┊Patines.

2.9K 157 15
                                    

Algo que te gustaba hacer más en tus tiempos libres era el ir a patinar en el centro comercial más cercano de tu casa. Y aunque no lo hicieras tan bien, la libertad que sentías al trasladarte de un lugar a otro era algo que te hacía sentir bien, pero ese sentimiento desapareció cuando te mudaste.

Al conocer a tu prometido, porque estabas por comprometerte para aquel momento, se mudaron a otra residencia donde sus trabajos no quedaran tan lejos, pero si del centro comercial que tanto te gustaba visitar. 

Entendías las razones de su mudanza, pero sin duda te había dolido tener que dejar todos aquellos momentos atrás y aventurarte en tu nueva vida. Ya habían transcurrido dos años desde ello, dedicándote a tu labor y a tu prometido, mientras los preparativos de la boda estaban asomándose a cada rato por la esquina del escritorio donde trabajabas.

Te encontrabas agobiada para cuando dieron las 12 de la tarde, y saliendo del despacho de tu casa, fuiste a la cocina encontrándote con tu novio.

—Ya me preguntaba si saldrías de tu oficina.—Comentó con una sonrisa divertida.

—Realmente estar ahí ya me asfixiaba y decidí salir.

—¿Y no te gustaría salir de casa? Tenemos tiempo sin salir a un lugar que no sea al trabajo o con la familia.

Meditaste sus palabras y asentiste. —Pero, ¿A dónde iríamos? 

Él sonrió y agarró del mostrador las llaves del auto. —Ya sé, ¿Confías en mi?

Asentiste sin comprender, pero cuando tomó tu mano y salieron de la casa, no sin antes poner el seguro a la puerta, subieron al auto y emprendieron un camino al destino que desconocías. 

La verdad te sentías emocionada por saber a donde irían, y es que él había dicho algo acertado, y era que ya tenían tiempo sin salir a una cita, pasaban tiempo juntos pero nada se comparaba de salir a dar una vuelta con la compañía del otro sin preocupaciones.

Cuando ya se encontraban lo suficientemente retirados de su casa y habían pasado las limitaciones inclusive del lugar donde trabajaban, te hacía ansiar más saber a donde irían.

—Amor, ¿A dónde vamos? Ya pasamos todos los lugares a donde pudiéramos ir de la zona. 

—Confía en mi, te alegrará ir a donde pienso llevarte.—Extendió su mano sobre la consola que los dividía y tomó de tu mano para posarla sobre tu muslo.

Decidiste prestar atención a las avenidas que tomaba, pero hubo un punto en el que te perdiste y decidiste enfocarte en controlar la radio y poner de tu música favorita. Estabas tan entretenida en la canción que estaba sonando en ese momento que no te percataste a donde se dirigían.

—Cariño, ¿Me podrías decir en donde estamos?—Cuando habló, decidiste fijarte en los letreros que contenía el nombre de las calles, y cuando reconociste el lugar soltaste un chillido.

—¿¡Es a dónde creo que es!?

Él asintió emocionado. —Tienes mucho tiempo sin venir, espero que aún puedas enseñarme a patinar.

Sonreíste emocionada y te inclinaste hacia él para depositar un beso sobre su mejilla. Te encontrabas desbordando felicidad y es que era tu lugar favorito y el ir después de tanto tiempo te hacía ansiar llegar y poder disfrutarlo en primera mano.

Cuando aparcó el auto, saliste y estiraste las piernas. Apenas y él se puso a tu lado cuando lo tomaste de la mano y saliste corriendo con él detrás de ti hacia el centro comercial, buscando el tan ansiado local de patines. 

Nada había cambiado desde la última vez que fuiste a ese lugar, y cuando entraste sentiste la nostalgia de todas las veces que habías entrado ahí. Sonreíste y fuiste automáticamente por tus patines, sin esperar siquiera que él se acercara para irte a la pista y sentir aquella sensación de libertad nuevamente en tu cuerpo.

Reías con emoción y alegría, tenías tiempo sin sentirte de esa forma y agradecías poder vivirlo otra vez. Después de una breve vuelta, te acercaste a donde se encontraba tu novio viendo la pista como si de un baño ácido se tratara.

—¡Entra ya!

—Tengo miedo, ni siquiera puedo soltar la barandilla sin caerme.

Te acercaste hasta él y tendiste tus dos manos en su dirección. —Mira, toma de mis manos y yo te guiaré, confía en mi.

—No es por nada pero si caigo, caería sobre ti y te aplastaría.

Rodaste los ojos y tomaste de sus manos. —Venga grandulón, prometí enseñarte y eso haré. 

Cuando dieron el primer paso dentro de la pista, él se aferraba a ti como si de un salvavidas se tratara. Te parecía divertida la situación, y sin más lo empezaste a jalar en tu dirección.

—Confía en tus pasos, los nervios y el miedo te bloquearán y jamás avanzaras. Daremos la primera vuelta juntos y en la segunda dejaré que lo intentes por tu cuenta, ¿Entendido?

No parecía convencido, pero sin más, asintió.

Y como si por arte de magia se tratara, en cuanto dejaste ir sus manos, perdió el equilibrio haciendo que cayera sentado y con un abrupto golpe. No aguantaste la risa ante la escena cómica frente a tus ojos, riendo a grandes carcajadas mientras sostenías tu estómago que empezaba a doler por la risa.

—Tienes que... levantarte... Y...—No podías seguir porque la risa te ganaba.

Gruñó con vergüenza y con el apoyo de la pared se fue levantando, y se sujetó con fuerza a la barandilla. —No pienso moverme de aquí, me rehúso. 

—Vamos, yo te seguiré guiando hasta que te sientas confiado, cometí el error de soltarte antes de tiempo pero ya no pasará.

Te vio con los ojos entrecerrados y suspiró. —A lo mejor no nací para patinar.

—No digas tonterías, yo aprendí con golpes porque del suelo no salía pero mira, ahora sé que todo valió la pena. No aprenderás si no te lo propones.—Te acercaste hasta él y tomaste de sus manos.—Es cuestión de que confíes en ti, yo haré el resto, pero de aquí no nos iremos hasta que aprendas a patinar o dar una vuelta sin caerte por toda la pista.

Asintió con una sonrisa cansada. —Bien, vamos.

Chillaste con felicidad y así fue como le estuviste enseñando toda la tarde a patinar, alentándolo cuando se caía y ya no quería intentarlo más.

Ese era el tipo de momentos que te faltaban para salir de la rutina un rato y sentirte bien.

✎ Imaginas (I) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora