XI; Amabilidad.

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Izuku se encontraba lavando su cabello luego de que Katsuki saliera a buscar algo de comida.

"-Estoy muriendo de hambre, veré si puedo traer algo. Tú quédate aquí, puedes usar ese cuarto para lavarte si quieres." Fue lo que dijo el príncipe antes de dejar la habitación, no sin antes dejarle en claro que "Nadie vendrá a esta parte del castillo, sólo mis compañeros y ellos no te harán daño" para que Izuku se quedara tranquilo mientras no estaba.

Le agradaba estar limpio, siempre intentaba tener el cabello lo más limpio y sedoso posible. Todos los humanos decían que el largo cabello de un gato es su rasgo más llamativo luego de sus ojos que, dependiendo de algunos, solían cambiar de color. Mientras se cepillaba el cabello se miraba en un pequeño espejo estudiando sus facciones; estaba más flaco, pálido y sus pecas resaltaban más en su piel. Las pequeñas cicatrices en su cara y brazos le disgustaban demasiado, nunca le gustaron las cicatrices. Intentaba desviar la vista siempre que se encontraba con aquel tatuaje en su brazo que tanto odiaba "427659BG" escrito en tinta roja y a la vista de cualquiera que quisiera verlo. Era la marca que le hacían a todas las bestias que eran raptadas por primera vez para que los humanos sepan que podían ser compradas. Ese tatuaje se lo hicieron cuando apenas tenía 13 años.

-Horrible. Horrible -Decía mientras cepillaba su cabello con enojo.- Si estoy así nunca nadie va a enamorarse de mi ¿Debería haberme una mascarilla? no traje muchas cosas del bosque, pero creo que es suficiente, le robaré algún ungüento a Katsuki, no le importará ¿Él se hará mascarillas? tiene la piel muy suave...

Hablaba solo mientras recordaba la noche anterior, esperaba que el príncipe no se haya dado cuenta que mientras dormía tuvo la osadía de tocar su cara y cabello (solo para confirmar que era suave como él pensaba). De repente un sonido lo quitó de sus pensamientos. Alguien estaba golpeando la puerta de la habitación. Se quedó estático, el príncipe no golpearía la puerta de su propio cuarto. Otro golpe. Rápidamente salió del pequeño cuarto y tomó una palita que se encontraba a un lado de la chimenea, se acercó lentamente hacia la puerta sin hacer ningún ruido mientras seguían llamando.

- ¿Bakugou? ¿Puedes abrirme? -Izuku se detuvo.- Sé que estás ahí amigo, anda abre. Deberíamos estar en camino hacia el Reino del Norte ¿No dijiste que querías ir hoy? -

Reconoció la voz al instante, era Sero, el consejero del príncipe. No lo conocía, pero aun así no le daba buena espina. Pensó unos instantes si debería abrir la puerta o no, pero tomó coraje y abrió lentamente. Solo para asomar la cabeza.

-Sí que te gusta hacer enojar a tu madr...oh. -Sero se detuvo apenas vio la cara de Izuku del otro lado- ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está el príncipe? -Intentó entrar a la habitación, pero Izuku cerró un poco la puerta impidiéndole el paso. - ¿Qué está pasando? -

-Se fue hace un rato, dijo que regresaría pronto. También dijo que ustedes no iban a hacerme nada...Te lo advierto, soy bueno para pelear.-

Sero rió ante la absurda defensa del gato.

-No te haré nada si así lo desea el príncipe ¿Me dejas pasar? -Hablaba muy calmado, era muy diferente a Katsuki. Izuku pensó unos instantes hasta que se decidió en abrir la puerta- Gracias. ¿Ibas a golpearme con eso? -Señaló el "arma" de Izuku.-

-Crei que era la reina viniendo a matarme. -Sero volvió a reír, tenía una risa muy alegre. Izuku podía olfatear la sinceridad saliendo de él-

-Sé que parece una mujer algo... brusca. Pero sólo quiere defender a los suyos. Katsuki salió a ella ¿No te parece? De tal palo tal astilla. -

Sero se acercó hasta unos asientos que se encontraban cerca del ventanal, haciéndole una seña a Izuku para que se acercara y se sentara también. Dudó unos momentos, pero al final se sentó junto a aquel humano, contemplando ambos el bosque. Había un agradable silencio, Izuku se sentía tranquilo junto a Sero, emanaba calma.

Hasta que estés a mi lado. [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora