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Sintiendo una tranquilidad y un calor que se le hacia familiar pero no lograba recordar de donde Gulf, simplemente se acomoda mejor para seguir sintiendo ese calor que tanta paz le brindaba.

Abriendo los ojos lentamente puede ver el torso de un hombre, algo que lo asustó y se alejó lo más rapido posible cayendo de la cama, sorprendiéndose más de saber que era su jefe ¿cuántas mas tonterías iba a hacer frente a ese sujeto? Con cautela se levanta aun con el dolor en el trasero y se dirige al baño, mirando de nuevo al sujeto dormido en su cama.

Viendo su reflejo en el espejo, intenta encontrar las marcas de los golpes en su cara, al abrir su camisa no ve tampoco moretones en sus costillas, ni siquiera siente dolor, salvo el de su trasero; era como si su primo no lo hubiera golpeado.

-¿Qué demonios está pasando aquí?- cerrando los ojos- Desde que conocí a Mew cosas muy extrañas han pasado.






Viendo de nuevo su reflejo, ve imágenes en su cabeza, imágenes que parecían ser del pasado, un pasado parecido al de sus sueños llenos de bruma en donde logra escuchar una canción que le da paz pero también mucho dolor. Ve a un sujeto de alas negras tener entre sus brazos a alguien, no lograba verles el rostro, pero parecían estar ocultos pues se encontraban adentro de una cueva, una cueva que ocultaba lo que había entre ellos, no pudiendo preguntarse si lo que sucedía entre ellos era prohibido.

-¿Mild tendrá razón?- tocando su reflejo- ¿Será mi vida pasada lo que veo ante mis ojos? - mirando la puerta cerrada- ¿Quién eres Mew Suppasit?






Mientras se lavaba la cara, no dejaba de preguntarse porqué su primo lo odiaba tanto, que había hecho para obtener tanto odio. Recordando lo que había pasado en el baño, no dejó de sentir escalofríos y comenzó a senir sus piernas débiles.

-¡Hola primito!- cerrando la puerta del baño.

-¿Qué haces aquí, Kaownah?

-¿Crees que te alejarás tan fácil de nosotros?- tomando a Gulf por su camisa- ¡Estás muy equivocado!- golpeándolo en el rostro- ¡Tú no puedes ser feliz... tu vida tiene que ser tan miserable, como lo fue en el pasado!

-¿De qué hablas?- cubriéndose el rostro, sólo para sentir un golpe en sus costillas que lo dejó sin aire- ¡Basta!

-¡Siempre has sido el nño bonito, al que todos aman, hombres y mujeres... mi padre te desea y eso es asqueroso, estoy seguro que has hecho algo para engatusarlo.

-¡Estás demente!- sintiendo otro golpe en su cara.

-¿Por qué no puedes hacerlo conmigo?- intentando desabotonarle la camisa- ¿Acaso es tu sangre?- oliéndolo- ¿tu sabor?

-¡Déjame!- escuchando el tocar de la puerta y sintiendo como su primo lo lleva a uno de los cubículos.






Respirando para intentar calmar y alejar esos recuerdos, Gulf se hace un ovillo en una de las esquinas del baño, cubriéndose los oídos y respirando con dificultad.

El demonio enamoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora