Hasta que estés a mi lado. [Katsudeku]

XXI; Hogar. Parte 1.

Con el primer canto de los pájaros, Denki golpeó la puerta de la habitación de Katsuki. Como de costumbre no obtuvo respuesta así que se adentró para despertarlo, pero para su sorpresa el príncipe estaba sentado en el ventanal observando al bosque en silencio. Denki sonrió al ver lo emocionado que estaba Katsuki, tanto que se había despertado por sí solo y tan temprano en la mañana.

Había un morral a un lado de la puerta, lo tomó y llamó al príncipe.

- Es hora, Bakugo. -

Denki salió de la habitación y Katsuki sonrió aun viendo al bosque, acto seguido saltó por el ventanal y caminó hasta estar debajo de otra ventana, esta más pequeña que la de su habitación. Miró hacia el cielo el cual se iluminaba poco a poco por los rayos del sol tornándolo de una tonalidad púrpura. Hoy también sería un bello día.

Escaló por un árbol hasta llegar a la ventana y golpeó el vidrio, al no obtener respuesta decidió abrirla.

Dentro de la habitación Izuku dormía plácidamente en la cama mientras que Eijiro yacía frente a la chimenea encendida. Katsuki se adentró y despertó a ambos. Luego de unos minutos los tres salieron por la ventana y se adentraron en el bosque. El camino hasta la casa de Denki no era largo, pero debían cruzar una parte del bosque hasta llegar a un claro dónde una pequeña cabaña se levantaba. Allí, Sero y Denki esperaban pacientes.

- Buenos días, príncipe. - Saludó Sero haciendo una pequeña reverencia, Denki lo imitó. - Y para ustedes también muchachos ¿Están todos listos?-

Katsuki asintió y tomó el morral que Denki había traído de su habitación. Eijiro se acercó a Denki y lo saludó levantando una mano, Izuku se mantuvo a un lado del príncipe sosteniendo una pequeña mochila, que Sero le había regalado, la cual estaba llena de cosas que consideraba importantes para su viaje. Apretó las bandas y miró a Katsuki, ambos intercambiaron miradas rápidamente.

El príncipe mentiría si dijera que no estaba nervioso, pero estaba preparado para lo que sea. Había tomado su espada favorita y se había mentalizado durante toda la noche, pero aun así los nervios y la incertidumbre sobre lo que podría encontrarse en el Sur no desaparecían por más mentalizado que estuviera. Le hizo una pequeña señal a Izuku y éste asintió, dándole a entender que estaba listo.

- Bueno, explicaré lo que haremos. - Se adelantó Denki a hablar. - Abriré el portal en dirección al lugar que me dijo Bakugo, el Gran Bosque. Luego, se dirigirán hasta el Lago Azul y ya después Izuku se encargará de todo. Tienen hasta la medianoche.-

- Los observaré desde aquí. - Dijo Sero. - Si veo que algo está yendo mal y no vuelven, hablaré con el rey. -

- Volveremos. - Lo cortó Katsuki, se notaba su impaciencia en su voz. - Mientras más rápido hagamos esto más pronto estaremos de vuelta. -

- Eijiro se quedará todo el día con la reina y yo con el rey, los distraeremos. - Sero se acercó hasta Katsuki y habló en un tono más confidencial. - Vas y vuelves, no te quedas. -

- Voy y vuelvo. - Repitió Katsuki. - Y tal vez seamos tres los que crucemos el portal de regreso. -

Sero negó con una sonrisa y golpeó su hombro. Luego, dirigió la mirada hasta Izuku quien aún apretaba las bandas de la mochila y mantenía la mirada baja, murmullos salían de su boca, pero no podían entenderse. Sero se acercó hacia él y puso su mano en su hombro, llamando su atención a lo que Izuku levanta la mirada casi con sorpresa.

- Te dejo al príncipe en tus manos, estoy seguro de que podrás guiarlo correctamente. -

Izuku intentó sonreír, pero esta tarea le causaba cierta conmoción no solo en la cabeza sino en su propio corazón. Sentía el pecho caliente y sus manos estaban rígidas. Todo este asunto podría pasar desapercibido para él si fueran a ir a otro lugar, pero el Sur era algo totalmente personal para él y, por alguna razón, sentía que no debía ir. Aún así, había aceptado y prometido a Katsuki que lo ayudaría en esto y no iba a echarse atrás por sus propios sentimientos, esto no se trataba de él. Debía cumplir su tarea.