XXII; Hogar. Parte 2.

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¡Hola! Espero que hayan pasado unas lindas fiestas junto con sus familias y amigos. Por suerte tuve un buen fin de año y ya estoy de vuelta así que nuevo cap para ustedes y espero que lo disfruten :)

¡Feliz año! Les deseo que este nuevo año sea más ameno para todos y que bakudeku se haga canon de una vez por todas. Ahora si, enjoy. Nos vemos en el próximo capítulo uwu

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"El bosque te sienta bien" Aquellas palabras se repitieron en la cabeza de Izuku durante el resto del trayecto hacia el pueblo. Mantenía la cabeza gacha, intentando esconder el rubor que se le formaba cada vez que recordaba aquella frase y el rostro del príncipe cuando se las dijo. Katsuki lo miraba de reojo y reía por dentro, no era su intención molestarlo, pero aun así le divertía las reacciones que tenía Izuku cada vez que recibía algún cumplido.

Poco a poco empezaron a divisar algunas vallas de madera y carteles en el camino lo que indicaba que estaban ya cerca del pueblo, así que apuraron el paso.

- Mira, ahí. -

Katsuki señaló el letrero en la entrada. "Pueblo del Sol" se podía leer allí, tallado en madera y resaltado en letras doradas, con detalles rojos. El letrero se posaba sobre un gran arco que daba la bienvenida a todos los viajeros, del otro lado se podía ver distintos edificios y algunas personas caminando por las calles.

Al entrar al pueblo, Katsuki lo primero que hizo fue buscar con la mirada aquella tienda de su niñez. Para su sorpresa allí estaba, en el mismo lugar de siempre, aunque ahora un poco más descuidada de como la recordaba. "Sundrop" podía leerse sobre la puerta de la taberna. Sonrió de oreja a oreja y tomó a Izuku del brazo, arrastrándolo para entrar al lugar. Cuando cruzaron la puerta un familiar aroma penetró en la nariz de Katsuki, un nostálgico sentimiento se le formó al ver las mesas, la barra, la cocina, los cuadros y las ventanas de aquella taberna.

- ¡Bienvenidos! ¡Tomen asiento! Ahora mismo les daré algo para calentar sus cuerpos. -

Una risueña mujer salió desde la cocina. La señora Charlotte estaba igual a como cuando era niño, solo que su cabello estaba más canoso y algunas arrugas adornaban su rostro. Pero fuera de eso, era la misma mujer que le invitaba platos y platos de su comida favorita siempre que se acercaba a la taberna. Katsuki quiso correr a abrazarla en ese momento y preguntarle si se acordaba de él, si sus hijos y su esposo se encontraban bien, si el negocio prosperaba. Pero hoy no podría ser, estaba en cubierto y obviamente ella no lo reconocería. Resopló suavemente, cuando vuelva definitivamente iba a dedicarle un fuerte abrazo.

Ambos tomaron asiento y la mujer les entregó un pequeño papel con las comidas que allí se servían y una taza de té rojo para cada uno. Katsuki negó el papel y en cambio le pidió "dos tazones especiales". Charlotte se sorprendió al principio, pero pensó que seguro les habían recomendado ese lugar así que sin más volvió a la cocina, dejándolos solos.

Izuku se recostó sobre su asiento mientras bebía de su té.

- ¿Te gusta mucho este lugar? ¿Por eso lloras por dentro? -

Katsuki imitó a Izuku y también bebió de su taza antes de contestar.

- Venía a comer aquí cuando era niño. Me sorprendió que aún siguiera abierto. -

- La mujer no te reconoció, aunque le pareció rara tu actitud. -

- No leas su mente, no es necesario. Ella no es una mala persona -

Izuku asintió algo desconfiada y siguió bebiendo. No podía darse el lujo de estar tan tranquilo con los humanos y más si no los conocía, debía estar atento a cualquier pensamiento de todos los que se cruzaran en su camino. Aunque, también le gustaría estar sonriendo nostálgicamente como lo estaba haciendo el príncipe. Se preguntó si él también tendría un lugar favorito.

Hasta que estés a mi lado. [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora