XX; Emociones.

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Cuando Katsuki salió de la habitación e Izuku estuvo solo este se decidió a continuar con sus labores. Al quedarse solo con sus pensamientos, mientras limpiaba pensaba en lo que había sucedido anoche y en todas las imágenes que pasaron por su cabeza. Recordó tener una pesadilla mientras dormía, una donde una persona lo torturaba, pero no la reconocía, en un lugar oscuro donde solo se escuchaban sus gritos.

Sintió escalofríos al recordar eso, pero negó con la cabeza y sólo se propuso a seguir limpiando mientras pensaba en el otro buen sueño, con su aldea. Sonrió. Siguió pensando más en ello, pero una ligera punzada en su cabeza apareció cuando el rostro borroso de una mujer se coló en sus recuerdos. Intentó identificar mejor aquel rostro, pero se dio por vencido cuando las punzadas comenzaron a doler más y más.

Giró hacia la ventana y observó el bosque; era un día precioso, parecía que la primavera estaba a la vuelta de la esquina. Y luego vendría el verano.

- ¿...Verano? -

De repente su vista comenzó a nublarse. En su mente aparecían imágenes borrosas y ligeros cosquilleos aparecían por todo su cuerpo, miró sus manos, pero sus ojos parecían estar empañados, como si estuviera bajo el agua. Cuando volvió la vista al bosque, una brillante luz hizo que cerrara los ojos con fuerza.

Al abrir los ojos se dio cuenta que todo a su alrededor había cambiado, ya no estaba en la habitación ¿En qué momento había bajado al bosque? Giró sobre su lugar para recorrer todo el panorama, pero algo no lucía bien, algo era diferente, era como estar en un sueño, la imagen no era muy nítida, pero por alguna razón que desconocía sabía dónde estaba parado, todo aquello le resultaba familiar. Ya había estado allí antes.

- Estoy.... ¿En el Gran Bosque? - Se preguntó mientras seguía girando a todos lados. -Por allí hay una cascada, y más adelante hay un acantilado, y por ahí hay una cueva de murciélagos, y por allá... -

Se detuvo al final donde unos árboles formaban una especie de sendero, el cual lo conocía perfectamente. Comenzó a caminar en aquella dirección con algo de prisa, su corazón latía de manera inusual y mientras más se esparcían los árboles, más ansioso se sentía. Un aroma que también conocía llegó hasta él y de repente el ambiente se llenaba, lentamente, de voces, música, aromas, chozas aparecían frente a él y niños corrían a su alrededor. Niños como él, con sus colas moviéndose para todos lados al igual que sus orejas. Luego, más personas iguales a él aparecieron, algunos cargando canastas, otros en los telares, otros llevando leña a sus hogares. Tragó saliva ¿Qué era todo esto? ¿Dónde estaba? ¿Por qué había gatos allí, cuando todos habían muerto hace mucho tiempo? Retrocedió unos pasos, su respiración estaba irregular y sus latidos seguían golpeando en todo su cuerpo. Intentó volver por donde había vuelto, pero la voz de una mujer lo hizo parar en seco.

- ¡Izuku! ¡Haz vuelto! -

Un frío caló por toda su espalda impidiéndole moverse. Abrió la boca, pero no podía hablar y sus ojos poco a poco se fueron llenando de lágrimas nublándole la vista una vez más. Giró la cabeza y buscó a la dueña de la voz por todos lados, la cual seguía llamándolo, comenzó a desesperarse al no encontrarla, pero cuando divisó la figura de aquella mujer sintió que el aliento volvía a sus pulmones. Lágrimas brotaron de sus ojos y las comisuras de sus labios fueron formando una sonrisa.

La mujer lo esperaba a lo lejos, y aún si Izuku no podía ver bien su rostro, sabía perfectamente quien era.

- Mamá... ¡μητέρα! -

Al intentar acercarse a la mujer de nuevo la brillante luz lo cegó y cuando abrió los ojos estaba de nuevo en la habitación junto a la ventana, como si nunca se hubiera ido. Parpadeó varias veces, sus ojos aún seguían mojados al igual que sus mejillas y su corazón y respiración estaban irregulares. De golpe sintió un fuerte dolor en la cabeza y todo su cuerpo tembló, como si tuviera frío. Tomó su cabeza entre sus manos e intentó caminar hasta la cama, pero un mareo lo desorientó y casi acabó en el suelo. Se sentía débil y asustado, como pudo se acercó a la ventana para tomar aire, pero apenas la abrió echó su cabeza fuera y las náuseas, producto del mareo, hicieron lo suyo.

Hasta que estés a mi lado. [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora