❦ cinco ; príncipe de inglaterra, prostituto del bronx ❦

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Una pequeña nota yacía en una de las impecables mesitas de noche de aquella suite que compartía con Louis. Harry la inspeccionó antes de levantarse. 

“Por si despierta en algún momento de la mañana: me encontraré abajo, en la cafetería. No hace falta que venga. Puede pedirse servicio a la habitación. En todo caso, si llega a bajar, vístase con ropa cómoda. Presentable.    

                                                                             L.”

La letra era un tanto desprolija con una cursiva descuidada. Apenas se entendía. Harry supuso que había sido escrito con rapidez, sin darle muchas vueltas.

Dejó la nota y, de inmediato, encargó por teléfono que le subieran el desayuno. Ni loco bajaría cuando podía quedarse allí, en bóxer, tirado cómodamente en aquella majestuosa cama digna de un rey. Se estiró cuanto pudo sobre las desordenadas sábanas y suspiró, dibujando una leve sonrisa. Oh, si, esto era lo que se merecía.

No se molestó en vestirse al recibir su pedido, no importándole ya que alguien más lo viera, mucho menos un simple empleado. Se otorgó el lujo de desayunar en la cama, degustando deleitosamente la exquisitez de la casa. Luego limpió todo y se echó en la cama un rato más, sintiéndose más que satisfecho con su pancita hinchada.
      
No supo cuánto tiempo se quedó allí tendido, pero apenas oyó el ruido de la puerta supo que su paz había terminado. Harry saltó de la cama y corrió al baño por una bata. Estaba terminando de atársela cuando Louis entró en el cuarto.

—Que bueno que no se haya vestido aun. Mi padre y mis hermanos han organizado para jugar al golf —anunció mientras se encaminaba hacia su vestidor—. Así que ya sabe como debe vestirse.

Harry titubeó.

—De acuerdo, pero no sé jugar —dijo ciertamente preocupado de que aquello llegase a ser un problema. 

—Mejor que así sea. De lo contrario, hubiese tenido que pedirle que fingiera no saber. Porque el punto de esto es, además, montar la escenita de enamorado alfa enseñándole a su omega, ¿comprende?

Harry suspiró, recordando de pronto un suceso de su pasado. Le fue imposible no trasladarse a cuando era más chico y tenía deseos de aprender a jugar tenis. Valentino fue quien le enseñó, transformando la situación en un juego de coqueteo y seducción.

Sacudió la cabeza, haciendo a un lado aquel recuerdo, no pudiendo creer que a cada rato pensara en Valentino. Como se notaba que era el único alfa con el que había estado, como se notaba que no concebía más referencia que la de él. Harry comenzó a extrañarlo de repente. Lo supo por aquel vuelco que dio su estómago y aquella extraña sensación de vacío que le abrumó por un instante.

No supo qué pasó, pero se sintió, de pronto, tan lejos de casa; tan lejos de su alfa de confianza.

Oh, como deseaba estar ahora mismo con Valentino. Como deseaba que aquellas realmente fueran unas vacaciones; unas vacaciones que pasar junto a él. Harry se imaginó lo entretenido que sería estar en aquel hotel de Las Vegas junto a Valentino como su pareja. Su pareja oficial. Harry suspiró con aires de amargura y regresó a la realidad.

Fue a buscar su ropa para jugar al golf.



Santino Ricci era el otro medio hermano de Louis por parte de su padre. Era un alfa que ya había pasado de los cuarenta, y Harry lo conocía. En varias oportunidades, había estado en la residencia Berlingieri en eventos y demás. Y sin embargo, Santino no le conocía a él. Santino jamás lo había visto hasta ahora. Pues, como de costumbre, Harry era ajeno a todo aquello.

Apartado de la vida social de la familia, Harry lo observaba todo a la distancia través de unos binoculares, siendo pocas las veces que se atrevió a acercarse para ver por la ventana tal cual sigiloso minino moviéndose en la oscuridad.

cherry wine ❧ larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora