XXII. OPERACIÓN: TRITÓN.

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    —Así que tú eres Nikolay —dijo el hombre detrás del mostrador—. Escuché que fuiste ascendido muy rápido.
    —¿Qué quieres que diga? Soy bueno usando armas —respondió Nikolay.
    Después de comer, el joven se encaminó a la armería; donde, según Chagnut, Brad Vilchis habría de darle un nuevo equipamiento acorde a su reciente ascenso.
    La armería era un depósito dónde se gustaban las armas, uniformes y demás aditamentos técnicos como smarthears, visores nocturnos, Aile-dos, y refacciones para ellos. Para acceder a cualquier recurso había que llenar una forma y contar con la autorización de un superior por escrito. Afortunadamente Nikolay ya era soldado rango 3, así que podía saltarse ese trámite.
    Brad Vilchis lo miró con recelo y dirigió su vista al viejo ordenador. Buscó la ficha y en efecto, Nikolay Ginneorie Letto estaba registrado ante el sistema como soldado, rango 3; desde hacía tan sólo una hora y media.
    —Bien, todo en orden; por favor entrega tus tres uniformes que te fueron asignados y te daremos los tres nuevos que te corresponden.
    Brad, hombre de entre treinta y cuarenta años, castaño de pelo y ojos dirigió su atención hacia una impresora 3D; introdujo una serie de especificaciones y la máquina comenzó a moverse, creando capa por capa un emblema metálico con forma de V invertida.
    »Éste es tu emblema de rango, con el puedes entrar a los niveles inferiores y solicitar lo que desees de la armería sólo con tu firma.
    »Generalmente no habría problemas, pero con lo acelerado de tu ascenso te sugiero que la cuides mucho; si la pierdes, también tus privilegios y no podrás recuperarla —dijo, entregándole la insignia.
    Nikolay la miró, era de sthorium y brillaba a contra luz. Tal vez era absurdo, pero hasta hace un mes había soñado con el momento de conseguir una por sus propios méritos; y ahora que tenía una entre sus dedos, no era la gran cosa. Tanto había perdido que no se compensaba en lo más mínimo; la vida de sus amigos, compañeros, inocentes y quizás de enemigos, no valían el insignificante reconocimiento.
    »Puedes cambiarte allá atrás.
    —Pero no traigo mis uniformes conmigo; creo ser el único imbécil que sale de la barraca sin pantalones y playeras de repuesto —declaró Nikolay, sarcástico.
    Para él era absurdo tener que intercambiar uniformes cada que se subía de rango, ¿quién cargaba la ropa consigo?; la ODM no se tomaba tantas molestias, sencillamente daba una insignia más y ya.
    —No hay problema, llévate uno y deja el que traes; después trae los otros y nosotros los llevaremos a la lavandería —contestó Brad.
    »¿Cuál es tu talla?
    —Mediana —respondió el joven.
    El hombre le entregó un paquete de ropa. Pantalón gris, playera negra, botas y guantes de escalada magnética, y un Aile-dos. Era increíble que todo eso viniera con un ascenso; era muy parecido al equipo oficial de prácticas de la ODM.
    Al ponerse la playera negra, de inmediato sintió un material sintético muy diferente a la tela; bastante parecido a Neo-Exodermis.
    »¿Por que es una playera y no el conjunto completo? —preguntó.
    —¿Tienes idea de lo qué cuesta conseguir éste material? A diferencia de la ODM, nosotros no contamos un presupuesto del populacho. Tenemos que hacerlo rendir al máximo —argumentó Brad, de mala gana.
    —Entiendo, no tienes que enojarte —declaró Nikolay, cambiándose de pantalones.
    —Perdona, me irrita mucho que un novato recién llegado ascienda al mismo rango que yo en dos días sin ninguna misión en su haber —reclamó el sujeto, más molesto aún.
    »¿No piensas llevarte un arma?
    —¿Qué recomiendas para una misión de invasión? —preguntó Nikolay, ajustándose el Aile-dos.
    —Tenemos el sub-rifle de asalto, la AK-68 automática o el martillo neumático; es la más popular —dijo Brad, igual que un experto en armas.
    —El sub-rifle es bueno, arma por excelencia, pero el parque se agota rápido. Con la AK-68 ocurre lo mismo, y la manual se traba mucho.
    »En cuanto al martillo neumático, es muy grande y me resta movilidad —respondió Nikolay, dejando en claro que también sabía de armas; ajustándose el cinturón.
    —¿Qué te parece una ST-1000, es compacta y de gran cadencia; la mayoría no le gusta éste tipo de arma sin mira, ya que pierde puntos en precisión. Pero el daño que infringe está por encima de la pistola, muy equiparable con la metralleta.
    »Cartucho rendidor y compacto. ¿Qué tal te suena eso, chico listo? —lo retó Brad, poniendo la pistola frente a Nikolay.

JUEGOS DE GUERRA: REBELIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora