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Jimin no recordaba mucho de su infancia, más que situaciones puntuales, las cuales desgraciadamente  en su mayoría no eran buenas.

Recuerda ir a comer helado muchas veces con sus padres.

Recuerda comprar un bonito esmoquin para ir a misa a sus 12 años con su padre.

Recuerda acompañar a su madre a la comisaría y verla trabajar.

Pero también recuerda todas las golpizas que ha recibido.

Recuerda las conversaciones a escondidas de sus padres, mencionando lo gordo que estaba, las dietas que lo pondrían a hacer.

Recuerda el como decían que parecía que era un maricon porque no se fijaba en las chicas y le gustaba el rosa.

Recuerda haber sido alejado de los chicos por un tiempo y ir a charlas de desviación sexual en la iglesia diariamente, charlas que nunca dieron frutos.

Recuerda el día que sus padres simplemente decidieron resignarse y dejar su orientación en paz, con tal de que no estuviera con nadie ya que eso podía atraer miradas.

Recuerda haber llegado un día temprano a su casa y ver a su madre con un chico mucho más joven que ella follandola.

Recuerda las amenazas de esta si le decía a alguno de los chicos o cualquier otra persona.

Recuerda ir un día a la iglesia y encontrar a su padre con dos mujeres tocándose entre ellas frente a él.

Recuerda las amenazas de este, iguales a las de su madre.

Recuerda cada palabra y cada cosa desde que es un adolescente.

Sonríe, portate bien, saca buenas notas, no dejes que nadie ose profanar tu cuerpo, tu vives para nosotros y para Dios.

Se el hijo perfecto, aunque seas un puto homosexual y vayas a arder en el infierno, se perfecto para nosotros, o ya no serás nuestro hijo.

Aléjate del otro lado del pueblo, es gente malvada, asquerosa y sin futuro.

Siempre quédate en este lado, nosotros somos los únicos que valemos la pena.

Y por último, nunca, jamás, te despegues de Busan, tu naciste aquí y perteneces aquí, no nos interesa si eres feliz, tu eres nuestro muñequito y hijo perfecto.

Somos una familia perfecta fuera de nuestra gran y lujosa casa, a pesar de que dentro de esta más sean los castigos y gritos que los momentos de plena felicidad.

Jimin quería simplemente morir.

Amaba a su chico, amaba a sus amigos, amaba a los que estaban junto a el justo ahora, pero aún así, sentía que una parte de él no estaba.

Ellos ya no me aman.

Merezco morir.

Merezco arder en el infierno.

Doy asco.

Soy un mal hijo.

—¿Amor?—Jimin volvió a la realidad de golpe al escuchar a Jungkook, fijándose en que todos los chicos lo veían atentamente preocupados.

Todos habían venido a visitarlo hoy, pero Jimin honestamente solo quería estar solo.

—¿Si?, lo siento, estaba pensando—Jimin sonrió lo más honestamente que pudo, pero todos notaron de inmediato que era una sonrisa muy forzada.

—De repente empezaste a llorar, ¿Que pensabas?—Jungkook seco sus lágrimas preocupado, y solo ahí Jimin se dio cuenta.

—Oh, no es nada, pensaba tonterías, no se porque empecé a llorar de repente—Jimin se recompuso rápidamente, intentando darle tranquilidad a sus amigos.

Angeles y Demonios (Kookmin/Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora