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—Happiness Is A Butterfly—

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Happiness Is A Butterfly
















SE NOS ESCAPÓ, LITERALMENTE LE PRENDIÓ FUEGO A LA TIENDA Y CASI NO SALIMOS CON VIDA JEREMIAH MENCIONÓ DE MAL HUMOR CON LA MIRADA ESMERALDA SOBRE LORENZO.

Comenzaba a hartarse de su decisión, ¿en qué momento había apostado alargar su vida más que salvarla? El vampiro Augustine dejó su lectura un segundo, luego rodó los ojos y finalmente miró al sifón con una ceja alzada.

—Eso se los advertí, con Valerie nunca en espacios cerrados —respondió antes de encoger los hombros.

Lo sabía, por supuesto que el Argent lo sabía.

El pelirrojo bufó molesto mientras tomaba su maleta una vez más, habían pasado poco más de tres meses desde que había dejado Beacon Hills, y buscar a los herejes no había sido sencillo, tenía tantas cosas en la cabeza, le había costado más de lo esperado seguirle la pista a Valerie Tulle. Ni siquiera había podido dormir correctamente durante los últimos días.

Estaba agotado.

—¿Por qué estás tan nervioso? Puedo escuchar el sonido de tu corazón latiendo rápido hasta acá. —cuestionó el de ojos negros, pero Jeremiah suspiró mientras colocaba la correa de su maleta sobre su hombro izquierdo.

—Tengo un mal presentimiento... —en realidad era peor de lo que sonaba— Sobre Stiles... No dejo de pensar que algo está mal con él.

—Eso es paranoia, estará bien, seguramente siendo un adolescente de su edad. —dijo el vampiro volviendo a la lectura.

—No dejo de soñar lo mismo, durante los últimos siete días. 

—Sueño recurrente... —Jeremiah puso los ojos en blanco, ¿siquiera lo estaba escuchando?— ¿Qué estabas soñando?

—Lo llamaré. —dijo mientras tomaba su teléfono celular— Es raro, ¿de acuerdo? Jinetes, caballos, jinetes que montan caballos durante una tormenta.

—Debes dejar de leer libros de ficción... —Lorenzo se levantó de su lugar listo para irse, hasta que se detuvo abruptamente, frunció el ceño y se giró para ver a Jeremiah— ¿Dijiste jinetes y tormenta en una misma oración? —el pelirrojo ladeó la cabeza en señal de confusión— Llámalo a ese tal Bilinski... —sentenció ligeramente consternado.

¿De verdad era tan complicado aprenderse el apellido?

—Stilinski —corrigió con una ceja alzada— ¿Por qué? 

—¿No eras tú quien estaba preocupado? —contraatacó, el Argent comenzaba a creer que sólo quería molestarlo.

—¿Por qué presiento que sabes lo que pasa? —quizá tenía razón.

—¿Vas a llamarlo o no? —el sifón rodó los ojos y luego asintió.

—Lo llamaré en el camino... ¿Me dirás lo que pasa?

—Dos palabras, Argent —dijo con la mirada sobre el fuego de la chimenea— Cacería Salvaje.

Jeremiah frunció el ceño, ¿era un buen o mal presagio?

[...]

No había dejado de pensar en Stiles desde que se fue de Beacon Hills, en realidad no había dejado de pensar en sus recuerdos, y la forma en la que fue capaz de manejar y vivir su dolor en compañía de alguien a quien amaba. La forma en la que eso en conjunto con su amor curó varias heridas, supo que él estaba enterrado en el fondo de su alma, y que no habría forma de sacarlo de allí.

—Estás muy pensativo —Andrómeda mencionó con las manos en el volante.

—No puedo sacarlo de mi cabeza —dijo acompañado de una pequeña risa— Estoy tratando de evitar hacer algo que no debería.

Hubo un pequeño silencio en el automóvil.

—Me prometí dejarlo hacer su vida y... Simplemente... No puedo.

—Oye... —llamó la de ojos negros— Cambiaste toda tu vida por esto... Stiles lo entiende, y lo has estado haciendo muy bien sin él, y estoy orgullosa de ti... —la cazadora recibió una pequeña sonrisa por parte del pelirrojo—.

Hubo otro pequeño cómo silencio, hasta que Jeremiah habló.

—No puedo... —respondió repentinamente.

—¿Eh? —la muchacha apenas pronunció confundida.

—Detén el auto...

—Hablas... ¿Hablas en serio? —la cazadora miró fugazmente al sifón.

—Sí, sólo detén el auto. —Andrómeda frenó de golpe tras orillarse en el camino, Jeremiah bajó del Camaro en seguida mientras tomaba su teléfono celular y buscaba el contacto de Stiles.

Entonces marcó el número, caminó hasta la parte trasera del vehículo y colocó el móvil en su oreja, apenas se escucharon tres tonos antes de oír la contestadora.

Hola, soy Stiles, deja tu mensaje. —escuchó en la altavoz, una vez más sonó un pitido, luego Jeremiah habló ligeramente nervioso.

—Stiles... —dijo con la voz temblorosa— Por favor, llámame... Tengo un mal presentimiento... Yo... Creo que se trata de la cacería salvaje, yo... —habló apresuradamente— Necesito decírtelo.... —su mirada esmeralda reparó en el asfalto— Yo... Sé que lo entiendes. —hubo una pausa mientras daba una enorme bocanada de aire para calmarse— Te amo... —murmuró mientras sentía sus ojos llenarse de lágrimas, ¿por qué se sentía de esta manera?— Voy a amarte por siempre... Espero... Que estés bien... —.

Al terminar no pudo evitar dejar salir sus lágrimas, ¿por qué dolía tanto?

[...]

—¿Estás bien? —preguntó Andrómeda mientras se dejaba caer en la cama del hotel, Jeremiah asintió antes de echarse sus pastillas a la boca y tragárselas.

—Sólo estoy pensando... Siento que olvidé algo... —mencionó antes de tomar un trago de su botella de agua.

—¿Cómo qué? 

—No lo sé... Tal vez me acuerde después... —dijo encogiendo los hombros, sus ojos verdes repararon en su teléfono— Son las tres de la mañana, tenemos un montón de camino por recorrer, nos vamos a las siete.

—¿Cuánto tiempo crees que nos tardemos? —la cazadora suspiró acomodándose en su cama, el sifón se recostó con la mirada sobre el techo.

—No lo sé... Pero puedo asegurarte que no será poco tiempo... —sabía que estaba olvidando algo importante, pero no podía adivinar el qué— Por suerte no tengo que volver a Beacon Hills... —sentenció— Chris tampoco se quedará mucho tiempo.

—¿A dónde iremos? Somos un aquelarre.

—Lo decidiremos... Tú, Elizabeth, Tabitha y yo... —Jeremiah suspiró cerrando los ojos.

Pocos minutos después, ambos cazadores cayeron rendidos ante el sueño, pero aún en el fondo, algo le faltaba a Jeremiah. Y no sabía porqué. Tal vez.

Nada dura para siempre.

GÉMINIS¹ - STILES STILINSKI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora