🍒 2. Padres protectores, hijas salvajes

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PAIGE BROGLIE


Otro día más asistiendo a este infierno llamado "Greentoon High School" del cual no he podido salir por culpa de mis inútiles intentos de mantener buenas calificaciones. Algunos alumnos estaban ingresando, otros bajaban del bus escolar y se juntaban con sus compañeros con caras de haber consumido mil pócimas de café mezclado con algún tipo de energizante, pues su buen humor y sonrisas es solo sinónimo de haber dormido bien, al contrario de mí, claro.

Me bajo del Maserati de mi novio con cara de pocos amigos.

—Que tengas un bonito día, no olvides tu mochila —me la tiende con una sonrisa—. Te amo.

—Bien. Adiós —me despido con una sonrisa forzada, para luego hacer sonar mis zapatos en el asfalto caliente, ignorando mi alrededor. 

Laurie cierra la puerta del casillero con tanta fuerza que casi me hace tirar todos los libros que tengo en mis manos.

—¡¿Me estás diciendo que yo qué?! —sonríe con sarcasmo—. Paige, yo nunca haría eso. Sí, está guapo y todo, pero que le baje tres a su egocentrismo, ¿no? —suelta molesta y caminamos juntas por los pasillos del instituto.

—Bueno, no sé, no sé. Pero si fuiste capaz de inventar ese plan absurdo, no me queda de otra que creerle. Pero ya, en serio, ¿sí fuiste al baño de chicos a mostrarle tu escote? —pregunto en un susurro al esquivar los alumnos.

—¡Obvio no! —me mira con indignación—. Jamás haría eso...

Achico mis ojos en un gesto de duda y ella resopla al recostarse en la puerta del aula de Biología.

—Dime la verdad, Laurie.

—Bueno, está bien, tal vez sí lo hice... —se encoje de hombros—. Pero no es para tanto.

—¿Tal vez?, ¿eso es un sí? —me esconde la mirada.

—Ajam... —murmura.

—Dios, Laurie. ¿Hasta dónde has llegado? —la ignoro y me adentro al aula.

Apoya sus brazos en mi pupitre.

—Lo siento tanto, Paige. Yo solo quería...

—Querías que te empezara a manosear, ¿no?

—No creas que soy una perra, ni mucho menos que me estoy ofreciendo...

—¿Qué pretendías con eso?

—¿De verdad quieres que sea tan explícita?—se sienta a mi lado, mordiéndose el labio inferior.

—Ew, no. Gracias —arrugo el ceño, alejándola de mí.

—¡Ay, ya! Cuéntame, ¿qué más te dijo? ¿Qué cara puso al saber que visité por seis meses Inglaterra? Dime qué más hablaron, te lo suplico —pone carita de cordero degollado. 

—Espera, ¿Eran seis meses? —fingo una sonrisa, mostrando mis dientes.

—Paige... —me fulmina—. ¡Dios mío, Paige! Solo tenías que hacer una cosa —se tapa la cara con ambas manos, triste.

Rechino mis dientes, culpable.

—¡Qué más da! —suspiro—. Mi equivocación no alteró ni empeoró la situación, el chico tiene claro sus sentimientos; se siente muy incómodo con todo esto. Es mejor que te alejes por completo y...

—De eso nada —sonríe—. No está interesado ahora, pero muy pronto lo estará, es solo cuestión de conquistarlo —canturrea, emocionada.

Bufo, considerando que no hay remedio para su obsesión.

Cherry Flavoured [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora