┊Compras.

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Habían decidido ir de compras al centro comercial a las afueras de la ciudad. La verdad, tu única intención era conseguir el regalo perfecto para su aniversario, pero mientras él se ocupaba de atraer tu atención entre una tienda y otra, no tenías ninguna oportunidad para escaparte. 

—¿Qué te parece comprar el regalo de bodas de mi hermana? Aprovechando que estamos aquí.—Comentó mientras tomaba tu mano con la de él.

—Claro, ¿Qué quieres comprarle?

—Aún no lo sé, ¿Cuál regalo sería perfecto para unos recién casados?

—Algo para su nuevo hogar, ¿Qué tal unos mandiles que estén a juego?—Sonreíste bromeando, pero al parecer él se lo tomó en serio.

—Eso suena bien, creo que vi unos...—Lo interrumpiste, dándole un apretón a su mano.

—Estaba jugando, tonto. Pensemos en algo más sofisticado y que no sea común, a lo mejor alguna hoya a juego o un día de relajación, o bien, ¿Qué tal si haces esos emotivos regalos antes de la boda? Leí que muchas chicas sueñan con eso pero no lo tienen porque nadie lo sabe planificar.

—¿En qué consiste eso?

—Le das cada pequeño recuerdo que le haga anhelar el pasado. Por ejemplo, su algo amarillo, o rojo, dependiendo de los colores de la boda. Son pequeños artefactos que significan mucho para ella o que pertenecieron a su infancia, sería bonito ya que tú la escoltarás hasta el altar.

—Creo que será de tonalidad azulado, ¿Me acompañarías a la casa de la abuela para buscar algo que sea útil?

Asentiste y siguieron caminando, y cuando viste una tienda en particular, decidiste pasar de largo pero con intenciones de volver.

—¿Qué tal si te adelantas? Quisiera conseguirle algo a tu hermana por separado mientras tú puedes ir recordando que quieres darle para cada detalle.—Soltaste su mano y fingiste interés por una tienda detrás suyo.

—¿En serio? Te puedo ayudar, de todos modos es mi hermana y yo debería de conseguir algo para su boda.

—Pero yo he hablado más de ella y sé que pueda querer como regalo, no tardo ni quince minutos.—Retrocediste un par de pasos y lo despediste con la mano.

Antes de que pudiera decir algo, corriste hacia la tienda donde le habías dicho que le ibas a comprar algo y entraste como si fueras cliente, pero cuando viste que se dio la vuelta y entró más adelante a otra tienda, decidiste salir y entrar a la tienda de lencería que estaba a lado de esta.

La verdad tenías planeado comprar unos conjuntos y así poder usarlos para su aniversario, pero claramente no habías tenido otra oportunidad para dar una vuelta a centro comercial sin parecer sospechosa y mucho menos lo harías con él a lado.

Querías que fuera una sorpresa, amabas cuando él se emocionaba por algún detalle que tenías con él, por lo que habías decidido vestirte de forma especial, además de tener otros detalles para ese día.

Paseabas por entre las prendas, mientras buscabas algo suficientemente convincente y que fuera revelador pero encantador, discreto pero soñador, el color no era de gran tema para tu búsqueda, pero si el diseño.

Cuando diste vuelta, te topaste con un body de tirantes con encaje de color negro y floral, haciendo resaltar la zona de tus pechos y de tus glúteos. Lo tomaste cuando encontraste tu talla y decidiste seguir buscando.

Antes de que pudieras tomar uno, por alguna extraña razón alguien se colocó detrás tuyo y extendió otro body de color rojo, y es cuando te diste cuenta de quien se trataba.

Hola, ¿Tierra? Trágame y escúpeme al otro lado del mundo.

—Pienso que este resaltaría más tus caderas.—Él se acercó para susurrar en tu oído, provocando escalofríos por tu cuerpo.

—Maldición, me diste un infarto.—Murmuraste con una mueca, colocando tu mano sobre tu corazón. 

—¿Este es el regalo para mi hermana? Porque si es así, no estoy interesado en buscar más.—Cuando diste la vuelta, viste como tenía una sonrisa socarrona en su rostro

—¡No! Digo, sí, es el regalo de tu hermana.

—¿De verdad? Me pareció raro que quisieras comprarle un regalo en la tienda de deportes, ya sabes, en donde entraste y luego saliste para venir aquí.

—¿Qué? Claro que no era de...—Decidiste callar al recordar ver diversas pelotas y equipos especiales para cada deporte.

Genial, había pasado por alto ese detalle.

—No te creí, así que fingí entrar en una de las primeras tiendas que estaban a mi lado y vi como salías y entrabas aquí. Eres mala para fingir, amor.—Soltó una carcajada y tú solamente bufaste en su contra. Envolvió su brazo alrededor de tus hombros y señaló el conjunto que había elegido. —Estoy seguro que este te quedará genial.

Golpeaste su pecho, con las mejillas sonrojadas por el bochornoso momento que te estaba haciendo pasar. 

—¿Pero sabes que te quedará aún mejor?—Pegó su boca a tu oído y susurró por lo bajo. —El no tenerlo puesto.

Te atragantaste con tu saliva sin esperar ese comentario, por lo que él soltó sonoras carcajadas en forma de burla. Agarró el body que ya habías elegido y el que él había elegido y te tomó de la mano, guiándote a otro pasillo lleno de lencería.

—Escoge otros más, yo pago. Si quieres, también te doy mi humilde opinión al respecto.

—Cállate.—Lo golpeaste en el pecho y saliste corriendo, dejándolo detrás pero aceptando su propuesta.

Podría ser bochornoso, pero sabías que él era así, por lo que aceptaste de su ayuda y opinión para comprar más.

✎ Imaginas (I) ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora