Capítulo 3

138 19 3
                                    

Eran casi las 9 de la mañana y recién había llegado a la universidad.
Iba caminando por el pasillo cuando vi a Alexa a lo lejos hablando por teléfono.

Seguí caminando y pensé en pasarme de largo para no interrumpirla pero ella me vió y colgó la llamada.
Sonrió y esperó que llegara junto a ella.

—Buenos días, T/N —me saludó.

—Buenos días.

—Te estaba esperando para irnos juntas.

—Ah. —Sonreí—. Está bien.

Seguí caminando y ella empezó a caminar a mi lado.

—Por cierto, T/N... anoche no pude hablarte porque llevaba prisa.

—No te preocupes, no pasa nada.

—Y ese chico con el que ibas, ¿es tu novio?

—¿Eh? —Me sorprendí—. No, no es eso, solo es mi amigo.

—¿En verdad?

—Si.

—Pues me pareció que hacían bonita pareja.

Sonreí por lo que dijo pero al mismo tiempo me sentí un poco incomoda.
Jungkook había dicho que se nos había quedado viendo pero nunca me había imaginado que era por eso.

—¿Y tú vives cerca de ahí? —le cambié el tema.

—Solo iba de paso.

—Ah, entiendo.

Llegamos al salón y entramos a nuestras clases.

--------------

9:15 pm.

Estaba sentada en la cama, esperando que Jungkook llegara.

Tenía puesto unos jeans azules, una blusa blanca de botones y el cabello lo tenía suelto.

Minutos antes él ya me había mandado un mensaje para decirme que se le había hecho tarde pero que ya estaba en camino.

Solo pasaron unos minutos cuando escuché que un auto se estacionó afuera.
Me asomé por la ventana y vi que era Jungkook.

Salí de mi habitación al momento en que escuché el timbre; llegué hasta la puerta y abrí.

Junkook estaba viendo hacia otro lado pero en cuanto abrí la puerta, giró hacia mí.

—¡Oh!... —Abrió la boca.

—¿Qué pasa?

—Te ves... —agachó la mirada y se tocó la oreja— bien.

—Gracias —respondí avergonzada, pues no estaba acostumbrada a ese tipo de  alagos—. ¿Nos vamos? —le cambié el tema.

—Ah, sí.

Caminamos hacia su auto y entramos.
Él lo prendió y empezó a manejar.
Me sentía un poco nerviosa porque nunca antes había ido a su casa, además no conocía a su hermana ni a sus padres.
Pasaron unos minutos y llegamos.

La casa era muy grande.
Me sorprendi al verla porque nunca me había imaginado encontarme con algo como eso, aunque sabía que él tenía mucho dinero.

Había un portón negro que estaba abierto de par en par.
Tenía un patio muy grande y la casa era de tres pisos.
Junkook estacionó el auto junto a otros; salió y salí también.

—¿A tus padres no les molesta tanto ruido? —le pregunté al notar que la música se escuchaba desde afuera.

—Mis padres no están, salieron a una cena con sus amigos. —Empezó a caminar—. Pero ven. —Me llamó.

An Deiner SeiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora