SIETE

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Montañas inquietas

Mina de los Diamantes Negros, Bakur-Hama

Los rayos del sol se colaban en las montañas altas de las Minas de los Diamantes Negros, creando sombras por doquier al mismo tiempo que esas mismas sombras creaban grotescas imágenes deformadas del lugar.

Estas montañas eran uno de los reinos de los Kazarawi, o más bien conocidos por los humanos como los Enanos. Ellos era una raza de seres diminutos fornidos con grandes y frondosas barbas que se teñían de blanco cuando bebían ingestas cantidades de cerveza. Eran mundialmente conocidos por ser excepcionales mineros extrayendo minerales y rocas preciosas; herreros forjando armas y armaduras de una gran calidad para verse enmarcadas para que lo vea todo el mundo o para asestar un golpe mortal a un enemigo; eran los joyeros que todo el mundo quería por las bellísimas joyas que llegaban a construir a partir del diamante, rubí, zafiro y esmeralda; constructores y arquitectos de poderosos edificios de un encanto pintoresco y caminos bellamente pavimentados en la mismísima roca; e ingenieros de las más alocadas armas de larga distancia, recurriendo muchas veces a las runas antiquísimas de su pueblo para crear una nueva creación todavía más mortífera para su enemigo que la anterior. Además todos sus productos que salían al mercado exterior, para que los humanos u otros Kazarawi los comprasen eran vendidos a precios muy altos para los estándares humanos, por lo tanto, al menos para esa raza eran productos de lujo.

Sus hogares eran excavados en la misma roca de la montaña, cavando y cavando cámaras en las que edificar inmensas construcciones grabadas en la piedra sostenidas de columnas del mismo material o de mármol blanco.

Bakur-Hama era la ciudad-fortaleza del reino de las Minas de los Diamantes Negros, conocidos por todo el mundo por las bellas piedras preciosas que extraían de sus excavaciones, destacando entre todas los diamantes negros de Khodot, llamados así por el primer monarca del reino, Khodot Puño de Fuego del clan Barba de Acero. Ese mineral extraído de la tierra con arduo trabajo por parte de los mineros era transportado hasta los joyeros, quienes se encargaban de transformarlos en joyas dignas de grandes reyes y señores, con los diamantes capaces de brillar cuando los rayos de la luz de la Luna caían sobre ellos, creando imágenes que callaban a todo el mundo; mientras que el resto de lo extraído y que no se podía utilizar por los joyeros era enviado a las forjas, donde los herreros utilizaba lo que quedaba para rematar bellamente sus armas en las empuñaduras.

La ciudad estaba protegida por unas murallas de piedra de gran grosor y guante, pero para aumentar las capacidades de estas para soportar los proyectiles enemigos o las armas de asedio, lo reforzaron con planchas de hierro de veinte milímetros de grosor, y por si acaso, incrustaron runas mágicas de su pueblo solamente podía fabricar.

Igualmente para antes llegar a dicha ubicación tendrías que atravesar la misma montaña en sus múltiples decenas de caminos, un entramado capaz de hacer perderse ejércitos enteros y que nunca puedan ver la luz del sol nunca más en su vida; pero por si llegaban a encontrar uno de los caminos que daban dirección a Bakur-Hama, los Kazarawi ya pensaron en ello, por lo tanto, a lo largo de los siglos fueron erigiendo una serie de fortalezas menores, conocidos por los humanos como el Bastión del Norte, el Bastión del Este, el Bastión del Oeste y el Bastión del Sur, aunque en la lengua enana se nombraban de diferente manera. Dichos bastiones estaban bien abastecidos y pertrechados para un largo y cruento asedio, con cada soldado perteneciente a una de las guarniciones siendo un veterano guerrero que no piensa abandonar su posición; además de que cada una de estas posiciones defensivas estaba bajo el mando de un líder de un clan.

Los clanes Kazarawi eran las agrupaciones en los que se encontraban su raza, cada reino contaba con una cantidad de clanes, algunos con más y algunos menos, peros siempre gobernados por uno que habían escogido por votación.

El azote de la hordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora