Izuku miraba la puerta sin poder creer lo que había escuchado. El príncipe había escupido cursilerías sin parar y ahora sabía de qué iba su trabajo: encontrar a la "princesita" del príncipe y sin duda iba a divertirse mucho en estos meses. Por otra parte, Eijirou lloraba (no solo por la conmovedora historia que había escuchado) sino también porque ahora era consciente de la realidad que le había tocado: era un dragón metido en un castillo, de unos reyes, e iba a ser usado para lo que sea que tengan en mente. Imágenes de dragones sobrevolando fortalezas con alguien montándolos y obligándolos a atacar llenaban su mente y en ese momento anhelaba que le tuvieran un poco de piedad y lo devolvieran a la prisión o al bosque o que incluso lo quemaran vivo. Cualquier cosa le venía bien con tal de no servir a esos humanos que sólo lo utilizarían para propósitos de guerra. Los dragones odiaban la violencia y aunque se hayan tenido que atenuar a las circunstancias aún sentían rechazo hacia la forma en que los humanos se peleaban día tras día por las tierras, regándolas de sangre a cada paso que daban, por eso los dragones hace siglos decidieron vivir en las montañas lejos de ellos y de sus malditas guerras. En consecuencia, casi nunca estaban al tanto de quiénes gobernaban en tierra, ni les interesaba.
-Mierda. Mierda. Mierda- Eijirou repetía mientras escondía la cabeza entre las piernas y maldecía al gato por haberlo traído a ese infierno- Querrán que mate gente inocente y que proteja este castillo -Izuku lo miraba lamentarse y en su mente solo rondaba la palabra "dramático"- Si no fuera por ti... Si no fuera por ti no tendría este terrible destino-
Observó a Izuku con lágrimas y rabia en los ojos, se acercó hacia este y el gato bajó las orejas ante la miraba intimidante del dragón. Olfateaba el aire y lo único que había era odio y más odio "¡Pero es absurdo! Te salvé de morir de inanición en una celda" pensaba "¡Deberías agradecérmelo!"
-Oi dragón...No es para tanto -Hablaba con la voz temblorosa mientras Eijirou se le acercaba- Al menos estamos juntos ¿No? ¡Hagamos nuestro mejor esfuerzo!
- ¡Voy a arrancarte los putos ojos!
El dragón se abalanzó sobre el gato y comenzaron a forcejear y a insultarse. Eijiro tenía tomado a Izuku del cuello estrangulándolo, mientras que Izuku le arañaba la cara y el pecho para que lo soltara. Siguieron así hasta que escucharon la puerta de su "celda" abrirse y de inmediato se separaron y volvieron a ponerse en pose de defensa como la primera vez que vieron a los humanos.
Los reyes miraron a las bestias sin saber qué decir o hacer ya que jamás habían tratado con una salvo cuando firmaron el tratado de paz. Mitsuki observó al dragón y notó que estaba lastimado, luego vió que el gato estaba en las mismas condiciones
- ¿Estaban peleando? -Habló la reina - Creí que eran amigos.
- ¿Quién en su sano juicio sería amigo de un gato? -Habló Eijiro defendiéndose-
- Bueno...
- Háblale bien a tu reina, dragón. -Dijo Katsuki adentrándose en la celda- De ahora en adelante la llamaras Su alteza y harás todo lo que te diga ¿Oíste? -Se acercó al dragón sin miedo- Estoy siendo bastante condescendiente contigo así que agradéceme que no te haya dejado pudrirte en esa prisión.
- No necesito que ningún humano me salve y menos unos nobles idiotas como ustedes.
- ¡No te atrevas a insultar a mi familia dragón de mi-
- ¡Lo sentimos! -Izuku se paró frente al príncipe impidiendo que comenzara una matanza ahí mismo- Mi amigo está un poco nervioso, es nuevo en esto ¿Podrías tenerle un poco de paciencia, πρίγκιπασ? Prometo que se portará bien.
El príncipe lo observó molesto y el gato sonrió mostrando todos sus colmillos, juntando sus manos en señal de "Por favor". Algo en los ojos de ese gato le hacía ruido y esa mirada le hacía sentir un tanto incómodo, le molestaba. Hizo una mueca y giró hacia la salida, miró a sus padres y estos aún estaban en la puerta como dos niños que no saben qué hacer con sus juguetes nuevos.
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Hasta que estés a mi lado. [Katsudeku]
FanfictionEl príncipe Katsuki Bakugo pasó toda su vida buscando a la única persona de la cual se enamoró cuando era niño. Para su fortuna, la llegada de un miembro de la tribu de los gatos hará que su sueño se haga realidad. Pero las cosas no siempre resultan...