"El dos es nuestro número, como los sueños y los sofás. Supongamos que andar a la deriva no es perderse, que pensarse de vez en cuando no es caer en un hoyo negro. "
-Suposiciones; Paola Klug.
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1. Los...
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— Gerard —
JEROME SE SENTÓ JUNTO A ALLISON, el ataúd yacía frente a ambos cuando más cazadores llegaron detrás, un funeral muy privado hasta que los reporteros locales estuvieron en el cementerio también. El pelirrojo sostuvo la mano de su mejor amiga y de su hermana para buscar fuerza, aún con las gafas de sol oscuras que cubrían su rostro y sus ojeras, no había podido dormir gracias a los recuerdos de Jeremiah que llegaban en forma de sueños durante la noche. Recuerdos dolorosos. Memorias que a Jerome también le afectaron.
Conforme las emociones de Jerome lo rodeaban y la abrumadora multitud y cámaras apuntaban a su rostro, el viento también golpeó con intensidad, las hojas de los árboles se agitaban y las secas del suelo golpeaban inevitablemente en el rostro a los reporteros y sus cámaras. Elizabeth se dio cuenta, soltó un momento la palma de su amigo y entonces pudo percatarse de la terrible coincidencia, el aire se calmó y con ello las hojas también.
El muchacho desvió la mirada, escuchó la voz de Víctor y luego una más que le tensó como a un par de cuerdas, vio al Argent calvo y junto a él a Gerard, el anciano de cabellos blancos y piel arrugada pero de personalidad malvada hasta los huesos. La penetrante mirada del hombre mayor reparó en el pelirrojo y su hermana, Jerome tragó duro sintiendo el sabor repentinamente amargo de su saliva en la boca, el mayor de todos los Argent se acercó junto a Víctor, el cazador no interrumpió, pero sí envió una mirada furtiva al de ojos verdes.
—Nos volvemos a ver —dijo estrechando la palma con Jerome—.
—Por desgracia. —respondió con amargura.
—Puedo ver que por fin tomas el camino correcto ¿Es tu novia por fin? Ha pasado un tiempo, Bennett. —Elizabeth se removió incómoda en su asiento, sin embargo, estrechó unos segundos su palma.
Jerome frunció el ceño.
—De hecho, es mi amiga solamente, Gerard. —el decir su nombre fue algo completamente molesto para él, especialmente porque las memorias de Jeremiah no se detenían—.
El carácter hostil de ambos se detuvo en Allison, quien ligeramente incómoda por no reconocer a su propio abuelo prefirió dejar el tema por la paz.
Sería un día difícil.
[...]
—Debes saber que todo esto es por su bien. —Gerard mencionó cuando ambos estuvieron solos en el salón principal de la residencia Argent— La familia y la caza han coexistido desde hace siglos.
—¿Te refieres a asesinar a cientos de personas? —replicó Jerome mientras tomaba asiento frente a la ventana— Hombres lobos, vampiros, brujas... ¿Cuánto tiempo falta para que busques cazar a la realeza vampírica o a los clanes importantes de licántropos? —reclamó sacando un cigarrillo de su chaqueta, no le tomó más que un par de segundos encenderlo y darle la primera boqueada.
