De regreso a la escuela fue como cualquier otro día. El hecho de Joel arrastro a una chica inconsciente por los pasillos se olvido rápidamente en esos dias que estuve en el hospital. Las clase fueron normales y gracias a los analgésicos que Abu incisito en que tomara, pude pasar la semana siguiendo de mi estadía en el hospital sin sufrir demasiado.
Al menos, de día no sufría. Pero cuando la noche caía y mi cabeza tocaba la almohada, las pesadillas de los Becket se repetían una y otra y otra vez como disco rallado en mis sueños.
Sus rostros lamentables, su dolor. Y siempre era yo la que lo causaba. La que los torturaba. Y al final, antes de despertarme, veía mi relajeo en algún recipiente espejado, mi rostro sonriente de alegría y placer, con sangre goteando y un trozo de carne entre mis dientes. Mis ojos brillando con un brillo desquiciado y demente.
Luego despertaba, cubierta de sudor y con un grito atascado en la garganta.
Las noches se hicieron largas y pesadas, mis ojeras mas profundas y mi paquete de calmantes fue disminuyendo mas rapido de lo normal.
Fue un respiro que en la escuela la moda de imaginarse la tortura de los Becket ya habia pasado, o sino mis pesadillas habrían estado presente con o sin sol brillando en el cielo.
Asi que mi rutina se volvió así: pesadillas y un par de horas de sueño por las noches. Levantarse al alba, hacer el desayuno, comer un poco, lo suficiente para no preocupar a Abu pero no tanto como para regresar la comida -el recuerdo de mis sueños aun fresco en mi memoria- luego ir a la escuela, tomar un calmante, ir a las primeras clases. Huir al bosque, almorzar, tomar otro calmante y regresar a clases. Cuando el suene el timbre que marca el final de día escolar, correr a la salida y esperar el autobús que me regresara a casa. Llegar, tomar otro calmante y encerrarme en el invernadero hasta que fuera la hora de dormir. Y empezar todo de nuevo.
Los rumores de la masacre de los Becket se fue apagando poco a poco después del funeral. La policía seguía sin hallar al culpable y la novia del chico Backet enloquecida mas día a día. Pero todo eso ya no tenia nada que ver conmigo.
Hasta que un miércoles, dos semanas después de mi hospitalización, mientras regresaba a clases después del almuerzo, choque con una escena que me sorprendió.
Eli, la novia del chico Backet, estaba frente a un chico que me daba la espalda, pero que reconocí enseguida.
El chico frio, el de ojos azules como hielo. El de imaginación mas vivida que cualquier otro. El culpable de que tenga tantas pesadillas. ¿Qué hace hablando con Eli?¿Se conocen?
—¿Qué le dijiste a la policía?—estaba hablando Eli, su voz sonaba un tono mas elevado de lo usual, sus palabras temblaban un poco y habia una necesidad obvia en su voz, estaba desesperada ¿por que?
—Le dije todo lo que se—contesto el chico, su voz tan fría como mi recuerdo de sus ojos. Me estremecí y, por alguna razón que escapaba de la razón, temí por Eli.
—¿Por que no atraparon al culpable?¿Por que siguen investigando? Fuiste el ultimo que vio a Declan. ¿Por que no les dicen quien es el culpable?
—Por que no lo se— respondió el.
Mentía.
Lo se, el estaba mintiendo. El sabia muy bien quien fue el culpable.
El recuerdo de hace dos semanas, SUS recuerdos, de como murieron torturados los Backet, las sensaciones tan reales... demasiado vividas para ser solo la imaginación de un chico con mucho tiempo libre y mente algo perturbada. Su mirada fría, indiferente y sin vida. Su tono de voz, como sino le importara la desesperación y el dolor de Eli. Y lo que estaba pensando ahora.
'¿Por que lloriqueas así por ese infeliz? El tubo lo que se merecía ¿por que siguen insistiendo? Eres tan asquerosa como el. Te mereces lo mismo que el. Basura."
—Dime, Ezra Momsen, dime quien fue, por favor...— lloro Eli, suplicándole con sus ojos.
'Fue el, Eli, fue el. Corre'

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Mente_En pausa
FantasyDe principio, ser un adolescente no es fácil. Pero la vida se vuelve un infierno cuando puedes leer la mente. Nacer con esta "habilidad" me llevo al asilamiento de mi familia, al punto en que mis padres me enviaron a vivir a la casa de mi abuela...