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Quizás fue muy impulsivo, quizás debió pensar mejor antes de reaccionar de esa manera, pero, ¿Que debía pensar realmente?

Aquello que mas anhelo y soño se estaba cumpliendo ante sus ojos, lo aceptaban y correspondían por quien era, no por su cuerpo o belleza, sino por su personalidad y carisma.

Mientras corría por los pasillos, evitó el ascensor y opto por las escaleras, debía apresurarse antes de que su cuerpo y mente le gritaran a los 4 vientos que se detuviera y lo pensara mejor.

Pero no, ya no quería estar al margen y ver como todos parecían encontrar el amor mientras él se quedaba a la deriva esperando algo que pensó nunca llegaría.

Pero ya llego.

Había llegado su momento de amar y ser amado, de dar y recibir amor, de querer y sentirse querido.

Había llegado después de tantas lágrimas, su momento de sonreír, después de tantas noches de desvelo, había llegado su momento de dormir en los brazos de quien ama, después de tanto sufrimiento, por fin podía ser feliz.

Tropezó con un escalón haciéndolo caer, por estar metido en sus pensamiento pero se levantó con rapidez para seguir corriendo por los pasillos y así llegar a su destino.

Con la respiración agitada y secando el sudor de su frente toco la puerta de manera insistente.

—Voy— escuchó que decían al otro lado, inhaló y exhalo tratando de mantener las calma. Ya había corrido hasta allá como un desquiciado, ahora debía actuar de manera civilizada si quería dar una buena impresión.

La puerta fue abierta.

Rubí y ámbar se encontraron.

Los primeros sorprendidos, y los segundos brillantes.

Eijirō no pensó que el rubio de verdad iría a su habitación después de leer las notas, los nervios y ansiedad por saber que pasaría lo privaron de la necesidad de dormir. Pensó que Denki iría hasta allá sólo para burlarse y entregarle las notas arrojándose las en la cara, pero lo fue así.

Los ojos ambarinos del chico, se encontraban brillantes, rojizos por haber llorado de felicidad segundos antes y tan llenos de amor, que si Eijirō no se hubiese sostenido del marco de la puerta, hubiese cedido y caído de rodillas ante ese hermoso chico.

Ahí frente a él, estaba su amado rubio, sonrojado desviando la mirada, y con el collar que él había puesto en la caja, en el cuello.

Tenía puesto el collar.

¡¿Eso es un si?!

Una exclamación salió de sus labios al comprender, y rápidamente se hizo a un lado.

—¿Quieres pasar?—pregunto inseguro, pero emocionado— esta oscuro aquí afuera.

Denki asintió a la invitación y entro antes de que sus piernas le pidieran marcharse, que nervios.

Se sentó en el suelo de la habitación del chico e inhaló y exhalo un par de veces, en lo que él pelirrojo cerraba la puerta y se sentaba frente suyo.

—Kiri...—comenzó pero las no querían salir de su boca.

¿Por que ahora todo parecía ir en su contra?

—Perdoname.

Denki lo miro sorprendido.

—¿Eh?—alzó una rubia ceja sin entender lo que había dicho Eijirō.

—Perdoname por ser un completo idiota, se que te lastime, te hice daño emocionalmente y todo por un amor ciego— comenzó aparentando su pantalón de pijama con las manos— Tu... Tu me gustas.

Notas- (Libro 2) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora