Mar me sonrió con esa misma sonrisa de antes, con un toque cálido y maternal. De repente, extrañe mucho a mi abuela.—Bueno, es momento de que yo guie la conversación—hablo Ezra interrumpiendo el cómodo momento.
Mar rodo los ojos, se hecho hacia atrás y tomo una posición relajada con cara de fastidio.
—No es necesario—espeto Mar, le lanzo una mirada matadora a Ezra y luego me miro a mi—ya debes saber que Ezra es un cazador.
—Cazo a quienes nos cazan—gruño el chico a mi lado.
—Es algo peligroso, estúpido pero... es el trabajo sucio que alguien debe hacer. Hemos sido cazados desde que lo sobrenatural supo de nosotros, y debo decirte que hay algo de verdad en sus creencias.
Ezra bufo, pero Mar no dejo de mirarme con expresión seria. Enderece mi espalda y me prepare para oír el lado malo de ser mentalista, el que yo no conocía y del que, al parecer, escape sin querer por 17 años.
—Los brujos, brujas, magos y hechiceras de bajo rango que han... comido cerebro de mentalistas han aumentado su poder. Es por eso que no se han rendido en darnos caza. Para ellos subir en la pirámide jerárquica de sus especies es todo lo que importa.
—Cobardes, inútiles, patéticos seres que toman atajos en vez de trabajar duro o solo rendirse ante su inutilidad—mascullo Ezra.
—Esos patéticos seres siguen siendo sobrenaturales con capacidad de manipular la magia. Pueden ser los mas débiles de su especie pero son mas fuertes que los mentalistas. Debes tener mucho cuidado, Ninette. Tu habilidad te será de gran ayuda para huir de ellos porque podrás oírlos a la distancia y no te tomaran por sorpresa.
—Debería usar esa habilidad para hallarlos y matarlos, no para huir–replico Ezra, presionándome con la mirada.
Me removí incomoda en el sofá, sus ojos están demasiado cerca.
—No voy a ser cómplice de ningún asesinato.
—Míralo de este modo—Ezra alzo las manos y me apunto—son ellos o tu, porque creme que si se enteran de ti no lo dudaran. Te mataran a ti y a cualquiera que se interponga.
—Yo...
—Aunque no me gusta admitirlo, Ezra tiene razón—Mar suspiro—si no quieres matar o cazarlos, no lo hagas. Pero cada mentalista tiene el deber de informar al cazador si llega a descubrir la identidad de algún enemigo y, siendo sinceros, tu tienes mas oportunidades que el resto de nosotros.
—Seria un desperdicio de tiempo en el que alguno de nosotros podría morir.
—No pongas esa culpa en su cabeza— Mar miro con furia a Ezra y este cerro la boca, se levanto furioso y salió de la sala con pasos gigantes. Mar suspiro—no lo odies. Todos hemos perdido a alguien, un familiar un amigo... mi prometido. Lo que Ezra le hizo a los Becket fue...
—¿Monstruoso?—aporte una idea para que terminara su frase.
Mar me miro con desacuerdo.
—Insuficiente—culmino.
Recordé sus recuerdos y las nauseas regresaron. Negue con la cabeza.
—Fue brutal, asqueroso, sangriento y retorcido.
Mar me miro como nunca lo habia hecho. Rechazo. En sus ojos me vi como una estúpida. Relamí mis labios secos, incomoda.
—Quitare mis barreras y veras un recuerdo. Luego dime si los Backet no se merecían lo que les paso.
La barrera de agua que evitaba que leyera su mente se bajo. Fue como si desagotara la pileta y yo, sumergida en el fondo, pudiera respirar y oír con claridad las voces de la orilla. Rescate un vago pensamiento correspondiente a mi, una niña ignorante, antes de que el recuerdo de Mar se clavara en mi mente como un clavo ardiente.
La primera imagen corresponde a un hombre joven y guapo de veintiséis años. Tiene un cabello rubio y rizado como los de un ángel, su mirada celeste es pura y despejada de todo mal como el cielo limpio después de una tormenta. Y su sonrisa es encantadora, hermosa, capaz de conmover al alma mas oscura.
Su nombre apareció en mi cabeza como si siempre lo hubiera sabido. Nicolás Martins. Un mentalista con la habilidad de tecnopatia, capaz de manipular las ondas magnéticas y eléctricas. Y amaba profundamente a su prometida Mariel Jordán.
El recuerdo real que Mar quería enseñarme empezó después.
Comenzó con ella regresando al apartamento que compartían después de un arduo día de trabajo. Estaba agotada por los clientes ebrios con los que, como mesera, tubo que lidiar. Abrió la cerradura de la puerta y entro. Su habilidad le hizo notar un alto grado de oxitocina, testosterona en el ambiente que apesta con un olor nauseabundo. Y cuando dio otro paso y vio los muebles destruidos, las marcas de quemadura en las paredes y rasguños, sintio también el aroma agrio de la prolactina, la hormona de la tristeza.
Sumida en su recuerdo, soy Mar. Su miedo, su temor, su dolor también es mío. Sentí el aire atascado en mi pecho y mi cuerpo temblar. Avance por el departamento temiendo encontrar lo que sabia que iba a encontrar. Un anillo plateado con una piedra brillante descansa en mi dedo anular y mis ojos se fijan en ella por un instante. Con voz temblorosa, llamo un nombre.
—¿Nico?—pero no es mi voz la que sale de mi garganta y debo recordarme que este recuerdo no es mío.
Mar avanza con mas miedo al no recibir respuesta. Se guía siguiendo el ambiente pesado y donde las hormonas liberadas son mas pesadas. Llega a la cocina.
La imagen me revuelve el estomago y me doblo sobre mi misma con arcadas.
En el suelo hay un cuerpo masculino sin cabeza, medio quemado, medio desmabrado, medio triturado. La sangre se derrama espesa por el suelo, las paredes, el techo. Los órganos internos están expuestos, sus intestinos derramados, sus costillas abiertas y los pulmones expuestos. Sus piernas están trituradas, la carne se desprende en pedazos y los huesos son trozos de astillas. Hay un agujero negro, quemado, donde debería estar el corazón. Y sobre la encimera...
La bilis me sube por la garganta. Mar no tiene compasión y revive una y otra vez lo que allí encontró.
Rizos ensangrentados, un par de cuencas vacías donde un par de hermosos ojos celestes habia. Una boca abierta, sin dientes, en un grito de auxilio. Mar dio vuelta el rostro cubierto de sangre y me enseño lo que habia del otro lado. Su nunca, su cráneo abierto en dos y completamente vacío. La sangre estaba contenida en su cabeza como un cuenco vacío y la materia cerebral, su cerebro, no quedaba nada.
Después de repetir el recuerdo un par de veces, Mar me mostro lo que encontró sobre las hornallas. En una sartén grande habia rastros de algo viscoso, de gris oscuro con una mezcla de hiervas que no podía distinguir por su aroma pues el hedor de la sangre y la muerte eran demasiado fuertes.
Mar bloqueo su mente de repente arrancándome de esa pesadilla y volviendo a hundirme debajo del agua.
Jadee, respirando con dificultad. Cerré la boca para no vomitar sobre la mesa.
—Lo mataron en nuestra propia casa. Destruyeron su cuerpo y le extrajeron el cerebro en mi cocina. Cocinaron su cerebro con mis utensilios de cocina y lo comieron en mi mesa, con mis platos y cubiertos—Mar dio palabras a lo que acababa de ver, sus ojos derramando lagrimas y su voz teñida de profundo odio.
Odio que me impacto con igual fuerza. Y dolor, pena y asco. Lo sentí como si fuera mío.
—Lo lamento—logre decir con voz ahogada.
—Ese el el futuro que nos depara a los mentalistas.
Un rato mas tarde, Ezra regreso con su humor mas calmado. Y esta vez tenia una respuesta diferente a su pedido.
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Mente_En pausa
FantasyDe principio, ser un adolescente no es fácil. Pero la vida se vuelve un infierno cuando puedes leer la mente. Nacer con esta "habilidad" me llevo al asilamiento de mi familia, al punto en que mis padres me enviaron a vivir a la casa de mi abuela...