Izuku casi vomita al ver todos los utensilios de limpieza que estaban en la habitación ¿Acaso una escoba podía estar tan descuidada? ¿Y por qué el agua estaba de ese color? Titubeó un poco antes de tomar el plumero lleno de telarañas y pelusas y comenzó a quitarle toda la suciedad de a poco, pero se rindió rápidamente del asco que sentía.
- Si vas a quedarte aquí por lo menos limpia tu cuarto. -Ordenó el príncipe. - Quiero ver ese cuarto reluciente ¿Oíste? Si lo haces bien tal vez te deje limpiar mi habitación. -
- ¿Eso es siquiera un premio...? -Respondió Izuku de mala gana. -No quiero limpiar, no me gusta.-
Izuku soltó el plumero y se recostó por la puerta. Katsuki rodando los ojos tomó uno de los trapeadores y se lo entregó.
- Es una orden, Izuku. Si no limpias no voy a dejar que ni tú ni ese dragón duerman aquí, ambos volverán al almacén. -
Izuku tomó el trapeador haciendo una mueca de asco, pero cuando reaccionó a lo ultimo que el príncipe dijo sus ojos se iluminaron completamente.
- ¡¿Eijiro podrá quedarse aquí también?! ¡¿En serio?! -
- ¿Limpiarás? - Izuku asintió tan rápido que casi su cabeza sale volando. -Entonces sí, puede quedarse. -
- ¡Gracias! - Izuku soltó un gritito de emoción.- ¡Eres increíble Kacchan! -
- Deja de llamarme Ka- -
Hacia años que Katsuki no recibía un abrazo y cuando sintió los brazos de Izuku alrededor de su cuello su cuerpo se paralizó completamente y sentía que su temperatura se elevaba de manera inusual. Fue demasiado, no podía siquiera mover los brazos para empujarlo o hablar para pedirle que parase.
Mientras, Izuku movía la cola con total felicidad. Estaba contento ya que Eijiro no pasaría frío en el almacén y podrían estar juntos por si alguna cosa pasaba. Al final, las cosas estaban empezando a ir mejor para ambos y podía decir que, al menos por un tiempo, podía estar tranquilo. Aún debía terminar el trabajo que le había encomendado Katsuki, pero él estaba seguro de que encontrar a una persona sería pan comido, siempre cumplía con su palabra y al príncipe le había prometido ayudarlo como pudiese. Había mucho que el príncipe estaba haciendo por él y no encontraba la forma de agradecerle, no tenía nada para darle, sólo ayudarlo a encontrar a su amado y, por ahora, darle un abrazo para que sepa lo agradecido que estaba.
No fue hasta que soltó el agarre que notó que Katsuki estaba -demasiado- quieto y tieso, su boca estaba entreabierto como si quisiera decir algo, pero nada salía de él. Decidió no decirle nada y comenzar a trabajar de inmediato.
- ¡Empezaré a trabajar de inmediato! -Dijo tomando los utensilios. -Por dónde debería empezar... Tal vez primero deba quitar las sábanas ¿O mejor comienzo por la chimenea?- Comenzó a caminar por la habitación.- La ventana se ve bastante sucia también, y el otro cuarto también estaba bastante descuidado... El techo se ve en peores condiciones, debería empezar por ahí. _
Izuku murmuraba mientras caminaba por toda la habitación y no fue hasta que comenzó a trabajar que Katsuki recobró sus sentidos. Rascó su nuca y le dio un ultimo vistazo a Izuku antes de irse, éste estaba intentando alcanzar unas telarañas con el plumero, pero era imposible, estaba muy alto. Katsuki rió por dentro y se acercó hasta él.
- Deberías usar una silla. -
Izuku se sorprendió cuando el príncipe lo tomó por el torso y lo alzó hasta que pudo llegar al techo. Un escalofrío subió por su espalda y su piel se erizó, por puro instinto, no se movió ni un centímetro, estaba en modo supervivencia. Katsuki arqueó una ceja, extrañado.
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Hasta que estés a mi lado. [Katsudeku]
FanfictionEl príncipe Katsuki Bakugo pasó toda su vida buscando a la única persona de la cual se enamoró cuando era niño. Para su fortuna, la llegada de un miembro de la tribu de los gatos hará que su sueño se haga realidad. Pero las cosas no siempre resultan...