Louis terminó de enseñarle la casa. Le había mostrado el garaje luego de subir desde el sótano, y poco más tarde se encontraron en la planta alta. El alfa le enseñó cada habitación del primer piso: eran cuatro en total, pero Louis solo usaba una, la suya. Las demás, según le contó, eran para invitados. Pero como no era usual que él tuviese invitados (y menos que tuviesen que quedarse a dormir), mayormente esas habitaciones no se usaban. Harry no tuvo nada para objetar.
Cuando entró en la habitación de Louis, le pareció curioso que aquel espacio de la casa le resultara menos personal de lo que se supondría que tendría que ser. Era una habitación sobria, elegante, pulcra. No había mucho que la diferenciara de las demás. Solo el marcado olor a Louis que se concentraba allí y la presencia de un balcón. Harry pensó que hasta podría pasar tranquilamente por una lujosa suite de un hotel, porque no había nada palpable que le demostrara que aquella habitación perteneciera al alfa. Nada. Ni cuadros, ni fotos, ni... Nada. Estaba amueblada y decorada justo como las demás.
Harry no se movió mucho en la habitación del alfa. Solo se quedó de pie, observando, hasta que Louis se lo llevó de allí sin siquiera invitarle a echar un vistazo por el balcón. Un balcón que, Harry aseguraba, debía tener una vista preciosa.
Luego del tour por el interior de la casa, Louis le llevó a conocer los alrededores de la misma. Visitaron el jardín sin decirse mucho en el camino. Y al finalizar, el alfa le guio de regreso a la biblioteca con intenciones de armar finalmente el itinerario. El asunto fue que Louis le dejó solo allí, alegando que enseguida regresaría. Pero no solo se demoró un poco más de lo que se supondría por un enseguida, sino que cuando volvió, le dijo que le disculpara, pero que había surgido algo de improvisto y que, por lo tanto, ya no podrían armar el itinerario ni cenar juntos. Harry lo aceptó sin dar reproches.
—Charlie le llevará de regreso al hotel. Oh, y quería comentarle que he contratado a un par de hombres de seguridad privada para que le acompañen en su estadía en el hotel. Harán turnos para hacer guardias durante la noche y le servirán de guardaespaldas en caso de que decida salir por su cuenta en momentos en los que no requiera de su presencia, ¿está bien?
Harry asintió con algo de desconcierto. No se esperaba que Louis le pusiera guardaespaldas.
Vaya que se tomaba muy en serio lo de querer brindarle seguridad.
—Oh, y una cosa más: haré que le lleguen unas llaves para que pueda manejarse con un auto propio. Será bueno para su imagen que cuente con aquella independencia. Podrá ir y venir a mi casa con el. También le voy a acercar un mapa con el recorrido marcado así no tiene inconvenientes.
—No, yo... Yo no sé conducir.
Louis se detuvo y le miró.
—¿No sabe conducir?
Harry negó con la cabeza y frunció los labios con pena, dándose cuenta de que había tantas cosas que él no sabía hacer. Tantas malditas cosas que para los demás debía de ser normal. Dios mío, si sacaba el hecho de que era muy bueno con las armas y el combate, y con la seducción, y con la cocina, y los quehaceres de la casa, luego ¿qué quedaba? Un completo incompetente bueno para nada.
—Lo siento, yo... no debí asumir que sabría —le oyó decir a Louis, como si fuese su culpa.
—No se preocupe, le pido yo disculpas. Es algo que... bueno, normalmente la gente sabe, supongo, pero el tema es que yo, bueno, hay muchas cosas que... —Harry suspiró y agachó la mirada—. En fin, lo siento.
—No, tranquilo. No pasa nada. No tiene que pedirme disculpas. Quería que tuviera un aire más independiente, pero no hay problema. Unos cambios en el guion y estamos listos. Ahora seré el novio servicial que no le permite viajar por su cuenta, por lo que yo le recojo y le llevo adonde sea. Un poco anticuado y cursi para mi gusto, pero vende. ¿Qué le parece?
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cherry wine ❧ larry
Fanfiction1990. Pasaron dos años desde que la guerra entre las dos familias más poderosas de la mafia siciliana instaladas en Nueva York comenzó. La paranoia abunda entre los Berlingieri, quienes temen ser traicionados por sus mayores aliados: los famosísimos...