Oscuridad. La oscuridad sucumbió el alrededor en la finca por la llegada de la noche y la única luz destellante era la esplendorosa luna que estaba completa. No era una oscuridad agradable, no era una opacidad que te lleva a la calma porque tu cuerpo sabe que la noche significa descansar luego de un largo día, no, era más bien, una oscuridad que parecía absorber lo poco y nada que quedaba de luz en el interior de sus anatomías. Para su desgracia, aquella noche parecía ser más larga que cualquiera de las otras y allí, bajo las estrellas brillantes y el diluvio de sensaciones, observó a quien supuso es su padre.
El destello ocasionado por la luna sobre sus cabezas, se reflejó en los ojos verdes del hombre de cabello marrón, los labios secos de aquél se abrieron y dejó escapar un sollozo tan profundo que pudo sentirse incluso como si su piel se hubiese desgarrado. La muchacha que lo acompañaba, lo observó con desconcierto e incertidumbre, preguntándose si lo que habían hecho fue lo correcto mientras las lágrimas gruesas y llenas de dolor corrían por sus mejillas como si de una carrera se tratara.
Ayla se acercó a quien conocía como su padre, sentía esa necesidad de abrazarlo. Su calidez se mezcló con la del mayor, este gustoso aceptó la caricia de la muchacha, cerrando los ojos y recordando con mucho pesar el mismo contacto que alguna vez su difunta ex esposa le brindó. Para él, estar allí, era como pagar cada uno de sus pecados.
La oscuridad siguió sucumbiendo sus pobres almas abatidas, mientras su llanto reemplazaba el ensordecedor silencio, a su vez que la brisa de la noche acompañaba sus lamentos, impactando en sus húmedos rostros y en sus cuerpos temblorosos, inquietos y espasmódicos. Sacudidas involuntarias que se creaban por el frío, por la pena, por el miedo, por la soledad que sentían a pesar de estar acompañados.
— No pensé que podría verte de nuevo, hija mía.— El hombre de ojos verdes fue el primero en romper el silencio de ambos, acercando su mano a los delicados dedos de su hija.— Me siento tan culpable, te he arrastrado a un destino fatídico. Soy la peor escoria.
El tono de voz fue tan melancólica, tan dolida, tan lastimera; era como ver la tristeza en vida. Ayla asociaba a su padre a un hombre lleno de esperanza, lleno de convicción que contagiaba a la muchacha, pero ¿Qué veía en ese momento? No veía nada más que otra persona sometida a los mismos sentimientos traicioneros, que les hacían preguntar al viento el por qué de aquella vida tan injusta.
Le dolió. Claro que le dolió. Ayla veía en su padre lo que no podía ver en ella, su poca esperanza de salir adelante, se había esfumado como si fuese humo y ella misma lo soplase.
— No te veía desde que eras una niña y ahora eres una joven fuerte.— Continuó el mayor mientras sollozaba.— Lamento, lo lamento, todo lo que les hice a ti y a tu hermano cuando sólo eran niños.— Las lágrimas brotaron de sus ojos con velocidad.— Lo lamento, Ayla, si pudiera cambiar las cosas, lo haría. Tu madre estaría viva y probablemente hubiésemos logrado liberar a nuestro pueblo a tiempo.
El mayor volvió a abrazar a su hija como si fuese la última vez que la vería y al parecer, estaba en lo cierto. Ayla recibió el contacto físico con necesidad, la cercanía de su progenitor le era confortable. Después de mucho tiempo estaba con él nuevamente, estaba en su hogar, con alguien que la quería tanto como ella deseaba. Finalmente estaba ahí, con su familia y a pesar de las circunstancias desfavorables, Ayla se sentía completa.
— Ayla.— Su padre delineó con sus dedos las mejillas de ella, quitando delicadamente las gotitas aún deslizándose por su rostro.— De ahora no recordarás estas escenas, no podrás hacerlo porque con la caída de María será peligroso para ti.— Hizo saber mientras juntaba ambas frentes.— Estoy orgulloso de ti, continúa batallando por nuestra libertad.
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Unwavering • Levi Ackerman
Fanfiction« Los ojos revelan a la verdadera persona detrás de una actitud firme e inquebrantable. » Ayla Ávalos no se caracteriza precisamente por ser una de las personas más sensatas a lo largo del historial de la legión de reconocimiento, pero sí tiene esa...