| Todo o nada|

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Hay un idioma que todos podemos entender: Las miradas y caricias.

Para ser sincera, no poseo una explicación suficiente para interpretar todas las sensaciones que experimenté tras ese pequeño pero significativo contacto físico que disfruté del capitán del escuadrón, una cuestión inexplicable albergó cada partícula de mi cuerpo y no soy capaz de reaccionar ni siquiera cuando este se separó y por la impresión y el hecho que estaba apoyada en él, me caí sobre el cristal endurecido bajo mis pies. Aún así, sonrojada y llena de vergüenza, Levi me cargó en sus brazos hasta llevarme fuera del maldito subsuelo de cristal que fue destruido por el titán gigante de Rod Reiss.

Mientras vamos subiendo, siento su presión alrededor de mi cintura, como queriendo aferrarse a ella y por un momento, retuve la respiración sin darme cuenta hasta que sentí que faltó el aire entrar a mis pulmones. Oh mierda ¿En qué momento nuestros sentimientos... Florecieron? Y ¿Cómo puedo dejar de darle importancia a este encuentro? En definitiva me dejó tan anonadada que no consigo darle la importancia suficiente a la situación que nos rodea, porque sin duda ha dejado el mismo torbellino de emociones en mi pecho.

— ¿Qué tienes?— Pregunta Levi sosteniendo los pistones en la pared de cristal.— Estás rara.

— Eh, ah, pues...— Balbuceo.— Estoy cansada, además lo rara es parte de mi naturaleza.

No me responde y terminamos de subir hasta el orificio que Connie y Sasha encontraron de salida. Aún sonrojada y con la vergüenza subiendo por toda mi anatomía, recibo la mano de Armin que esperaba por nosotros para alzarnos a la superficie, tira de mí hasta que consigo apoyar mis pies en el terreno de tierra.

— Ayla-san.— Saluda con una sonrisa, muy bonita.

— Hola, Armin.— Le correspondo.

Detrás de mí aparecen los demás que estaban en el subsuelo, inmediatamente ignoro a Levi y me alejo lo más posible de él, no obstante este parece darse cuenta porque me sigue y se ubica a un costado de mí, sin decirme nada y mirando el camino destruido que ocasionó el titán de Rod Reiss que por cierto, se aproxima a la muralla Sina, dejando como evidencia una hilera abierta de tierra cada que se arrastra.

Desvío mi mirada hacia el túnel que hace pocos minutos atrás salí, trago saliva pensando en que Luis podría aparecer en cualquier momento de allí pese a que el derrumbe cerró la entrada a la cueva, si no murió aplastado, debe estar gravemente herido y la verdad arriesgar la vida por él no vale la pena por ahora, debo darle mi atención al gigante frente a nosotros.

Salgo de mi ensimismamiento cuando un agarre en mi pierna me impide continuar divagando entre mis pensamientos y doy un brinco por el susto, Levi y yo bajamos nuestra mirada a lo causante de mi espanto, el pelinegro observa al chico abrazando mi extremidad con fastidio.

— ¡Gracias, Ayla-san!— Lloriquea Connie abrazando mi pierna.— Nos protegiste sin dudarlo, mientras Eren lloraba como un bebé tú nos salvaste incluso si no había esperanza de vivir.

— ¿Eh?— Me río.— Ven levántate.— Tiro de su brazo para ayudar a que se levantara y le doy una caricia en su cabeza.— ¿Estás bien?

— Afortunadamente bien.— Responde asintiendo con la cabeza.

La conversación se zanja allí, puesto que debemos avanzar hacia la dirección del titán, era momento de continuar trabajando y si bien no tengo una condición enérgica óptima, no voy a quedarme de pie esperando que los demás se lleven toda la carga y esfuerzo.

— Ven.— Me dice Levi y no me queda más que seguirle.

Me lleva hacia la misma carroza que Eren e Historia, comparto miradas con ambos mas no le digo nada a ninguno, mucho menos cuando veo a una herida Hange recostada en ella. Me agacho a su lado con temor y la carreta comienza a avanzar mientras inspecciono su lesión en el hombro, sus ojos decaídos parecen que en cualquier momento se dormirán.

Unwavering • Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora