Te mirabas frente al espejo mientras te colocaban el velo sobre tu cabeza. Después de la fiesta, habías vuelto a tu habitación y excusándote de pasar la noche sola con que tenías que estar sola un día antes de la boda. Realmente no habías dormido nada porque tu mente no dejaba de pensar en las formas en las que pudieras haberte liberado de ese matrimonio.
Ninguna surgió, en todas tus padres o tú se veían afectados.
Te levantaste antes que todos y decidiste empezar alistarte; tu madre y la estilista que tanto había alegado tu esposo que ibas a necesitar se precipitaron por la puerta una hora más tarde. No podías poner buena cara, no cuando sentías que ibas a vomitar en cualquier momento y tu estómago se encontraba revuelto.
—¿Me podrías dejar un momento con mi hija? Por favor.—Tu madre pidió a la estilista al terminar el maquillaje.
La muchacha asintió y salió sin decir más, dejándolas solas en la habitación.
—Mamá, tengo que apurarme si quiero llegar a tiempo.—Te levantaste de la silla y antes de que pudieras dar otro paso, tu madre puso sus manos sobre tus hombros.
—No te cases.—Dictó y te quedaste perpleja.
—¿Qué? ¿De qué hablas? Debo de ir.
—No, tu padre y yo cometimos muchos errores y tú no deberías de pagar por ellos. Al principio temía las consecuencias, pero cuando vi que mi pequeña está haciendo esto por consecuencia nuestra vimos que no deberías de pagar tú. No vayas con él, nosotros nos entregaremos a las autoridades y pagaremos nuestra condena de manera limpia, por el contrario nunca pudiéramos vivir bien sabiendo que tú no eres feliz.
—Mamá, no quiero que ustedes tengan que sentirse de esa manera y tengan que parar a la cárcel.
—Sh, estaremos bien, tenemos que hacernos responsables y darte el ejemplo a pesar de todo. Nosotros lo tendremos cubiertos, un taxi te espera en este momento abajo y tu sabrás a donde ir, vete antes de que pudieras arrepentirte y arruinar tu vida por completo.—Acarició tu mejilla que estaba cubierta de tus lágrimas y la abrazaste con fuerza.
Sentir por última vez sus cálidos abrazos te hizo anhelar que las cosas fueran de diferente manera, pero no había tiempo de llorar. Te apartaste y besaste su mejilla. —Muchas gracias, mamá. Gracias por entenderme, no te defraudare.
—Nunca lo hiciste, pequeña, nada más nosotros te defraudamos a ti.
Antes de que pudieras decir algo, te empujó por la puerta y corriste lejos de la habitación, saliendo de la casa y yendo hacia donde el taxi te esperaba. Subiste y después de pensarlo unos segundos, decidiste ir al aeropuerto.
El trayecto fue un tanto largo por la gran cantidad de autos que iban y venían en todas las direcciones, ciertamente era la hora del tráfico y tu solamente querías llegar al aeropuerto para impedir que se fuera.
—¡Gracias!—Gritaste cuando sellaste la puerta del taxi después de pagarle, corriendo directo al aeropuerto.
Ciertamente parecería raro ver a una mujer vestida de novia viendo frenéticamente a todos lados, y ese era tu caso, pero no te importaba porque solo tenías un objetivo y ese era el encontrarlo. El aeropuerto era demasiado grande, pero no te impidió buscarlo por todas partes, con la esperanza de verlo, pero conforme los lugares en los que debías de buscar se redujeron, tus ánimos decayeron.
Cuando no hubo otro lugar más por buscar, te sentaste en una de las sillas de la sala de espera y recargaste tu rostro entre tus manos. No habías llevado nada contigo, ni siquiera tu celular como para poder comunicarte con él, y cuando te ibas a ir, sentiste una mano tocando tu hombro.
—¿Qué haces aquí?—La voz masculina sonando detrás tuyo te hizo levantarte rápidamente y girarte.
Y lo viste. Él realmente estaba frente tuyo, con una pequeña bolsa a su lado y viéndote con curiosidad y confusión a la vez. Y sin pensarlo dos veces, te abalanzaste a sus brazos, sujetándote con fuerza a su cuello.
—Mi dios, pensé que te habías ido ya.
—Mi vuelo sale en un rato más, pero, ¿Qué haces aquí? Deberías estar a punto de casarte y no aquí.
Te separaste levemente para poder verlo y rompiste en llanto. —No podía casarme con alguien que no fueras tú, te amo y no podría verme con otra persona que no fueras tú, te quiero en mi vida y vine a demostrártelo.
Sonrió y apartó el cabello que se colaba en tu rostro. —Cariño, pero tus padres, era por ellos por quienes te ibas a casar.
—Mis padres decidieron que no debería de casarme sin amor, me dejaron ser libre y vine contigo porque yo te quiero a ti, ¿Tú no me quieres?
—Te amo con mi vida entera, pero no quería obligarte hacer algo cuando ya estabas lo suficientemente presionada con una boda que no deseabas.
Antes de que pudieras decir algo más, estrechó sus labios contra los tuyos, primero jugando levemente con simples roces en la comisura de estos, y cuando no soportaste más su juego, lo atrajiste hacía ti.
Sus manos se acoplaron a tu cintura, pegándote más hacia él. Te sentías segura en sus brazos, ese era tu lugar y no era ningún otro en el que él no estuviera, te había aterrado la idea de pensar no verlo nuevamente en tu vida, por lo que el beso estaba lleno de emociones y sentimientos mezclados con pasión y miedo.
—Ven conmigo, escapa conmigo.—Murmuró cuando se separaron por falta de aire.
—¿Qué? Pero no tengo nada conmigo, no traje nada por salir corriendo de ahí.—Bajaste la mirada con pena, ahora te sentías tonta por siquiera agarrar tu celular o algo de dinero.
—¿Estás dispuesta a estar conmigo?—Cuando asentiste, sonrió.—Entonces no se diga más, yo te pagaré lo que lleves a necesitar mientras buscamos un lugar lejos de aquí, ahorré lo suficiente mientras trabaja para ti como para mantenernos un par de meses sin preocuparnos.
—No, no quiero parecer que estoy de necesitada contigo, yo podría regresar y volver y...
—Cariño, es mejor que aceptes en este momento porque no falta tanto para que mi vuelo salga, es ahora o nunca.
—Pero se verá raro viajar con vestido de novia.
—Más raro se ve estos momentos ver a una joven novia con su vestido besando a un simple hombre a punto de abordar su avión.
Ambos rieron ante ello, pero asentiste. —Bien, acepto con tal de estar contigo.
—Entonces no se diga más, vayamos a comprar tu boleto para que abordes el avión y tengo en la bolsa un poco de ropa que no cupo en la maleta, podrías conseguir cambiarte a algo más cómodo.
Y mientras te agarraba de la mano y te guiaba por las filas de la sala de espera, sabías desde ese momento que no sería un error escaparte con él, y aunque probablemente no fueran las mejores circunstancias, estando a su lado todo parecía mejor.
—Te amo.—Soltaste sin más, haciendo que se detuviera de golpe.
Giró lentamente a verte, y cuando viste su gran sonrisa plasmada en su rostro, te acercó hasta su pecho y juntó sus frentes. —Te amo más, amor.
Y si te dieran a elegir a donde ir, definitivamente sería a cualquier lugar donde él fuera. Tu cuerpo y alma le pertenecían, así como él te pertenecía, y no cambiarías esa sensación abrumadora cada vez que están juntos.
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¡Esperen los últimos dos mañana!
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✎ Imaginas (I) ✓
RomantikEscritos de momentos que se valen imaginar. Fecha de inicio: 22 de mayo del 2021. Fecha de terminación: 05 de septiembre del 2021.