XXIII; Hogar. Parte 3.

927 152 12
                                    

Fele here! Al fin volví y con un lindo cap para ustedes. Espero que les guste y nos vemos en el próximo <3 Disfruten!

Ah, estuve editando los caps anteriores jiji ahora si, enjoy.

︶.︶.︶.︶.︶✿︶.︶.︶.︶.︶

Katsuki no podía creer lo que había escuchado.

Buscó minusiosamente en su cabeza si, por algún error humano, él había dicho su nombre real en voz alta. ¿O tal vez habían estado siguiendolos desde que pusieron pie en esas tierra? ¿Había caído en algún tipo de trampa?

Sea lo que fuese, Katsuki ya había apartado a Izuku de la puerta y con suma delicadeza tomó el puñal que tenía al alcance de su cinturón. Lo apretó con fuerza mientras miraba hacia la puerta con suma concentración, intentando no dejarse llevar por la ansiedad que su cuerpo y mente estaban liberando en ese momento.

Con su brazo izquierdo impidió que Izuku se acercara un paso más hacia lo que sería un destino fatídico para los dos. Podía escuchar los colmillos del menor crepitar a su lado, queriendo asaltar a la persona que estaba llamando el nombre del príncipe desde el otro lado de la letrina.
Un golpe en la puerta, y luego otro. El príncipe apretó un poco más.

- Kats... ¿Me recuerdas? –

Izuku arrugó el ceño y giró la vista al principe. Éste no movía un solo músculo, pero si Izuku tuviera que describir cómo se sentía el tipo en ese momento, diría: Angustia.

¿Por qué el príncipe sentía angustia? Si miraba un poco más profundo en su cabeza, en su mente, podía encontrar destellos de la infancia. La adivinación se hacía menos precisa mientras más atrás en el tiempo  retrocedía, cosa que a veces necesitaba hacer si quería dar en el clavo. Como ahora, que para entender por qué el príncipe se sentía angustiado debía primero ver a dos pequeños niños jugando con la nieve.

Observó más atentamente a Katsuki, quien seguía inerte en su lugar, pero apretando aún más el puñal y la ropa de Izuku para que todo se mantuviera en su lugar. Para que todo siguiera igual.
Del otro lado de la puerta se escuchó un suspiro y el sonido metálico de una armadura siendo acomodada en su lugar.

- Sé que ha pasado tiempo, pero... Aún recuerdo cuando mamá nos dejaba jugar aquí mientras ella cocinaba para el pueblo. Hacíamos muñecos de nieve, luego peleabamos con ellos como si estuvieramos en alguna batalla. Luego su majestad venía a buscarte y nos despediamos hasta nuestra próxima reunión de juegos. Un día dejaste de venir a jugar y me preocupé, pero mamá estaba segura de que volverías algún día. Y yo mantuve firme esa esperanza también.–

El agarre se aflojó poco a poco. El suerter de Izuku fue cayendo poco a poco hasta volver a su condición inicial y los brazos del príncipe se hicieron a un lado de su cuerpo. Pareciera como si el tiempo volviera a transcurrir para Katsuki, porque podía verse al final de sus ojos, muy escondido en un rincón, una lágrima que amenazaba con caer como una cascada.
Izuku tragó saliva y lentamente levantó una mano, hasta llegar al brazo del príncipe y darle un suave empujón. Un aliento para que dejara que el tiempo corra.

La mano de Katsuki se apoyó ligeramente sobre la puerta y con un suave empujón ésta se abrió apenas un poco, dejando ver el rostro sonrojado y lleno de lágrimas de un soldado que habia bajado la guardia por un minuto.

- Bienvenido de vuelta, su alteza. ¿El sol lo ha acompañado en su viaje? –

Finalmente el tiempo corrió y la puerta se abrió por completo, dejando ver a dos niños que se encontraban después de mucho tiempo y que estaban ansiosos por volver a jugar.

Mirio fue el primero en dar el paso y se abalanzó sobre Katsuki, tomándolo por sorpresa en lo que sería su segundo abrazo después de mucho tiempo. El frío metal de la armadura parecía colarse por sobre sus abrigos, pero aún así tomó fuerzas desde su interior y devolvió el gesto con más cariño que el que querría demostrar.

Hasta que estés a mi lado. [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora