¿Por qué lo prohibido siempre resulta lo más interesante?
El pequeño Izuku lo sabía, no debía acercarse al mundo humano y tampoco interactuar con ellos. Lo sabía, pero no pudo evitar soñar despierto hasta que cayó en la trampa de la fantasía.
Sus l...
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Unidos por lazos especiales.
Puntada tras puntada, pinchazo tras pinchazo. Los piquetes con el delgado objeto puntiagudo eran frecuentes en sus dedos gracias a un inquieto niño que parecía hacer de todo menos quedarse quieto. Lastimó su dedo otra vez y sus manos viajaron a su cadera para mirar al inquieto mocoso con reclamo, acto que hizo de inmediato paralizar al pequeño del miedo.
Prosiguió con cuidado de no lastimar otro de sus delgados dedos y al fin pudo arreglar ese pequeño corte que hacía ver la prenda más grande para alguien tan pequeño. Dio un último vistazo para así sonreír del trabajo que a sus ojos estaba perfecto. ¡Oh pero que osadía ser tan lindo! Su hijo era un bello niño.
─ Cuidado Izuku ─ dijo su madre riendo al ver como su hijo movía sus bracitos admirando el trabajo de su madre, lo detuvo con ternura para ver su cara y apretar esas mejillas sonrosadas.
Arregló otra vez las arrugas formadas y pasó su mano tocando las perlitas blancas que destellaban por si solas como estrellas, era una buena prenda. Esta pasaba unos centímetros de su cintura, de color turquesa que transparentaba al final y se ondeaba como las algas verdes, se cortaba en la mitad del pecho completamente sin ningún botón para sujetarla.
─ ¿Ya puedo ir? Los demás están esperando, volveré enseguida ─ puso la cara más tierna en busca de conseguir la aprobación de su mentora, acto que hizo rodar los ojos de su madre y soltar con cansancio el "si" tan esperado.
─ Bien, ve. Solo recuerda llegar a tiempo para la celebración por tu sexto cumpleaños ¿Qué haríamos con el príncipe llegando tarde? ─ retirada la linda prenda que había estado confeccionando para su hijo, lo miró molesta a causa de su constante manía de llegar tarde.
─ No lo haré, enserio. Este año es especial ¡Ya soy un tritón adulto!¡Voy a proteger mamá! ─ exclamó feliz y con orgullo dichas palabras, al fin podría salir a la superficie.
Ese año al fin cumplía su sexto año de vida, tendría el mejor regalo de todos después de unos días y eso no era todo, hoy había fiesta con mucha, demasiada comida para él solito.
─ Sí, sí. Izuku, si llegas tarde no te dejaré salir el día de tu primera Luna Azul ─ lo amenazó dejando que fuera libre a nadar por el reino con sus amigos y guardó las ropas elegantes para dicho evento.
El punto de encuentro era el Valle de Ibarh, donde los peces solían pasar a una hora específica del día y todos los pequeños traviesos los seguían felices. No era nada extravagante, pero no dejaba de ser divertido.
Ibara-san, Shinso-kun, Camie-san, Kyoka-chan siempre se encontraban con él para jugar en el amplio mar, siempre tan curiosos por el exterior, recolectaban cosas del mundo humano que solían caer de las embarcaciones lejos del reino, las guardaban en su sala de reuniones que era una cueva con linternas que usaban en el reino.
