| Pena culposa |

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La noche siempre se me ha hecho nostálgica, incluso en momentos de conflictos, el mirar la luz de las estrellas o bien la simpleza de la oscuridad y del silencio, ocasiona que tengamos un momento de calma que nos hace reflexionar un poco acerca de lo que estamos viviendo, tal vez sea la soledad de las circunstancias y el hecho de que la mente está adormilada que se vuelve más sensible a sus propios pensamientos.

Suelto un suspiro y cuelgo en mi hombro el rifle, de esa forma camino detrás del escuadrón buscando el control de policías militares que Hitch y Marlow nos señalaron hace un tiempo atrás, debía admitir que me sentí recelosa por su actitud, primero nos juzgaron y luego se adentraron a la causa, si bien no me molesta, creo que me siento mosqueada por lo aludido por la chica, a pesar de que nunca me ha importado lo que se dice de mí o de cualquier situación en la que esté entrometida.

Supongo que la muerte de Nick parece ser algo que me seguirá por un largo tiempo, o al menos hasta que pueda sentir que está descansando, sé que no debería estar pensando en ello minutos antes de atacar a los policías en los controles, mas no siempre tengo dominio de mis pensamientos perniciosos.

— Tomemos un descanso.— Plantea Levi desde el frontis, por lo que nos vemos obligados a detenernos.— Esperaremos la noche.

No falta mucho para que la oscuridad nos sucumba, de hecho el sol ya no se divisa por ningún lado, sólo leves toques luminosos a la lejanía de las murallas, la noche nos pisa los talones por lo que el tiempo de descanso no será demasiado largo.

Los chicos se acomodan debajo de los árboles en silencio, nadie parece estar en sus cinco sentidos, de seguro pensando en lo mismo que nos ha rondado por la cabeza los últimos días y que tal vez, continúe siendo de esta forma hasta que un milagro nos salve, tengo fe en que Hange y Erwin están bien y realizando movimientos a nuestro favor, no obstante, los pensamientos negativos suelen ganarme de vez en cuando.

— Hey.— Connie llega a mi lado y se ubica en el mismo árbol, por lo que nos damos la espalda.

— ¿Qué tal?— Pregunto liberando mi mente de mis pensamientos dañinos.

— Estoy pensando en Eren e Historia.— Me admite y yo no digo nada.— ¿Cree que estén bien?

— No descarto ninguna posibilidad.— Confieso mirando mis manos, como si fuesen las respuesta a todo.— Pero sí espero que estén bien.

— A veces pienso si nacimos para esto.— Me acomodo para poder observarle.— Eren siempre me pareció un idiota compulsivo, pero tiene esa firmeza de luchar y no rendirse.— Lo escucho atentamente.— Pero gracias a él tomé la decisión de elegir el cuerpo de exploración, sólo que no pensé que nuestra misión sería rescatarlo una y otra vez.

— Es cierto.— Río ligeramente.— Las cosas cambiaron bastante.

— Sobre todo para ustedes, que llevan más años.— Asiento recordando lo poco y nada de mis memorias antes de la caída de María.— Ayla-san, la admiro mucho.

Sus palabras me toman desprevenida y lo único que soy capaz de hacer es sonreírle, si bien en un principio Connie se mostró receloso a mi presencia, ahora es diferente y puedo decir que formamos un tipo de relación amistosa y ciertamente, desde que me enteré de lo sucedido con su madre he querido hablar con él, no obstante en la actualidad no existen momentos adecuados y asumo que no podrá ser hasta que las aguas se calmen. Me gustaría invitarlo a beber algo mientras conversamos del asunto, supongo necesita apoyo y estoy dispuesta a ser quien lo apoye si este me lo permite.

La conversación termina allí porque Connie se levanta diciendo que acompañará a Sasha así que nuevamente me adentro a la misma soledad a pesar de escuchar los susurros de mis compañeros a mi alrededor, es curioso como la mente te juega malas pasadas y te hace creer cuestiones incorrectas e imprecisas.

Unwavering • Levi AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora