Poseída por los dioses sabrán que, salí de mi escondite y corrí hacia la chica que se deshacía en lagrimas, aferrada al asesino de su novio como si este pudiera ofrecerle consuelo.
'Debería correr en dirección contraria y buscar ayuda. O desaparecer' pensé, pero no puedo dejar a esa chica que esta a punto de ser otra victima de el.
Con fuerza, agarre las muñecas de la chica y le arranque del agarre del chico. La abrace, y con palabras tranquilizadoras la empuje sin ser tan sutil en camino a la enfermería. El timbre sonó y todos se metieron en sus respectivas clases, por lo que nadie me vio casi arrastrar a la fuerza a la chica que lloraba.
Ignore el par de ojos fríos que estaban clavados en mi, ni sus pensamientos extraños sobre mi. Me veía familiar, pero no recordaba de donde. Es mejor así, que no me recuerde.
Obligue a Eli a entrar a la enfermera, donde la mujer le dio un calmante y la ayudo a recostarse en una camilla. Aproveche que se habia marchado para acercarme a la pobre chica que lloraba hecha un ovillo. ¿Cómo dejaron sus padres que asistiera a la escuela cuando es obvio que esta muy perturbada?
Me agache hasta que estuve a su altura y acaricie su cabeza, compasiva. Debe ser horrible lo que esta pasando. El dolor que siente es como puñaladas constantes en el corazón. Es casi asfixiante, sin embargo yo solo siento un poco de ese sentimiento a través de sus pensamientos.
—Eli— la llamo, repito su nombre dos veces mas antes de que sus ojos enrojecidos e hinchados se fijen en mi —aléjate de ese chico, ¿si? Es mejor que te mantengas muy lejos de el ¿me lo prometes?
—¿Ezra?—moqueo ella, el nombre saliendo como un graznido —¿Por que? EL puede...
—Aléjate de el, Eli. Es lo mejor para ti. Prométeme que te mantendrás alejada de el.
Eli, asintió. No la moleste mas, pero aun me sentí inquieta. Estaba demasiado confundida como para poder confiar en esa promesa. ¿Qué debo hacer?¿Debería denunciarlo a la policía? ¿pero quien me creería? No hay pruebas, y no puedo decirle que leí su mente o yo seria la encarcelada al final. En un manicomio.
¿Debería pedirle ayuda a alguien con poderes sobrenaturales? Quizás pueda decírselo a Dae y que el en su función de espiritista, se lo comunique a la policía. Suele suceder que para algunos casos se contrate a espiritistas ¿no?
Deje la enfermería cuando Eli se durmió, los calmantes haciendo efecto por fin. Su mente de s durmió y el silencio fue todo lo que recibí. Abrí la puerta y salí al pasillo.
Quizás debí quedarme adentro.
Una mano se cerro sobre mi muñeca con un agarre de hierro. Abrí la boca a punto de gritar u quejarme cuando me llego un hilo de pensamientos que me congelo. Entonces vi esos ojos azules y vi mi reflejo en ellos, mi rostro distorsionado por el horror.
Ezra frunció las cejas, la desconfianza, dudas e ira dando vueltas con la fuerza de un huracán en su mente.
—Sígueme en silencio— ordeno con voz fría, mientras por dentro pensaba en como podría hacerme callar si me atrevía a abrir la boca. Una idea de como me noqueaba con un puñetazo y me ataba en el sótano de su cabaña paso como una estrella fugaz por su mente, pero fue suficiente para que mis cuerdas vocales dejaran de funcionar.
Asi que no grite ni pedí ayuda y como una tonta deje que me arrastrara por los pasillos vacíos de la escuela, hasta que salimos del edificio. Cruzamos la cancha vacía, cruzamos la reja de alambre que estaba rota detrás de las tribunas. Y siguió arrastrándome al bosque sin soltar en ningún momento mi mano.
Nunca tuve tanto miedo, ni cuando me enfrente a un vampiro hambriento o cuando rechace a un hombre lobo.
¿Va a matarme?
Abrí la boca, encontrando mi voz en algún momento, lista para gritar.
—No te atrevas— dijo el.
Y aunque hubiera gritado ¿Quién me oiría? Estábamos demasiado lejos ya, en algún lugar del bosque, demasiado lejos para pedir ayuda.
Llore, las lagrimas cayeron de mis ojos silenciosamente. Mordí mi boca para evitar gritar y enfadarlo mas. ¿Por que no puedo leerlo? Su mente esta en blanco ¿Qué quiere hacer conmigo?
¿Realmente va a matarme?
Yo... no quiero morir.
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Mente_En pausa
FantasyDe principio, ser un adolescente no es fácil. Pero la vida se vuelve un infierno cuando puedes leer la mente. Nacer con esta "habilidad" me llevo al asilamiento de mi familia, al punto en que mis padres me enviaron a vivir a la casa de mi abuela...