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Eijirō miraba la hoja y el lápiz frente suyo.

Después de clases había sido llevado a su habitación en contra de su voluntad para comenzará escribir las notas.

Pero por alguna extraña razón, escribirlas a mano le parecía mal.

Él había leído las notas en el teléfono de Denki, no a mano, y sin embargo no sabia siquiera como comenzar. Estaba frustrado porque aquello le pareciera tan difícil.

¿Como pudo Denki escribir todo eso y que se viera tan poético?

Él no sabia siquiera como empezar un ensayo que sonara coherente, mucho menos lograría hacer notas de amor.

...

¿Notas de amor?

...

Se sentó en el escritorio repasando aquello que lo mantenía algo atormentado, ¿Realmente sentía amor hacia Denki? ¿O era sólo una muy fuerte amistad?

No.

No podía ser solo amistad.

Sintió su corazón oprimirse al no saber que hacer.

¿Por que dudaba tanto?

¿Que era lo que sentía realmente?

Con Bakugou había sentido una atracción instantánea, una espontánea necesidad de acercarse a él a como de lugar, ya que nadie parecía querer acercarse. Se había aferrado ciegamente a la idea de una amistad, y luego su corazón y mente comenzaron a hacer estragos en su sistema.

¿Cuando comenzó a pensar en el cenizo de manera romántica?

No lo recordaba con exactitud y eso era lo que mas le molestaba.

No sabia la razón por la cual se había enamorado de Bakugou.

¿Realmente era amor?

¿O simplemente era atracción?

Se llevó ambas manos a sus puntiagudos cabellos desordenandolos haciéndolo ver extraño y gracioso, pero no le importo.

Se levanto de la silla y comenzó a dar vueltas y vueltas por la habitación, frustrado, nervioso, molesto, e intrigado por la cantidad de emociones que sentía y no sabia el porqué.

Golpeo el saco de boxeo de su habitación, y gruño como un animal al ver que no hacia mas que confundirse.

Odiaba sentirse tan perdido.

🐬

Denki se encontraba afuera de la habitación del pelirrojo.

La última vez que había estado allí, fue para buscar sus libros y había sido un momento demasiado incómodo, quizás el mas incómodo de su joven vida.

Como en la vez anterior, tenía la mano hecha un puño el cual acercaba y alejaba a intervalos de la puerta, sin animarse a tocar.

Tenia miedo.

Mucho miedo.

Apretó un poco el pequeño sobre que tenia en su otra mano, debía entregarle aquello y arreglar las cosas, pero se sentía incómodo de solo pensar en ver al pelirrojo a la cara, nervioso por entregarle aquello y ansioso por la respuesta o reacción del contrario.

Con la poca valentía que logro obtener, tocó la puerta, con algo de fuerza, queriendo correr pero sintiendo sus piernas débiles de repente.

Unos pasos se escucharon al otro lado de la puerta seguido de un sonoro "Voy", y poco después, estaba cara a cara con el pelirrojo de sus sueños.

Aquel hermoso chico de cabello rojo y puntiagudo, que en ese momento lo hacia lucir como un puerco espín, debido a lo desordenado que se encontraba, tenia una camisa de color naranja arrugada y sus pantalones negros de dormir.

Y a los ojos de Denki, ese chico era cada dia mas hermoso y el único a sus ojos capaz de hacer que su corazón lata de manera desenfrenada.

O quizás era taquicardia.

El rubio quería acercar su mano al rostro ajeno y acariciarlo hasta perderse en la suavidad de la piel ajena, pero se contuvo.

<<Dale la puta carta y vete>>

Le decía su subconsciente ya harto de verlo sufrir.

Y sin perder mas tiempo, le extendió aquel sobre de color rojo con el sticker de un rayo a modo de sello.

Eijirō lo miró alzando una ceja confundido e incómodo por las acciones del rubio, quien no había dicho nada en todo el rato que llevaban ahí parados.

—Leela por favor—pidió Denki en el momento en que Eijirō acepto la carta— Se que fue muy infantil el como me comporte en la cafetería, pero eso no quita que leyeras mis notas y todo lo que siento por ti, que si, es real.— Denki se armó de valor para continuar bajo aquella rojiza mirada, que se mantenía sobre él, expectante-— Todo lo que leíste es real, y no espero que me correspondas, solo quiero que los tomes en cuenta por si llegas a pensar que nadie puede amarte. Porque yo si lo hago.

Rojo como un tomate y con ganas de lanzarse del balcón. Denki salio corriendo a toda velocidad por los pasillos tras decir aquellas últimas palabras, perdiéndose el adorable sonrojo en las mejillas del pelirrojo.

¿Que fue eso?

Se preguntaba Eijirō observando aquel sobre.

—¿De verdad me amas de esa forma tan pura, Denki?— preguntó a la nada con una sonrisa— Dios porque fui tan ciego—se reprocho entrando a su habitación para leer aquella carta que con esfuerzo, su rubio le había hecho.

Sonrió ampliamente.

<<Su rubio.>>

Que bonito sonaba aquello en su cabeza.

Por favor que alguien lo ayude a entender aquellos sentimientos que tiene hacia aquel chico.

¡Y rápido!




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Notas- (Libro 2) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora