...yo...no sabía. No sabía que estabas en estado, yo...lo siento, se que tienes a otra persona y que seguro será mejor padre que yo para nuestro hijo pero...no me alejes de él. ¿Si? Ódiame, lo merezco y solo yo se lo que duele saber que no me amas y que alguien más tiene tu corazón, solo yo se lo que me ha costado hacerme la idea de que te perdí pero por favor, déjame ser un papá, no es precisamente lo que quería cuando intentaba embarazarte pero si no voy a estar contigo, al menos déjame estar con él.

El dolor se multiplicó por miles cuando lo escuché hablar, él realmente creía que yo tenía a alguien más, estaba destrozado por verlo llorar en mis brazos, por creer que yo no lo amaba y que había alguien esperando para cumplir la función de padre que era solo suya y pude dejarlo así, pude seguir haciéndole creer que tenía razón pero mi corazón estaba demasiado roto como para cargar también con el suyo. No sabía que camino tomaría todo ahora, no sabía si estaba bien o estaba mal, no sabía si mañana me arrepentiría pero no podía dejar que sufriera por algo que era mentira.

-Yo...no hay nadie, Joel, nunca ha habido nadie que no seas tú.

Walls ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora