[Año 852]
Un nuevo período iniciaba en la isla Paradis, un par de meses habían pasado desde la llegada de los voluntarios a la isla y en efecto, nos han ayudado en demasía a avanzar tecnológicamente en todo lo que nos faltaba como una nación tan grande. La noticia no pareció gustarle a todos como tal, no obstante, eso no era impedimento para recibir sus intenciones aparentemente buenas, temía que cualquiera de estos días un ataque de nuestros enemigos se hiciera presente y nosotros no estuviésemos lo suficientemente preparados para recibirlos y tal vez es por eso que me mantenía constantemente con los sentidos alerta.
Llevé la taza de leche a la boca mientras veía con el entrecejo fruncido a los cadetes entrenar con los veteranos. No pareciera que estuviesen muy atentos a las explicaciones que daba Hange y eso es lo que me ponía ansiosa; no sentía el interés por parte de ellos por aprender ni por surgir como soldado, no porque la comandante y los veteranos no tuviesen la experiencia para enseñar, sino que simplemente los jóvenes lo tomaban como algo mínimo a pesar de que aún estamos en guerra.
Alcé mi mano y endurecí una estructura pequeña en forma de flecha, con todos los entrenamientos que tenía con Hange y los descubrimientos científicos por parte de los voluntarios, he aprendido a utilizar mejor el poder que alberga dentro mí y también, con la sangre real, ciertas habilidades que sólo uno como nosotros puede manejar y surgir. El hecho de que tuviese tales destrezas me dejaba más tranquila en caso de que algo sucediera y por ello, es que últimamente cargo conmigo no sólo el estrés de mi compromiso, sino también el miedo de ser atacados.
— ¿Hermana?— Despabilé cuando Eren me habló, inmediatamente la materialización desapareció porque perdí la concentración. Me giré hacia el menor que ya está mucho más alto que yo, me veía obligada siempre a observarle hacia arriba.
— Rapazuelo.— Sonreí mientras le daba una leve sacudida a su cabello, teniendo que poner mis pies en puntas.— ¿Sucede algo?— Negó.
— Me enteré de tu compromiso con el capitán.— Anunció. Giré mi cabeza con algo de vergüenza y asentí.— ¿No planeabas decírmelo?
— Pues sí.— Respondí con obviedad.— ¿Cómo te enteraste?
— Él me lo dijo.— Abrí la boca sorprendida.— De hecho, me pidió permiso.
Me impresioné por la declaración de mi hermano, si no fuese por sus reflejos la taza de leche ahora vacía en mis manos hubiese descendido hasta estrellarse contra el campo de entrenamiento. Eren sostuvo la porcelana con una risa ligera y también acarició mi brazo con su otra mano, la calidez se reunió allí mientras yo aún estaba en un trance, tratando de digerir lo mencionado por él.
— ¿Qué?— Me digné a preguntar, esperando que me confirmara lo que había dicho.
— Me pidió permiso para tomar tu mano.— Rodó los ojos.— No tendría ni oportunidad de negarme. De sólo verle tuve miedo, de hecho tartamudeé como si tuviese frío.— Me reí.
— Vaya, pensaba que Levi ya no tendría ese poder sobre ti.— Me burlé haciendo que el menor soltara un bufido.— Entonces ¿Te molesta que esté en una relación con él?
— No.— Negó inmediatamente. Me entregó la taza y tomó mis mejillas con cuidado.— Si eres feliz, está bien para mí. No pienses que me molestaré por cuestiones así, eres mi hermana mayor después de todo.
Sonreí y lo abracé apoyándome en su pecho. Eren rodeó mi torso también y de esa forma tuvimos un buen abrazo de hermanadad. Actualmente con todo lo que sucede, hay poco tiempo entré Eren y yo, por eso cada que estoy con él, trato de disfrutar los minutos que consigo acompañarle.
ESTÁS LEYENDO
Unwavering • Levi Ackerman
Fiksi Penggemar« Los ojos revelan a la verdadera persona detrás de una actitud firme e inquebrantable. » Ayla Ávalos no se caracteriza precisamente por ser una de las personas más sensatas a lo largo del historial de la legión de reconocimiento, pero sí tiene esa...