Capitulo 2

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El día amaneció nublado y húmedo. Mi cabello rubio opaco y sin brillo se pegaba en mi nuca con molestia. Al final me lo sostuve en un moño desastroso con ayuda de lápices, pues no encontré ningún lazo. Me despedí de la abuela con un beso y me fui al garaje donde esperaba mi bicicleta. Deje caer la mochila en el canasto y me puse a pedalear.

Dos km para abandonar el bosque y otros dos mas hasta llegar a la parada del autobús. Allí deje encadenada la bicicleta en mi escondite, y espere los siete minutos de sobra a que llegara el autobús que me llevaría a la escuela, la cual estaba a diez km de mi ubicación actual. Y eso que no estoy hablando de ir al centro, sino a los limites de la ciudad. Para ir al centro en bicicleta...es un autentico infierno. Claro, que para entonces usualmente tomo la vieja camioneta de la abuela.

El autobús se retraso cinco minutos. Aun así, llegue a la escuela con tiempo.

Los pensamientos de las personas varían desde frases, simples palabras sin sentido a imágenes y retrasos de recuerdos. Son susurros o gritos, dependiendo de la fuerza e importancia que le da la persona. Uso auriculares para callar mas voces, pero no siempre funciona.

En la secretaria me entregan mi nuevo horario y el numero de mi casillero. Acomodo mis cosas y espero a que hagan el llamado al salón de eventos, donde el primer día de clases reúnen a todos los alumnos y los obligan a escuchar un aburrido discurso del director. Me siento en el suelo, en un rincón apartado de los pasillos mas vacíos. Aun así, los pensamientos de todos los chicos a diez metros de mi llegan a mis oídos.

'Mierda, clases otra vez'

'¿Cual era la profesora de esta materia?'

'No desayune'

'Que fastidio'

'[Imagen de Lara Simpson en bikini]'

'Ahí esta la rara de Ninette. No puedo creer que tenga que ir a la misma escuela que ella.'

Me gire un poco para ver a la dueña de ese pensamiento. Anastasia, mi hermana menor, me mira desde el otro extremo del pasillo con desagrado. Cuando nuestras miradas se cruzan se estremecen y su mente se tuerce de miedo ante la idea de que pueda escuchar lo que piensa.

'¿Y si realmente puede leer la mente? Mama no mentiría con algo tan absurdo' y un recuerdo de nuestra madre hablándole con seriedad sobre como debía evitarme como si fuera la peste apareció fugazmente en su cabeza.

Dolió. Como una puñalada por la espalda. Y como cada vez que mis padres me traicionaban, agarre ese dolor y lo escondí muy adentro de mi psique, un lugar tan oscuro y lejano ideal para olvidar.

'Basura. Es patética. Mírala sentada en el suelo mendigando por atención. No puedo creer que compartamos genes.'

Subí la música de mi teléfono, al punto en que mis tímpanos dolieron. Y así me perdí el llamado de los altavoces. Mi escusa para faltar ya esta dicha. Aprendí por las malas que a las reuniones del primer día de clase son un infierno. Trecientos alumnos encerrados en un lugar pequeño. El shock y el radio fue tanto que me noqueo. Todos creyeron que me desmaye por el calor.

Asi que deje de asistir a los discursos del director. De todos modos, si necesito información solo tengo que prestar atención a los pensamientos y recuerdos de las alumnos mas estudiosos. Al menos poder leer la mente tiene algunas ventajas.

Pasee por los pasillos sin temor a que ningún profesor me encontrara y me castigara, cuando los pensamientos de una persona llegaron como un susurro a mis oídos. La sed de sangre me asalto en tanto di vuelta en una esquina. El deseo insoportable, el hambre y la sed. Sus ansias eran tan fuertes que las sentí casi como si fueran mías.

Me congele en el lugar, en pánico. 

Mi escuela no es normal. No es algo nuevo para mi. Si existo, una persona capaz de leer la mente ¿por que no habrían otras criaturas? Pues las hay. Se quienes son y se que debo mantenerme alejada de ellas por mi propia seguridad.

Pero el primer lunes de clases del año nunca trae buena suerte. Frente a mi esta una de las criaturas mas peligrosas que ronda la escuela. Y esta hambrienta.

Mente_En pausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora