Capitulo 10

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—¿Sucede a menudo?

¿La voz de Joel?¿Que hace aquí?

—Siempre esta enferma, pero nunca había estado así. No se que pudo pasarle.

¿Abuela?¿Qué sucede?¿Por que están ellos dos aquí?¿ Y que es ese pitido insoportable? 

No... hay mas personas en la habitación. Quiero abrir los ojos y averiguar que esta pasando. Donde estoy y porque hay tantos desconocidos a mi alrededor mientras duermo. Quiero saber porque me estar rodeando.

—¿Ninette se enferma a menudo?— Oigo una pregunta, con la voz de Gianna. Esta preocupada, sinceramente preocupada. ¿Qué rayos...?

—No la eh visto mucho, pero siempre esta pálida y ojerosa, ¿tiene alguna enfermedad crónica?— pregunta la voz de Valentino, recordando las pocas veces en su cabeza en la que nos encontramos. Sin embargo, hay mas imágenes de mi de las que yo soy consiente. ¿Me estuvo espiando?

En clase, en los pasillos, esperando el autobús, en el mercado; hablando con Levi en la noche a las afueras de la biblioteca.

Y en cada recuerdo, resalta mi característica piel pálida, casi amarillenta, mi ceño fruncido y mis manos frotando mis cienes por el dolor de cabeza.

—Hemos hecho muchos estudios, pero no hallaron nada anormal— contesto abu. ¿Por que es tan sincera?¿Los vampiros la encantaron o algo así para que contestara todas sus preguntas? —Solo sabemos que tiene jaqueca crónica y sufre de terrores nocturnos, por lo que no duerme mucho. A veces los analgésicos no son suficientes, y corre el riesgo de volverse adicta a los calmantes, así que tampoco consume mucho. Prefiere aguantar el dolor... ¡oh mi niña, mi pobre niña!

La cálida mano de la abue se cierra sobre la mía. El tacto es fresco, reconfortante. Es conocido y logra, ilógicamente, relajarme. Lo suficiente para que pueda pensar con claridad y concentrarme en despertar. 

Mi cuerpo se siente entumecido, demasiado débil para poder moverme. Abrir mis ojos requiere de todas mis energías. Pero los cierro de inmediato cundo una luz blanca me ciega.

—Esta despierta— piensan y dicen varias voces distintas.

Vuelvo a abrir los ojos y parpadeo varias veces para poder acostumbrarme mas rapido a la radiante luz. Lo primero que noto es el rostro de la abuela, que tiene los ojos enrojecidos por el llanto, pero ahora una cálida sonrisa me da la bienvenida. Joel esta mas atrás de ella, mirándome con una expresión incomoda, sin saber que hacer o decir. Ignoro a los otros.

Abro la boca para hablar, pero mi garganta estalla de dolor. Se siente tan seca que arde.

—Toma un poco de agua— dice Gianna apareciendo en mi rango de visión, poniéndome una pajita en los labios. Sorbo el liquido con lago de duda, pero al notar que es agua de verdad, insípida, bebo grandes tragos. Entonces ella me lo quita y quiero quejarme, pero me cayo al leer su mente.

'El doctor dijo que apenas desperté no puede beber demasiado, creo que esta cantidad esta bien'

Con la sed aplacada, regreso a abue.

—¿Que me paso?

Diferentes recuerdos me invaden, mareándome. Desde la perspectiva de Joel, un yo débil, pálido y tembloroso tirado en el suelo. Desde Valentino y Gianna, a Joel corriendo por los pasillos con mi cuerpo inerte en dirección a la enfermería. Y la abuela, recibiendo una llamada de hospital.

—Lo siento— digo a la abue, sin dejar tiempo a que me responda en primer lugar.

—No es tu culpa, cariño—me dice ella —Te enfermaste en la escuela y luego te desmayaste. Joel te trajo a la enfermería, pero ellos dijeron que debías ir al hospital.

Mente_En pausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora