XXIV; Hogar: Parte 4.

1K 167 62
                                    

Fele here! Primero que nada ¡Llegamos a los mil votos! Muchas gracias a todos por dejar su granito de arena. Cada voto, comentario y buena onda me ayudan mucho y lo aprecio un montón, posta que es lo que más me motiva a la hora de continuar con la historia. Me alegra mucho cuando guardan el fic en sus listas, gracias <3

Espero que sigan disfrutando de la historia tanto como yo disfruto escribirla. Sin más que decir, enjoy <3 Nos vemos en el próximo cap !

✿︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶︶✿

La capital era lo que alguna vez fue un gran campo de trigo y soja controlado por miembros de su familia. Poco le sorprendió a Katsuki que, luego del destierro, Enji haya puesto sus manos sobre aquellas hectáreas ya que es uno de los puntos límites donde el Norte y el Sur se juntan.

Estandartes y banderas con el símbolo del fuego se levantaban en casi todas las casas y demás construcciones. Las vestimentas de las personas distaban mucho de las del pueblo. Todo el lugar tenía un aura distinta, un aura que disgustaba a Katsuki.

Si aquel lugar fue alguna vez parte del Reino del Sur, pocos lo creerían.

Desde este punto y si mirabas hacia la dirección del mar podrías ver a lo lejos la Gran Montaña, y si ajustabas un poco la vista verías la punta del hogar de Katsuki.

– Tan cerca y tan lejos a la vez. – Dijo mientras bajaba del caballo. – Se ve diminuto desde aquí. –
– Pero de cerca es por lejos la fortaleza más grande de todo el continente. –

Mirio le sonrió al tiempo que también bajaba de su caballo. No mentía, ni siquiera el castillo de los Todoroki no se comparaba a la fortaleza de los Bakugo.

– ¿Para qué se necesita una casa tan grande? –

Todos giraron hacia Izuku, quien observaba la construcción aun sobre el caballo y con el ceño fruncido. Su cabeza se ladeaba, intentando tener una mejor visión.

– Se ve como un lugar donde te perderías fácilmente. No parece seguro. –
– Los forasteros como tú se perderían. –Objetó Katsuki. – Yo conozco mi hogar como la palma de mí mano. –
– Hm... Dudo. –

El príncipe chasqueó la lengua, decidiendo ignorarlo. Mirio, por su parte, rió mientras se acercaba hacia Izuku.

– ¿Prefieres las casas pequeñas? Tu casa debe serlo, aunque igualmente una acogedora. –

El soldado le extendió su mano para que pudiera bajar del caballo a lo que Izuku aceptó en silencio. El no tener un hogar fijo era uno de los temas que no le gustaba tocar.

Luego de tocar el suelo exitosamente se acercó hasta Katsuki, posicionándose un poco detrás de él. El príncipe entendió el gesto, cubriéndolo casi por completo para que los otros dos no posaran su atención en él.

Mirio y Tamaki decidieron ir a dónde se reunían los guardias en la ciudad para recolectar información. No tardarían tanto, pero era tiempo suficiente para que Izuku y Katsuki descansaran. Ya había pasado la mitad del dia y sus cuerpos pedían un receso. Aún les quedaba un largo trayecto y medio día para volver a casa.

Se quedaron junto a los caballos en la entrada de la ciudad. No había tanto transito de personas por lo que Izuku aprovechó la tranquilidad para sentarse junto a unos árboles y dejarse ser por unos momentos. Estaba agotado, física y mentalmente.

Katsuki lo acompañó. Le entregó algo de comida mientras tomaba asiento a su lado y disfrutaba del frío viento que se colaba entre los árboles a su alrededor. Se mantuvieron así, en silencio, disfrutando la comida y la compañía del otro, hasta que Izuku intentó buscar una conversación.

Hasta que estés a mi lado. [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora