¿Por qué lo prohibido siempre resulta lo más interesante?
El pequeño Izuku lo sabía, no debía acercarse al mundo humano y tampoco interactuar con ellos. Lo sabía, pero no pudo evitar soñar despierto hasta que cayó en la trampa de la fantasía.
Sus l...
Capítulo con música Eternal eclipse - shadows in the sea
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El frío que dejaron tus caricias.
Frío, un frío casi irresistible le recorrió cada parte de su cuerpo. Las salpicaduras del agua salada no se comparaban en nada a esa helada sensación en su pecho, podía jurar que estaba a punto de estallar. Katsuki escucha esas olas chocar con las rocas, rocas tan filosas y que si cayera podría morir e Izuku saltó hacia ellas. Su pequeño cuerpo ya no aguantaba el peso de sus pensamientos, se atormentaba por lo que pudo haber ocurrido y no era consciente de que la posibilidad de que viva era mucho más grande.
Mira sus manos, la pequeña carreta volcada, su sangre y lágrimas que se mezclaban entre el sudor, el sentimiento de ahora parecía idéntico a la culpa. No pudo ver de nuevo hacia abajo, la respiración errática le impedía siquiera moverse, sus pies no reaccionaban para nada, con el vómito queriendo salir de su garganta y sus manos no hacían otra cosa que apretar su pecho hasta lastimarse con las uñas. Se ahogaba entre esa culpa.
Sus ojos carmesíes entonces vieron esa bella luna sobre su cabeza, volviendo a darle valor de pararse a ver de nuevo hacia sus pies, esos que tomaban el color azulado y estaban entumecidos. Las lágrimas no dejan de caer, pero tiene confianza de que tal vez y solo tal vez Deku esté bien. Mientras vuelve su vista a la luna sus oídos son capaces de escuchar un melódico canto proveniente del océano, uno tan dulce y a la vez doloroso; no lo entiende, pero sabe que él definitivamente debe estar bien ahora.
No es consciente de que sus lágrimas son abundantes cuando empieza ese canto, su mente es pacífica y no logra pensar en nada que no sea esa vista. Un cielo con estrellas cayendo y la luna iluminando su atormentado corazón. Era sentir el viento abrazarle en una ternura y amor maternal, no sentía miedo y no quería dejar de sentirlo; solo de pensarlo le llena de intranquilidad.
─ ¡No dejen de buscarlo, debe estar cerca! ─ es capaz de escuchar la voz de aquel hombre, los pasos de muchas más personas y sabe que debe ser rápido.
Katsuki toma la pequeña carreta y la bota por donde Deku había saltado, corre y escucha el estruendo que hace la madera al caer. Solo ruega que haya ido de vuelta a casa.
...
Fue capaz de que las llamas no se extendieran más, que se apagaran totalmente para encontrarse con su hijo, pero por más que gritaba su nombre este nunca respondió. Mientras corría por toda la plaza y volviendo al circo por si había algún rastro era capaz de escuchar un canto que le rompió completamente ¿Dónde mierda se había metido?
─ ¡Katsuki!
Era tan molesto que parecía dirigido hacia ella, le dolía internamente y no podía evitar que sus fastidiosas lágrimas arruinaran su vista. Por un momento maldijo a las mismas sirenas por aquello, era tan angustiante que se haya preocupado más por el circo que por su propio hijo. Era jodidamente angustiante. No pensaba claramente y no deja de imaginarse escenario de su hijo intentado escapar con finales trágicos, quería respirar, pero al parecer olvido como.
