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Nothing Breaks Like A Heart
—EL TELÉFONO MARCÓ EL ALTA VOZ, Y RÁPIDAMENTE UNA VOZ CONOCIDA RESPONDIÓ.
—¿Hola? —la voz de Bastian resultó extrañamente familiar.
—¿Bastian? —el silencio inundó la habitación, pero la voz de Elizabeth tomó por sorpresa al muchacho.
—¿Musa? —replicó todavía con el asombro en la voz.
—¿Crees que puedas llegar a Beacon Hills, en California pronto?
—¿Está todo bien? ¿Por qué necesitas que vaya a California? —preguntó confundido, habían pasado años desde la última vez que habían hablado o siquiera se habían visto.
—Jeremiah. —ese nombre bastó para sacarle un jadeo al muchacho.
—¿Está todo bien? —preguntó con repentina preocupación.
—El código de los Argent... Victoria va a morir hoy. —una vez más el silencio sesgó la conversación.
—Estoy en San Francisco... Quizá... Me tome... Unas cuatro o cinco horas... —respondió con la voz ligeramente inestable.
Los ojos de Elizabeth repararon en Jeremiah, quien se encontraba durmiendo, sin embargo, no paraba de moverse intranquilo.
—Pero estaré allí... Yo... Gracias por avisar, Musa.
—Gracias a ti por responder... Tian. —ambos se quedaron unos segundos más en silencio.
—¿Estará en el hospital de la ciudad? —preguntó.
—Sí... Acabo de hablarlo con Chris.
—Bien... Yo... Adiós.
—Adiós.
La llamada terminó, la bruja dejó salir un suspiro y luego dejó su teléfono dentro de su bolsillo, todavía habían muchas preguntas, pero aún así, ¿Habría sido lo mejor traerlo de vuelta?
[...]
El pelirrojo entró corriendo al pasillo donde su padre lo esperaba, Elizabeth estaba siguiéndole el paso.
—¡Esto es tu culpa! —gritó con los ojos llenos de lágrimas— ¡Es tú maldita culpa! —Jeremiah alcanzó a Chris para luego empujarlo ligeramente hacia atrás.
El Argent apenas pudo decir algo.
—¡Y yo no pude hacer nada! —su voz se quebró, el sonido del elevador interrumpió los gritos junto con el sonido de una voz.
—¡Miah! —y sus ojos verde esmeralda colisionaron con la mirada oceánica de Bastian.
—¿Bastian? —apenas pudo articular.
El pelinegro corrió desesperado hasta poderlo rodear entre sus brazos de forma protectora. Chris miró al de ojos azules con bastante confusión, pero en cambio la morena sintió un ligero alivio cuando vio al pelirrojo corresponder el abrazo.
Las miradas de los que se encontraban en el pasillo se clavaron en la escena, pero fue justo como si el de ojos esmeraldas se encontrara en un lugar seguro, esa calidez que había extrañado y esa seguridad de poder ser vulnerable. Ambas personalidades se desconectaron un segundo de su realidad para poder sentir el cariño y esperanza que el pelinegro les brindó.
—Estoy aquí, J, estoy aquí... —murmuró el de cabellos negros cuando se separó un poco de su contrario.
El pelirrojo Argent estaba destrozado y jamás lo negaría, pero tener frente a él a Bastian, su primer y épico amor le hizo sentirse más fuerte. Como si él pudiera ver a través de su alma y pudiera entenderlo, todas las sensaciones tan abrumadoras se desvanecieron a medias con él frente suyo.
—No pude hacer nada —le escuchó decir, sus ojos verdes habían perdido el brillo y miraban perdidos— No hice nada...
El pelinegro negó con la cabeza.
—No es tu culpa, J, no es tu culpa... —pero Bastian también se sintió vulnerable, tan vulnerable que ver al pelirrojo en ese estado pudo romperle el corazón en segundos.
Allison no tardó en llegar, la castaña reclamó y lloró destrozada, pero a diferencia del pelirrojo, fue la única que recibió un "lo siento" y un abrazo por parte de Chris, ¿realmente era posible que ni siquiera tras varias pérdidas la costumbre pudiera cambiar?
[...]
El trío nuevamente reunido descansó sobre el porche de la residencia Argent mientras fumaban un par de cigarrillos.
—¿Por qué viniste? —preguntó el pelirrojo— No te vi cuando Kate...
—Porque tu tía era una completa... —Bastian calló cuando vio la mirada de Elizabeth— Tu madre fue muy buena conmigo, incluso nos cubría cuando salíamos a escondidas de Chris... Y porque hice una promesa.
Ambos muchachos se miraron.
—Estamos juntos en esto, así ha sido desde que nos conocimos. —el de ojos azules tomó la mano del Argent— Y la verdad me importa un carajo si el anciano de tu abuelo me quiere matar, aprendí muchas cosas desde que te fuiste, no necesito mancharme las manos para hacerle saber que si te hace algo es hombre muerto.
El pelirrojo estiró ligeramente los labios en una diminuta sonrisa.
—Mañana temprano tengo que volver a San Francisco por unos detalles del aquelarre —mencionó dándole una bocanada a su cigarro— Pero volveré para ver cómo estás en cuanto termine, quizá hasta me quede un tiempo aquí. —el pelinegro le sonrió reconfortante al de ojos verdes.
Bastian se recogió los cabellos ligeramente cuando vio una camioneta negra estacionarse frente a la residencia, de ella salió Gerard junto a Chris, el anciano dedicó una mirada de odio al de cabello negro.
—Creí que había sido claro acerca de mi nieto —escuchó decir al mayor de los Argent.
Pero el pelinegro se levantó de su lugar.
—¿Eso debería importarme, anciano? —Bastian cuestionó— Tiene suerte de que esté aquí por él, sino debería comenzar a cavar su propia tumba por acabar con la mitad de mi aquelarre.
El pelirrojo alzó la mirada ante aquellas palabras.
—Y eso sólo fue una advertencia. —dijo el anciano con una sonrisa.
Jeremiah estuvo apunto de levantarse cuando observó a Bastian darle un golpe fuerte en el rostro que dejó a Gerard en el suelo. Chris se acercó pero antes de que pudiera hacer algo, el pelirrojo tomó al pelinegro del brazo.
—No debiste venir a Beacon Hills y dejar a tu familia desprotegida, Slora... —dijo recalcando el apellido de Bastian— Cuándo aprenderán ustedes jóvenes que la guerra no se gana con amor... —el anciano miró las yemas de sus dedos, cubiertas de la sangre que escurría de su nariz.
—No te atrevas a amenazarlo... —la voz ronca de Jeremiah llamó la atención de Gerard— No me importa ir a la cárcel por asesinar al anciano de la familia. —las palabras salieron de su boca con agresividad, y de pronto quien tenía el control no era Miah, era Jerome— Realmente maldigo el día en el que llegué a ser parte de esta familia.
El lugar se quedó en completo silencio, la mirada de Chris reparó en su hijo, lleno de culpa, resentimiento y dolor, hubiera preferido escuchar otras palabras, pero hubiera sido imposible, y lo sabía. Todo se estaba desmoronando lentamente, y sólo una cosa era clara, quizá realmente ni Jeremiah ni Jerome podrían ver correctamente la luz algún día, quizá ni siquiera alguien como Bastian podría salvarlos, quizá.
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GÉMINIS¹ - STILES STILINSKI.
Fanfiction"El dos es nuestro número, como los sueños y los sofás. Supongamos que andar a la deriva no es perderse, que pensarse de vez en cuando no es caer en un hoyo negro. " -Suposiciones; Paola Klug. . . . [ℨ𝔬𝔡𝔦𝔞𝔠𝔞𝔩 𝔐𝔲𝔱𝔞𝔟𝔩𝔢𝔰 𝔖𝔞𝔤𝔞] 1. Los...