Capitulo 9

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Dae, el chaman, me sonrió mientras bebíamos una tacita de café.

—¿Y que respondiste?—pregunto, como una tía chismosa ansiosa por la nueva noticia del barrio. 

Dae es un chaman, aunque a veces hace de terapeuta. Suele venir varias veces al año, es único de los espiritistas que contra abu con el que puedo conversar como con un amigo. Es algo exentico, vistiéndose como buda, rapándose la cabeza y dejándose la barba. Pero su mente es como un mar sereno y escucharlo no es doloroso, ni incomodo. Es bastante tranquilo. Además, cuando me conoció, no reacciono exageradamente al descubrir mi problema. Lo tomo bastante, bien, como si fuera pan de cada día.

—Le dije que no, obvio. ¿Sabes lo incomodo que seria salir con un chico y escuchar cada pensamiento que tiene? Si mi ropa no le gusta, o si le atraen mis pechos, o si mi vos suena rara, o si esta aburrido...ha...

—Mm...quizás deberías haber aceptado, para tener experiencia aunque sea, o salir un poco. No es sano estar siempre encerrada y asilada.

—No es sano para mi estar con mucha gente. Literal, la cabeza amenaza con explotarme— replique, negándome a darle la razón. Porque no la tiene.

—Tienes diecisiete años, no has besado ni has tenido novio— dijo Dae enumerando con sus dedos, las campanas en su cuello tintinearon —no has vivido lo básico que una chica de tu edad debe.

—No lo necesito.

—Lo haces, créeme. Si no aprovecha tu juventud, te arrepentirás mas tarde.

Mordisque mis labios, pensando en serio sobre su consejo. Quizás... pueda intentarlo...cuando encuentre a alguien impredecible, cuya mente sea un misterio. Quizás entonces...
Me estremecí.

Puedo quejarme de mi telepatía, pero me da miedo acercarme a alguien sin poder saber lo que realmente piensa.

***


El lobo es... muy obvio. Y los rumores solo aumentan con su comportamiento extraño.

Asi que mi lunes fue un infierno, con todos pensando el el nuevo chisme, con imágenes raras de Levi y de mi rostro distorsionado en un ser horrible lleno de ampollas con pus cubriendo mi rostro, ojeras de mapache y grandes lentes redondos, que me daba asco. Termine en enfermería cuando casi vomito mi desayuno en clase de literatura.

El Martes, un nuevo chisme opaco las imágenes raras y todos se olvidaron de mi existencia de nuevo. Incluso Levi estaba demasiado ocupado pensando en los nuevos sucesos como para recordarme. Por un instante me alegre de que ya no pensaran en mi.

Pero no fue lo mismo para los Becket.
Porque ahora están muertos. Y no fue por voluntad ni enfermedad.

Fueron asesinados. Brutalmente asesinados.

Miembros despedazados, dientes arrancados, quemaduras, laceraciones y los forenses sabrán que otros métodos de tortura fueron utilizados. Fueron cortados en pedacitos en su propia cocina.

Me estremecí. Todos están pensando en ello y la mayoría intentando recrear la escena sangrienta en sus cabezas.

A donde sea que valla, hay dos o tres representaciones de muertes brutales y rostros distorsionados por el horror.

Me dan nauseas.

Las primeras clases fueron asquerosas. Tomo mucha concentración no vomitar enfrente de todos por sus pensamientos indebidos. Al final, preferí enfocarme en la mente de Eli, la novia del chico Becket, e intentar ignorar todos los demás. Eli estaba plagada de lagrimas, lamentos y sufrimiento. Pero sus pensamientos no eran sangrientos ni nauseabundos.

Mente_En pausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora