VII; Atreverse.

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Eijiro se encontraba devorando un pedazo de carne como si no hubiera comido en años, las rodajas de pan y fruta que le dieron en la mañana no fueron suficientes para saciar su estómago de dragón. Izuku por su parte estaba satisfecho por el desayuno que le había dado el príncipe en la mañana así que comía más despacio y con calma.

- ¿Tu no comes? -Le preguntó Izuku al príncipe-

-No suelo cenar. -Dijo cortante- Y menos acompañado.-

- ¿Te da vergüenza que te vean comer? -Izuku sonrió burlón y le estiró un poco de pan- Ten, la comida sabe mejor cuando la compartes.-

El príncipe lo miró y tomó el pan, pero solo para devolverlo a la mesa  No le gustaba cenar "en familia" siempre pedía que los cocineros le enviaran la comida a su cuarto o tal vez robaba algo de la cocina y lo comía por ahí, no iba a hacer una excepción por las bestias. Eijirou tomó el pedazo de pan y se lo comió de un bocado.

-Más para mí. -Habló con la boca llena- No hay que desperdiciar la comida.-

- ¡Bien dicho lagarto! -Dijo Izuku con ánimos-

Eijirou tomó un trozo de zanahoria y se lo aventó a Izuku y este le respondió con otra zanahoria comenzando así una pequeña pelea de comida que Katsuki interrumpió golpeando la caja de madera en la que estaba puesta la comida.

- ¡No vine aquí para verlos jugar! – Gritó el príncipe, su voz era fuerte y definida y eso hacía que las bestias se sintieran un tanto intimidadas. Katsuki lo notaba y aunque no le agradaba que le "temieran" iba a hacer uso de eso para mantenerlos controlados.- Dragón háblame del Sur, dime lo que sabes.-

-No sé nada del Sur. -Respondió el dragón- Yo nací aquí en el Este.-

-Los dragones no nacen en el Este.-

-Pues yo sí.-

-Pues no te creo.-

-Ese es tu problema. -Eijirou se acomodó para confrontarlo mejor- Además ¿Por qué debería ayudar a un humano? Estoy aquí en contra de mi voluntad, me tienes prisionero en este cuartucho como si fuera una rata.-

-Estas aquí porque tu amiguito no me dio otra opción. -Katsuki se acercó hacia el dragón y observó bien sus facciones. Sus cuernos y escamas se miraban más rojas que cuando lo vio por primera vez en la prisión.- Y no eres un maldito prisionero, puedes salir volando cuando quieras.-

-Si salgo volando me matan.-

-Ese es tu problema.-

Katsuki sonrió sarcástico y ese gesto colmó la paciencia de Eijirou quien lo tomó de la capa roja que el príncipe llevaba puesta, lo miró desafiante y estaba a punto de recibir un golpe del príncipe cuando el gato habló de repente

- ¡Eijirou sabe mucho del Norte! Vivió allí muchos años ¿Verdad Eijirou? Se escapó a las praderas del Este cuando el rey Enji invadió la curva donde vivía su tribu ¿No es cierto Eijirou? ¡Cuéntale cuando te encontré en esa pequeña cueva!-

Izuku hablaba rápido intentando atraer la atención del príncipe con sus palabras, pero ninguno dejaba de mirarse con furia. Al final Katsuki se soltó del agarre de Eijirou y este volvió a sentarse en su lugar. Izuku suspiró aliviado.

- ¿Enji? Así que ese viejo fue el que hizo enojar a los dragones. -Habló Katsuki- Tiene una obsesión con esas criaturas. ¿Cómo escapaste?-

-Me ayudaron.-

- ¿Quién?-

Eijirou pensó unos momentos, recordaba muy bien ese día, como si hubiera sido ayer cuando el Rey del Norte envió a sus guerreros a las cuevas de los Dragones Rojos. Aún era un niño, pero fue testigo de cosas horribles; dragones secuestrados, otros asesinados, incluidos sus padres. Ya había superado las muertes de sus compañeros y familia, pero aun así dolía en el fondo de su corazón saber que estaba solo y que posiblemente no podría volver a su hogar.

Hasta que estés a mi lado. [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora