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Arsonist's Lullabye
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JUNIO 19, 2011.
ERA DE NOCHE, LA OSCURIDAD CUBRÍA POR COMPLETO EL BOSQUE, pero el joven licántropo estaba corriendo por su vida.
Los ojos verde esmeralda de Jerome estaban tan concentrados en lo que veía, todos sus sentidos estaban agudizados, pero aún a tantos metros de distancia, su mirada podía causar tanto miedo como el rastro de sangre que había dejado a su paso, aún con tan solo veintiún años.
Gerard y Víctor le seguían el paso, era como si fuera un líder de nacimiento —aunque fuera ciertamente más acertado de lo que creían—, tenía un futuro prometedor en la caza, y Gerard no lo desaprovecharía. El láser de color rojo dio con una figura delgada, la sonrisa del pelirrojo se ensanchó, hizo una seña a sus compañeros con su mano izquierda, y luego caminó cauteloso.
Su mirada se detuvo en el viejo roble en el que la criatura se había escondido —inútilmente quizá—. Fue sencillo, no tardó mucho en dispararle un dardo de acónito que lo dejó inconsciente, justo como si hubieran estado buscando la hierba para cortar desde raíz.
Jerome poseía muchas cualidades que Jeremiah no, y una de ellas era la facilidad para deshacerse de emociones tan vitales como la empatía o el remordimiento, no era nada nuevo, cuando el alter apareció la vida de Miah como cazador se facilitó, no era más algo con lo que debía cargar si Jerome podía hacerlo por él. Aunque eso le provocara terror a otros, incluso a su propia familia.
[...]
Jerome dirigió su mirada a su teléfono celular mientras esperaba que el adolescente que yacía frente a él despertara, vio un mensaje de Allison preguntando cuándo volvería, pero él simplemente respondió con un simple "No lo sé". Las cosas eran diferentes, Allison no podía imaginarse a sus hermanos como asesinos de sangre fría, aunque quizá Jerome ya lo era, nunca se había detenido a pensar en aquello, ni para actuar avergonzado, tal vez esa era la única vía de escape que había. No dejar que le importara.
El licántropo se removió incómodo por las cadenas, el pelirrojo alzó la vista, dejó su móvil sobre la pequeña mesa y se levantó de su asiento para luego acercarse al hombre lobo.
—Yo no he hecho nada, ¡lo juro! —le escuchó decir aterrado, pero Jerome sólo dejó escapar una suave carcajada.
—Tú no, pero tu manada sí... —las manos del Argent repararon en la mesa de la esquina, sus ojos verdes repasaron los objetos que habían sobre esta, y finalmente se decidió por el cuchillo militar que había cerca de sus llaves.
Devolvió su vista hasta el muchacho, lo miró a los ojos, de un negro tan profundo que por un momento hicieron detenerse a Jerome. Su cabeza hizo clic y finalmente le clavó el cuchillo en la mano. Se oyó un grito desgarrador en el interior de la habitación, quizá la única ventaja era que estaba en medio de la nada.
—Esto no es ni el principio de lo que pasará... —su voz se convirtió en un susurro que dejó sobre el oído del más joven, las lágrimas se le habían escapado— Si no me dices dónde está tu manada.
Fue un juego bastante injusto. Pero Jerome jamás había dejado que nadie estuviera por encima suyo. Víctor se adentró a la habitación cuando se dio cuenta de que el interrogatorio había tardado mucho más de lo necesario. Incluso a alguien como él le fue extrañamente terrible la situación del pobre muchacho.
Jerome tenía las manos cubiertas del líquido carmesí y los nudillos rojos, los ojos negros del muchacho apenas podían mirarlo completamente perdido en su intento de mantenerse consciente. El pelirrojo se mantuvo de espaldas hacia Víctor.
—Acaba con su sufrimiento. —le escuchó decir, rara vez el Fontaine hablaba con tal seriedad.
—No es ni la mitad de lo que se merecen las criaturas como él. —respondió antes de tomarlo de mentón y obligarlo a mirarlo.
—Tiene apenas pocos años más de la mitad de tu edad, es un adolescente. Dudo mucho que haya matado a los niños de Ohio. —dijo, el hombre se acercó con mal genio, luego hizo a un lado a Jerome.
Este dejó escapar un gruñido de molestia, hasta que lo vio desenfundar su arma, le apuntó justo en la frente y el sonido seco del disparo se escuchó. El olor a pólvora combinado con el de la sangre se le grabó en la memoria.
—Limpia este desastre y deshazte del cuerpo, partimos a Tennessee mañana en la mañana. —sentenció alejándose de la habitación.
El silencio reinó, y sin querer fue Jeremiah quien no pudo soportar ver el cuerpo que estaba frente a él.
[...]
ACTUALMENTE.
Jeremiah despertó aterrado, sus ojos se abrieron de golpe y con la frente cubierta de sudor frío. Stiles se removió suavemente a su lado. El Argent observó el reloj, eran apenas las cuatro de la mañana, ver al Stilinski dormir plácidamente a su lado lo reconfortó, a pesar de tan terrible pesadilla —que era más bien un recuerdo—. Dejó escapar un suave suspiro lleno de cansancio.
Se acomodó en su lugar, mirando a Stiles todavía, mentiría si dijera que no estaba asustado, se sentía igual a cuando era un niño, teniendo pesadillas con la muerte de su madre. No pudo conciliar el sueño otra vez, temía que si cerraba los ojos otra vez, terminaría viendo una vez más aquél terrible recuerdo.
Finalmente las cenizas que había dejado Jerome detrás, estaban quemando su propia paz mental, después de tantos años, no había ni un momento en el que su hermano no estuviera presente en su vida, incluyendo sus errores.
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GÉMINIS¹ - STILES STILINSKI.
Fanfiction"El dos es nuestro número, como los sueños y los sofás. Supongamos que andar a la deriva no es perderse, que pensarse de vez en cuando no es caer en un hoyo negro. " -Suposiciones; Paola Klug. . . . [ℨ𝔬𝔡𝔦𝔞𝔠𝔞𝔩 𝔐𝔲𝔱𝔞𝔟𝔩𝔢𝔰 𝔖𝔞𝔤𝔞] 1. Los...