An Deiner Seite

Capítulo 11

Acababa de entrar a la universidad cuando vi que Alexa venía a mi encuentro.
Se veía muy contenta a diferencia de los días anteriores; llegó junto a mí y abrió sus brazos para abrazarme.

—T/N, Yoongi y yo nos reconciliamos. —Me lo dijo cerca al oído y para ser sincera me dolió escuchar esas palabras—. Le dije que va a ser papá y al principio se sorprendió pero luego se puso muy contento.
Dijo que va a apoyarme en todo. —Se separó de mí y sonrío.

—Me alegro por tí —le respondí sin esbozar alguna sonrisa.

Alexa siguió presumiéndome de lo feliz que estaba, pero su voz en mi mente se hacía cada vez más baja.

Me quedé pensando en muchas cosas y sentía que debía volver a reconsiderar si quería seguir siendo su amiga.
Porque a partir de ese momento era probable que ella lo mencionara en más de una ocasión.

—Tal vez Yoongi solo estaba confundido —dijo Alexa—, porque volvió a decirme que me ama.

«¿Te ama?»

Su celular sonó y ella contestó.
Aproveché ese momento para dejarla y seguir caminando.

«En verdad, ¿Yoongi la ama?»

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"Te amo, T/N..."

"Volvió a decirme que me ama"

Las palabras de Yoongi y Alexa seguian rondando en mi cabeza.
Iba en el autobús, rumbo a mi trabajo.
De pronto se detuvo y alguien entró.
Era Yoongi; me vió y desvío la mirada como si no me hubiera visto. 
Y por mi parte hice lo mismo, solo lo vi y desvíe la mirada.
Y él siguió caminando hacia los asientos de atrás.

De todas maneras así era como iba a ser a partir de ese momento.
Si lo veía iba a fingir que no lo había visto, y solo así...
Tal vez solo así podría olvidarlo.

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Una semana después.

Estaba en mi trabajo atendiendo a un cliente cuando vi que alguien inusual acababa de entrar, era el profesor Chong.

Se esperó a que me desocupara y luego se acercó a mí para preguntarme sobre un libro.
Le ayudé a buscarlo y mientras me dirigía a la caja para cobrarle, él me empezó a hablar.

—En verdad necesitaba encontrar este libro para mis nuevos estudiantes.

—Y parece que tuvo suerte porque era el único. —le respondí y le entregué el libro en una bolsa.

—Gracias, T/N.

—De nada. —Le sonreí.

—Saluda a Yoongi de mi parte.

Sus palabras me tomaron por sorpresa y por un instante no supe qué decir.

—Es que... —baje la mirada para no verlo a los ojos, ya que en el fondo me dolía hablar sobre él— él y yo ya no hablamos.

El profesor se sorprendió al escucharme y se quedó serio.

—Creí que ustedes estaban juntos.

Negué.

—Él ya está con alguien más y ya hasta van a tener un hijo.

—¿Qué? ¿Yoongi? —Sonrió—. No lo creo.

—Pero es la verdad.

Él volvió a quedarse serio como si estuviera pensando; dió un suspiro y agachó la cabeza.

—No lo sabía, Yoongi no me lo había dicho, pero me cuesta creerlo. —No respondí y el profesor puso su mano sobre mi cabeza—. No es el único chico que existe sobre la tierra y tú eres muy bonita, estoy seguro que vas a encontrar a alguien que te ame como te lo mereces.

—Gracias —respondí con lágrimas en mis ojos.
Hice una reverencia y me despedí del profesor.
Él se dió la vuelta y se fue de la tienda.

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Un mes después.

Quise creer que con el tiempo lograría olvidarme de él pero estaba equivocada.

Alexa lo mencionaba de vez en cuando y aunque tal vez solo debía distanciarme, ella decía que yo era su única amiga.
La única en la que confiaba y la única que la apoyaba, así que no tuve el valor de apartarme.

A Yoongi solía verlo casi todos los días en el autobús cuando me iba a mi trabajo y aunque él fingía no verme ni yo a él, era difícil pensar que simplemente no estaba ahí.

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Estaba en mi habitación.
Tomé la guitarra que Yoongi me había regalado, la saqué de su estuche y salí con ella colgada en mi hombro.

Caminé hacia él parque y llegué hasta la tienda de instrumentos musicales donde él trabajaba antes.

Me paré frente a la puerta y abrí.
Había un señor frente al mostrador y en cuando lo vi fui directo hacia él.

—¿En que le puedo ayudar, señorita? —me preguntó.

Tomé la guitarra y la puse sobre el mostrador.

—¿Cuánto me da por esta guitarra? —El hombre la vio y la tomó.
Empezó a revisarla detalladamente por todos lados.
La guitarra estaba en buenas condiciones así que supuse que me darían un precio considerable.
Pero no pensaba venderla porque necesitaba dinero, si no más bien porque era algo que ya no quería tener en mi habitación.
Pensaba que ya era tiempo de olvidarme de las cosas del pasado y de seguir con mi vida.
Pero sin querer me la quedé viendo mientras el señor la revisaba y empecé a recordar muchas cosas.
Esos recuerdos pasaron en mi cabeza como si solo hubiera pasado un día desde aquel tiempo.
Me vi a mí misma sentada en el parque.
Vi a Yoongi llegar; sonrió y me la dejó sobre mis piernas.
Hablamos por un momento y luego él se marchó.
Di un suspiro para dejar ese recuerdo y volví a ver la guitarra con las alas pintadas.
Quería deshacerme de ella pero algo en mi interior no me dejaba hacerlo.
Todo este tiempo la había cuidado como uno de mis recuerdos más valiosos y era la única cosa que conservaba de Yoongi desde que estudiábamos música.
La tomé del mostrador e hice una reverencia—. Perdón —le dije al señor—, creo que mejor no quiero venderla.

Me di la vuelta sin esperar a ver su reacción y salí corriendo de la tienda.

Seguí corriendo por unos cuantos metros.
Me detuve y vi a Yoongi.
Él también se detuvo al verme.
Yo tenía el corazón agitado por haber corrido un poco pero él estaba con cierta seriedad en su rostro.

Sus ojos se clavaron en lo que llevaba pero luego volvió a verme.
Yo llevaba la guitarra en mis brazos, y por primera vez ninguno de los dos desvío la mirada.

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