DIEZ

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Oscuros viajeros

Reino de Santlown, ducado de Santlown, condado de Santlown

Santlown, Palacio Real

Desde la partida del ejército real de la capital para confrontar a la amenaza de los orcos las cosas habían estado algo inquietas. Rumores de todo tipo campaban a sus anchas por las calles y hogares de la gente.

Algunos rumoreaban de que los enanos habían sido acudidos a las armas, pero que en medio del camino fueron emboscados por una fuerza de orcos, impidiéndoles poder haber llegado a la batalla a tiempo. Esos orcos que les atacaron pudieron dispersarlos tras una cruenta batalla, perdiendo a bastantes compatriotas poderosos durante los combates, pero quedando más de un millar de aguerridos y experimentados enanos para seguir combatiendo contra el enemigo en común.

Por otro lado, otros rumores contaban el desarrollo de la batalla. En unos contaban que la batalla había comenzado perfecta, con los proyectiles masacrando a todos los orcos que pudieron hasta que esos monstruos chocaron contra los cuadros de infantería de los soldados estatales. La batalla continúo estancada hasta la llegada de refuerzos por parte de los orcos, con la llegada de más de más de su cruenta raza y un batallón de trolls, forzando a los caballeros de la orden de los Templarios del Destino a salir al galope para detener al enemigo y, las tropas del duque Vlad tomar posiciones avanzadas; no obstante eso parecía ser una distracción cuando de repente, de los flancos aparecieron otras oleadas de orcos, convirtiendo el campo de batalla en una carnicería, y obligando a las tropas de Coltact a retroceder para salvar sus vidas, congregándose a las unidades de caballería en el flanco derecho ante la aparición de Aulelar. Los combates continuaron hasta que por todo el campo de batalla se escuchó que el poderoso caudillo había muerto a manos de los hermanos Fleischman. Cuando esta noticia llegó a oídos de los orcos sucedieron tres cosas en la Horda: huyeron en desbanda para salvar sus vidas, luchaban entre sí para conseguir el liderazgo de los restos de su ejército o luchaban hasta el final contra sus enemigos.

Mientras que otra versión de la batalla era igual que la primera, pero el final cambiaba siendo este la muerte del rey a manos de Aulelar en combate singular y la retirada por parte del ejército ante la figura de su comandante muerta, abandonando a los muertos y los heridos que no podían rescatar junto a un contingente que se sacrificó para dar tiempo a que sus compatriotas huyeran del campo de batalla.

El problema de esa información era que todo eran rumores, nadie sabía a ciencia cierta qué ocurrió en la batalla. Los ejércitos de los duques no habían regresado a sus hogares o ninguna ciudad fronteriza o ya adentrándose en el ducado de Coltact daba alguna pista del paradero de las dos fuerzas. Eso solamente provocaba el temor de la población en todo el reino. Miles de guerreros poderosos habían acudido a las armas, levantándose miles de soldados estatales y miles de caballeros que se reunieron para luchar junto al rey. Era imposible que más de mil caballeros cayeran en combate.

No obstante, los sacerdotes del culto a Dereiro estaban muy inquietos. Ellos rezaron una y otra vez desde la partida del rey para que tuviese buena suerte en la batalla y su dios, aun estando lejos de sus dominios diese la máxima ayuda a la hora de frenar el avance de esos monstruos. Pero algunos de ellos dijeron que el monarca había sido derrotado y la esperanza para su pueblo muerto con él, por lo tanto, significaba el fin del mundo-

Ante esa ola de pesimismo se aglutinaron los más fanáticos al culto del dios del mar, congregándose miles de fieles que se convirtieron en flagelantes y llegaron a asaltar varios arsenales de la guardia de la ciudad, apoderándose de sus armas y creando propias guardias que protegían los templos repartidos a lo largo de la urbe.

El azote de la hordaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora