| Unidos |

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Planché las arrugas que se habían formado en el uniforme de la legión tras haber cabalgado un tiempo indefinido de ida y vuelta. Delante de mí, visualizaba la espalda de Hange que caminaba en silencio para mi sorpresa, al parecer estaba algo cansada y era de esperarse luego de todo el lío en el que lastimosamente, estábamos entrometidos; por ende, suponía que tenía tantas cosas en la cabeza, que ni siquiera le daba tiempo para hablar como era usual en ella, Hange ya no era la misma y me lastimaba ver que ella también se comenzaba a apagar de a poco.

Aunque ciertamente, ninguno de nosotros sigue siendo el mismo de hace años.

— Ayla, tu firma.— Me pidió la mayor acercándome el libro de asistencia.

Busqué el apellido que me corresponde y firmé sin revisar si mi nombre era el correcto, el primer grave error del día. Jadeé por la sorpresa cuando me fijé que había firmado en el cuadrado blanco de Levi Ackerman en vez de Ayla Ackerman, lo cual indicaba una cosa: correría sangre.

— Zoe...— La llamé con la voz aguda, temerosa. La aludida me observó a través de los cristales de sus lentes, curiosa por mi repentina actitud.— La he cagado.

— ¿Qué hic-? ¿¡Otra vez el mismo error, Jaeger!?

Para mi grata sorpresa, la mayor comenzó a reír sonoramente por mi error. No era la primera vez que me pasaba y así como van las cosas, quizás tampoco sea la última. Hange parecía simpatizar con mi firma errónea, lo que me preocupaba porque cuando Zackly se entere, la probabilidad de que me expulse es muy alta o bien, me caiga un castigo por todas esas veces que he cometido el mismo descuido. Evidentemente, debía ser más meticulosa, sin embargo, conforme las audiencias pasaban, aquellas preocupaciones solían olvidarse.

— Eres todo un caso. No te mereces el apellido de Ackerman.— Espetó la mayor mientras asomaba la cabeza por el umbral de la sala, buscando tal vez al generalísimo o a alguien que pudiese firmar la nueva acta de asistencia.

Me reí, más por el nerviosismo que porque fuese gracioso. Giré mi atención detrás de mí para explicar la situación a la fila de los soldados que ingresarían a la audiencia, no obstante, la presencia del auténtico Levi Ackerman me hizo dar un ligero saltito hacia atrás, chocando con el cuerpo de Hange. Tragué saliva y le sonreí buscando que para él fuese divertido también, sin embargo sus cejas fruncidas y sus brazos cruzados me hace saber que las posibilidades de eso son prácticamente nulas, tal vez piensa en lo idiota que es su esposa. Esto último me parece lo más asertivo.

— Mocosa tonta ¿Cómo es posible que seas subcomandante?— Inquirió desviando su atención hacia el libro de asistencia, donde firmó primero que yo para que no volviese a cometer el mismo error.

— También me lo pregunto.— Susurré, sin embargo Levi me ignoró deliberadamente y procedió a entrar a la reunión sin decirme nada más.

El generalísimo firmó con una mueca en su semblante cuando Hange le explicó la situación usual que yo cometí, como deduje previamente, este me dirigió una mirada de reproche y supe de inmediato que hablaría conmigo más tarde, atiné a pedir disculpas y prometí, casi en vano, que para las futuras juntas tendría más precaución para no seguir atrasando las reuniones.

Entré detrás de Hange algo avergonzada, me senté en mi puesto habitual en el centro, entre la comandante y el capitán. No dirigí mi atención a ninguno de los presentes porque no quería recibir sus expresiones de molestia conmigo, no sólo por el descuido de mi firma, sino también porque no dejé mi descendencia y tuve que sacrificar a Historia, la mayoría de los que participan en estas juntas no están muy contentos con mi desempeño ni mucho menos con que yo continúe con un cargo tan importante como la subcomandancia.

Unwavering • Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora