| ¿Cómo te pido...? |

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Dicen que vivir es pura inercia y que nada se pierde del todo, pero yo he estado años viviendo en un río que fluye sin un final, hambrientos desesperados de respuestas, buscando caminos y tratando de hallar el correcto. Han sido años en un laberinto de árboles quemándose, llegando al mismo lugar y viendo la oscuridad que cada día nos sucumbe.

Viviendo con la misma brújula, en la misma atadura, con la misma herida abierta que duele con cada gotita de limón cayendo sobre ella.

Arrugo el entrecejo cuando veo cómo Connie pica la zanahoria, sus nudillos están casi blancos por la fuerza en la que aprieta la verdura en una de sus manos y el cuchillo trata de quitarle los restos de cáscara que no usaremos. Sonrío cuando veo que muerde su lengua, demostrando que se halla increíblemente concentrado en la cena que me tocó hacer con el escuadrón de maniobras especiales.

A su lado se encuentra Sasha revolviendo la olla con la sopa mientras Mikasa agrega las verduras que los demás terminan de picar. Eren y Jean se encargan de las papas y Armin de cortar los trozos de pan para tener cantidades similares en las mesas de la legión de reconocimiento. Hoy es una noche especial, porque mañana iniciaremos la gran esperada expedición para recuperar la muralla María.

Los capitanes de escuadrón decidieron realizar una cena especial tanto para los veteranos como los novatos que se inscribieron en la legión tras varias chácharas por parte de los superiores, tratando de incentivar a las masas de jóvenes en las otras brigadas militares. Para eso, hicieron una compra en la empresa de Flegel y, por mis artes culinarias — que aprendí de Norman— me pidieron realizar algún acompañamiento para lo que sea que compraran los mayores. Afortunadamente tengo la ayuda del escuadrón de Levi, aunque no sé si sea una fortuna su compañía pero la intención es lo que cuenta.

— ¡Oye, Eren, estás cortándola mal!— Oí a Jean quejarse, dejé de mirar la cantidad de sal que Mikasa le echa a la sopa para mirar al mencionado.— ¡Es en cuadraditos, no en círculos!

— ¿¡Eh!? — Eren golpeó la mesa con el cuchillo.— ¡Ayla-san siempre las corta en círculos!

— ¡Pues ahora es en cuadrados, idiota!— Jean copió la acción y dejó caer el cuchillo a la mesa. Suspiré y me acerqué dispuesta a callarlos antes que hicieran otro desastre en la cocina.— ¡Tú-!

— Ya, basta.— Dije ubicando mis manos en los rostros de los dos, alejé sus cabezas del otro.— Si no van a cooperar, se van a ver si puso la marrana. 

— ¿La marrana?— Susurró Jean.— Pero Ayla-san, dígale a Eren que es en cuadraditos.

— Jean-boo.— Lo llamé como Eren mencionó alguna vez.— Continúa cortándola como prefieras ¿Si?

— ¡Sí!— Colocó su mano en el pecho y posteriormente volvió a su labor de cortar papas. Me reí.

— Eren, no seas gruñón.— Le dije y se cruzó de brazos.— Corta las papas como te acomode.

— ¿Aunque sea en cuadraditos?

— Aunque sea en cuadraditos.

Con ello, ambos se quedaron en silencio y continuaron la actividad con la verdura, de esa manera, me alejo dispuesta a revisar la sopa. Me giro sobre mis talones y ahogué un grito cuando veo a Mikasa continuar echándole sal a la olla.

— ¡Mikasa, detente!— Solté un alarido acercándome a quitar el frasco en las manos de la pelinegra.— Oh santas murallas, nos vamos a morir por sobredosis de sal.

— Ayla-san usted me dijo que me iba a avisar cuando fuese sal suficiente.— Habla ella sin importancia, escondió levemente su barbilla en la bufanda roja alrededor de su cuello.— Lo lamento.

Unwavering • Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora