¿Por qué lo prohibido siempre resulta lo más interesante?
El pequeño Izuku lo sabía, no debía acercarse al mundo humano y tampoco interactuar con ellos. Lo sabía, pero no pudo evitar soñar despierto hasta que cayó en la trampa de la fantasía.
Sus l...
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La frustración de la verdad
Correr en el clima helado es una de las sensaciones más incómodas y dolorosas, Ochako lo sabe, su garganta quema por correr con la boca abierta a falta de aire, su nariz parece deficiente porque se le olvidó respirar y el peso extra en su espalda le está dificultando moverse como siempre. Escucha quejidos por parte de su amigo, revisa cada cierto tiempo que esté cómodo y no exista otra herida la cual atender de urgencia.
─ Un poco más, Ochako. Tus amigos te necesitan.
Se anima a sí misma, desearía tomar una ducha caliente, tomar una taza de chocolate cremoso y reposar en su sofá junto a la chimenea. Pero, la imaginación traicionera no es capaz de diferenciar el momento inoportuno.
Llega al puente del inicio, mira a lo lejos con una sonrisa de alivio hasta llegar y notar un pequeño detalle. El puente había caído junto con la avalancha de recién.
─ ¡Maldición!
Es una distancia muy larga para saltar, pero está bien. Ella estará bien. Sabe magia, cuenta con su propio poder está vez.
─ ¡Vamos a levitar, Mineta! ─ No la escucha, pero se anima de esta manera, olvidando por completo el escalofrío en su espalda y como sus piernas se tambalean por el miedo de caer. Un error y le costaría no solo su vida, sino también la de Mineta.
Toma impulso, respira profundo y en su mente sigue gritando "puedes hacerlo" o "Izuku seguramente lo haría". Cuando corre, la nieve se hunde bajo sus pues, es molesto porque el esfuerzo es el doble de lo que sería normalmente. Sostiene con su mano derecha el báculo y ella salta.
Es un salto un tanto débil, pero gracias a la levitación, ella es capaz de pasar al otro lado con las últimas fuerzas que le quedan. Golpeando sus piernas en el aterrizaje por lo débil de su estado.
─ Eso fue emocionante, pequeña. ─ Al otro lado, por estúpido que suene, el rey Nezu aplaudía eufórico mientras la chica parecía desfallecer. ─ ¿Salen solo dos?
─ Majestad, mis compañeros están atrapados en una de las cuevas. Por favor, ayúdelos. ─ Se arrodilla y con su voz apagada suplica.
─ ¿Por qué debería? Es peligroso para todos nosotros entrar en este momento, estás exhausta y herida. Tú los has dejado primero. Así que, ¿Por qué tengo que arriesgar a mi gente? ─ Ochako ríe sin creerlo, tratando de averiguar si es una broma de mal gusto.
─ Como usted sabe, primero debo priorizar a la gente que tengo más cerca y herida, he traído a Mineta porque está herido y no podía dejarlo en un lugar inseguro estando inconsciente. Tampoco he sido tan boba para no asegurarme del lugar donde están atrapados, hay una señal que seguro reconocerán y tiene una barrera protectora. Débil, pero entrar ahora no será problema. ─ Tras esto Ochako se desmaya, el cansancio le gana y la energía que tenía era la sobrante que la joya blanca no le había robado.
