4.

1.1K 152 31
                                    

Capítulo con música
Take to the sky - a how to train the your dragon

Reproducirla ahora
.

.

.

Gãrimsh, reino de los dragones

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gãrimsh, reino de los dragones.

Pasado el frondoso - y extremadamente húmedo - bosque, en los cuales tardaron pasar esos horribles seis días con el sol en su punto más alto, definitivamente no era algo que pudieran agradecer. Esos calurosos días habían sido agotadores y las copas de los árboles les brindaba refugio de su principal enemigo radiante. En su último día para cruzar el bosque esperaban vagamente tener la fortuna que el sol desapareciera entre nubes grises, pero nunca pasó. Una vez al límite de Gãrimsh todos taparon su piel del fuerte sol o se escondieron dentro de la carreta, porque eso era pisar el mismo infierno. El agua escasea tanto en este lugar debido a sus tierras áridas, cuando llegas al límite nunca está demás soltar una exclamación por el asombro.

El polvo venía con fuerza, casi como si tuviera el cometido de arruinar la vista de los intrusos y el fuerte sol quemaba aún con la ropa puesta, evitaron a toda costa el negro y eso quemaba, de nuevo, como el infierno. La caminata en ese sitio era eterna, perdurable, perpetua; el tiempo parecía no pasar, pero el sufrimiento parecía acrecer.

Sus oídos captaban las feroces ráfagas que hacía el viento, danzaba con mucha precisión en el aterciopelado desierto bajo la luz del imponente sol y, por último, su boca se sentía tan seca y áspera con solo pasar saliva, al menos la que se podía formar. El agua debía ser proporcional al viaje, no podían derrocharla antes de llegar porque tal vez morirían antes de pisar las cumbres de Gãrimsh.

Las huellas desaparecían después de haberlas marcado apenas hace 2 segundos, el cansancio reinó entre los artistas y de quienes estaban en su carreta, no soportaban el calor y sudor formado por el encierro. El día se despedía a paso lento con ellos, seguro ni los iba a extrañar.

─ ¿Ya llegamos? ─ siempre había una persona que atormentaba su paciencia. Emi venía tan cansada que arrastraba sus pies.

─ No, ya te dije hace dos minutos que ¡Lo veo! ─ gritó el que estaba de guía, al fin llegaban al Reino de los dragones.

─ ¡Al fin, maldita sea! ─ Emi fue al principio de la carreta a comprobar que efectivamente habían llegado.

Se prepararon para la llegada habitual que hacían. Música, baile, trucos y magia de luces; una buena presentación era el boleto de entrada a cualquier batalla. Una vez ahí, el registro minucioso se hizo presente, si bien la carta de su llegada llegó a los reyes de Gãrimsh, no estaba demás hacer la supervisión correcta.

Cuando pasaron la entrada, el espectáculo empezó, las miradas estupefactas fueron reemplazadas por alegres sonrisas impregnadas de curiosidad. Ciertamente, en el reino no suelen aparecer dichos artistas muy a menudo y este era el primero que no se sentían intimidados por las enormes y majestuosas bestias.

Beso De Sirena |KatsuDeku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora